Espacio

Los investigadores recogen piezas básicas de la vida en un asteroide

Las muestras del cometa Ryugu obtenidas por la misión Hayabusa2 contienen compuestos orgánicos nitrogenados, como uracilo y vitamina B3

Representación artística de la sonda Hayabusa2 con el resplandor azulado producido por sus motores de iones.
Representación artística de la sonda Hayabusa2 con el resplandor azulado producido por sus motores de iones. DLR German Aerospace CenterDLR German Aerospace Center

El afán de exploración del ser humano es insaciable. Tanto tiene de cierto esta frase que las fronteras de lo que se puede y no se puede alcanzar son difusas, y parece que el límite actual se encuentra en la financiación, dedicación y empeño que les ponen ciertas organizaciones para llegar más allá. Por ello, gracias a las agencias espaciales, nos encontramos en una posición extremadamente emocionante en la exploración del cosmos. Esta última década el ser humano ha conseguido fotografiar Plutón con la sonda New Horizons, ha descubierto miles de exoplanetas, ha desviado un asteroide de su órbita, ha tomado la primera foto de un agujero negro y ha puesto en órbita el James Webb, el mayor telescopio espacial hasta la fecha. La sucesión de noticias deslumbrantes parece no tener fin, como muestra un artículo publicado en Nature Communications, Ya que gracias a la Agencia Japonesa de Exploración Aeroespacial ahora contamos con una pista más de cómo pudo surgir la vida.

Un disparo certero

“Vine, vi y recogí” es un buen resumen de la misión Hayabusa2, aunque el proceso detrás de esas tres palabras llevó décadas de preparación y un trayecto de varios años. Como todos los viajes, el de la sonda Hayabusa2 tiene un inicio, concretamente día 3 de diciembre de 2014 con el encendido de los motores. Por delante de la misión, millones de kilómetros del vacío del espacio hasta la llegada al asteroide 162173 Ryugu, un cuerpo de aproximadamente 1 kilómetro de diámetro que gira alrededor del Sol a una distancia similar a que orbita La Tierra, aunque la de este asteroide es mucho más excéntrica. El encuentro entre el asteroide y el satélite sucedió el 27 de junio de 2018, y fue el punto de partida para comenzar los experimentos.

Los 600 kilogramos del Hayabusa2 contenían cuatro rovers para explorar la superficie del cometa, varias cápsulas para la toma de muestras y otros instrumentos científicos para realizar mediciones de otro tipo. La misión incluía la recolección de dos tomas de muestras que iban a traer de vuelta a La Tierra; una recolección se realizaría en la superficie y otra en profundidad. Para la toma de muestra en superficie se disparó un proyectil de 5 gramos de tántalo a 1080 kilómetros por hora, lo que eyectó pequeños trozos de la superficie que fueron recogidos por la nave. La toma de muestra en profundidad, en cambio, fue mucho más explosiva.

La Hayabusa2 contaba con un arma capaz de operar de manera autónoma denominada Small Carry-on Impactor (SCI). El arma era una especie de cañón que podía disparar un proyectil de 2,5 kg contra la superficie del asteroide con la finalidad de dejar expuesto el subsuelo. Tras colocarse en posición y detonar la carga, ocurrió el impacto y el pequeño proyectil excavó un cráter de 10 metros de diámetro. Unos días después, tras disiparse la nube de rocas que salió despedida, la sonda tocó tierra en el cráter para tomar la muestra y emprendió la vuelta a La Tierra, donde dejaría ambas muestras para que fuesen analizadas por los investigadores.

¿De qué está hecha una roca espacial?

Los análisis iniciales mostraron la presencia de una gran variedad de moléculas orgánicas en las muestras de Ryugu, entre los que se incluyen aminoácidos, hidrocarburos aromáticos y ácidos carboxílicos, aunque en cantidades muy pequeñas. Posteriormente, el desarrollo de nuevos métodos de análisis mucho más precisos ha permitido detectar otro elemento orgánico: uracilo. El uracilo, junto a la adenina, citosina y guanina, es uno de los 4 nucleótidos que forman el ARN o ácido ribonucleico, que se encuentra presente en todas las células para cumplir diversas funciones vitales en el organismo. Además, han detectado vitamina B3, así como otras moléculas heterocíclicas del nitrógeno.

Fotografías de las muestras A0106 y C0107 recogidas en el asteroide Ryugu, durante el 1er muestreo de aterrizaje y el 2º muestreo de aterrizaje, respectivamente.
Fotografías de las muestras A0106 y C0107 recogidas en el asteroide Ryugu, durante el 1er muestreo de aterrizaje y el 2º muestreo de aterrizaje, respectivamente. Yasuhiro Oba, et al. Nature Communications. March 21, 2023Nature Communications

Este descubrimiento, realizado por un equipo internacional dirigido por el Profesor Asociado Yasuhiro Oba de la Universidad de Hokkaido, sugiere que las moléculas precursoras de la vida se formaron en asteroides carbonáceos, incluido Ryugu, durante las primeras etapas de formación del Sistema Solar. Según esta hipótesis, los asteroides colisionaron entre ellos y sus pedazos bombardearon la Tierra primitiva con moléculas orgánicas que, tras darse las condiciones adecuadas, acabarían por crear vida. Estos resultados serán comparados con las muestras del asteroide Bennu que ha tomado la misión OSIRIS-Rex de la NASA y que se espera que lleguen a nuestro planeta en septiembre del 2023.

QUE NO TE LA CUELEN:

  • La misión Hayabusa2 finalizó con éxito, pero la nave no ha quedado inoperativa. Actualmente la misión original ha pasado a llamarse Hayabusa2, una extensión de la misión original que pretende que la nave espacial visite otros dos asteroides: 2001 CC 21 en Julio de 2026 y 1998 KY26 en Julio de 2031

REFERENCIAS (MLA):