El Gallinero

No son días felices para el alcalde

Dos reveses en horas: el revés del PSPV con la «chorrada» del monolito y la afrenta a Catalá embarazada

No han sido unos días felices los últimos para el alcalde de Valencia, Joan Ribó. Entre estos disgustos, por poco que le afecten, y el «entusiasmo» que desprende hacia la política, no extraña la rumorología pública respecto a su marcha en 2023. Aunque mi amigo Rogelio insiste en que esa huida no termina de verla, sobre todo cuando puede ser la prórroga la conclusión más cómoda para Compomís dada la batalla interna por alcanzar la sucesión.

A lo que iba. Ribo ha recibido dos contrariedades en la misma semana. Por un lado, el revés que le ha propinado su socio de gobierno, el PSPV, uniéndose al PP para derribar el monolito erigido por decisión exclusivamente personal en la plaza del Ayuntamiento a la memoria del 15-M, Una chorrada que va a ser suplida por otra chorrada, como si una de igual medida lavara la otra. Hace falta tener imaginación para levantar un monumento al 15-M u otro a las organizaciones sociales. ¿Por qué no a los aficionados del Levante y Valencia Basket masculino y femenino? Omito el Valencia porque ya lo tiene en la misma céntrica plaza.

Por otra, su desliz impropio de cualquier hombre con la portavoz del PP en el Ayuntamiento, María José Catalá, echándole en cara con tintes de mofa su ausencia en el pleno municipal sin tener en cuenta, así lo imagino al menos, su situación de embarazo de seis meses. Una afrenta que no borró, al revés, con sus posteriores e inoportunas palabras hacia ella. Así es la vida.