Empresa

Los negocios femeninos nacen peor financiados por la desconfianza de la banca

Muchas mujeres se financian a través de amigos o familiares

Pilar Bernabé (i); Adela Valero (ci), Alicia Rubio (cd) y Helga Figueroa durante el foro organizado por Efe sobre "Emprendimiento y mujer".
Pilar Bernabé (i); Adela Valero (ci), Alicia Rubio (cd) y Helga Figueroa durante el foro organizado por Efe sobre "Emprendimiento y mujer".Ana EscobarAgencia EFE

Los proyectos empresariales liderados por mujeres nacen de media peor financiados que los proyectos masculinos por una menor confianza de la banca y los fondos de inversión, lo que junto a los problemas de conciliación o la ausencia de referentes, son los principales escollos que encuentra la mujer a la hora de emprender.

Así se ha puesto de manifiesto en el foro “Mujer y emprendimiento”, organizado por EFE y celebrado en Adeit Fundación Universidad-Empresa, donde cuatro mujeres, representantes de la política, la universidad y el mundo empresarial han coincidido en destacar la necesidad de romper, con educación, todos esos estereotipos.

Alicia Rubio, catedrática de Organización Empresarial de la Universidad de Murcia y una de las autoras del informe elaborado por el Observatorio del Emprendimiento de España (Red GEM España) para Coca-Cola, dentro de su programa de emprendimiento GIRA Mujeres, ha explicado que el ‘capital semilla’ para iniciar un negocio es de unos 64.000 euros en el caso de las mujeres y de 74.000 en los hombres.

La mujer asume más riesgos

Esto conlleva que los negocios masculinos “nacen fuertes, con más dinero”, pero además las mujeres asumen más riesgos porque “tienen peor acceso a las fuentes bancarias” y, mientras que los hombres se financian más con los bancos, en el caso de la mujer es a través de los amigos o familiares.

Esto significa que, ya de partida, los proyectos femeninos nacen con desventaja frente a los masculinos en cuanto a su propia concepción financiera, es decir, que aparte de las dificultades que pueda encontrar el emprendimiento femenino por cuestiones culturales, existe una importante brecha meramente económica y financiera.

Una brecha que “vemos también cuando hablamos de salarios o de la posición que ocupa la mujer en la empresa”, ha añadido Rubio.

Por su parte Pilar Bernabé, teniente de alcalde del Ayuntamiento de València y responsable del área de Desarrollo Económico y Empleo, afirma que en los fondos de capital riesgo, de toda la financiación privada que reciben proyectos emprendedores, solo se destina a las mujeres el 2 por ciento, según un informe de Bussiness Angels.

“Si ya lo tienen difícil a nivel de entidades financieras, imaginaros además con inversores privados, todavía mucho más”, afirma Bernabé, quien asevera que un “dato preocupante” es que solo el 20 por ciento de las empresas emergentes (startup) son lideradas por mujeres.

Por su parte, Helga Figueroa, ganadora de la quinta edición del programa de emprendimiento Gira Mujeres de Coca-Cola con su proyecto DoggieSnax, reconoce que ha sido emprendedora toda su vida y que las mujeres “siempre hemos tenido mucha dificultad para financiarnos, sobre todo con financiación bancaria”.

“En las varias veces que he emprendido siempre he liderado yo y me he encontrado con que necesitaba muchísimos avales, nos pedían saber quién estaba detrás del proyecto, si no solo era yo”, asegura Figueroa.

Preguntada por si mostraban menos confianza en el proyecto por el hecho de estar impulsado por una mujer, afirma que “sí, pero muy sutilmente” y explica que si acudía con un compañero pensaban que era él el que lideraba la empresa. “Hay un machismo imperante que sigue pensando que teniendo dos personas delante, la mujer no es la que manda”.

La necesidad de formarse

Por su parte, Adela Valero, vicerrectora de Empleo de la Universitat Valencia, considera que la única forma de mejorar la sociedad es tener capacidad de emprendimiento pero orientada al valor social, económico y ambiental, como recogen los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

La capacidad emprendedora también se aprende y “está demostrado que las personas que tienen formación tienen mayor capacidad emprendedora”, afirma Valero, que añade que cuando tienes formación “el proyecto se consolida antes, dura más tiempo”.

En el caso del autoempleo, las mujeres prefieren los temas relacionados con los cuidados, las artes y las humanidades, pero en el caso de los grados STEM, ciencias e ingeniería, hay más autoempleo y mayor emprendimiento en hombres. “Es algo que debemos tratar en las niñas desde que son pequeñas, desde el colegio”, indica Valero.

Señala además que hay que distinguir el emprendimiento por necesidad, que es más propio de zonas menos desarrolladas y menos innovador, del emprendimiento de gente formada, “que es lo que hay que buscar para aumentar la calidad de vida de la gente y de la sociedad”.

De hecho, el informe GEM recoge que en la actualidad, el 17 por ciento de las mujeres se encuentra inmersa en un proceso de emprendimiento en España (frente a un 22 por ciento de los hombres), aunque el porcentaje se incrementa al 22 por ciento en el caso de la mujer rural.

En el caso de las mujeres del mundo rural, emprenden por necesidad, tienen menos formación, menos niveles de renta y se trata de proyectos “más flojos pero más atrevidos porque hay necesidad. La mayor necesidad de buscar un empleo agudiza el ingenio y hace saltar a las mujeres”, indica Rubio.

Resalta además que la brecha de cinco puntos entre hombres y mujeres que emprenden, “aunque parece muy grande, es cinco puntos menor que la que hay en la media europea o en Estados Unidos. Estamos bastante bien”.

Además, la concejal Pilar Bernabé destaca que los beneficios de las empresas lideradas por mujeres aumentan entre el 5 y el 20 por ciento porque favorecen el trabajo en equipo, el liderazgo compartido y la empatía

En cuanto a las mujeres universitarias, solo un 3 por ciento reconoce que quiere emprender justo al acabar su carrera, porcentaje que sube a un 20 por ciento si la pregunta es a cinco años, lo que en opinión de Rubio significa que “hay todavía un miedo a salir a emprender y piensan que necesitan un poco de recorrido antes de lanzarse”. Además, mientras los chicos prefieren trabajar por cuenta ajena, las mujeres prefieren ser funcionarias en mayor porcentaje que los hombres.

Sobre este aspecto Helga Figeroa asegura que las mujeres “tenemos más miedo escénico pero también mucho más síndrome del impostor”, lo que hace que “muchas veces tengamos mucho más miedo a la hora de emprender porque nos sentimos que no somos capaces, pero esto es algo psicológico y que viene dado por todas las barreras que hemos tenido que ir superando”.

Todas las ponentes coincidieron también en la ausencia de referentes femeninos en el mundo empresarial como uno de los grandes escollos. “Entre las empresas del IBEX35 solo hay cinco lideradas por mujeres”, recuerda Bernabé, para quien “la conjura ahora está en visibilizar y en crear las redes para que las mujeres se empoderen y, sobre todo, se visibilice ese talento y ese liderazgo en todos los ámbitos”.

A esto hay que añadir los problemas de conciliación, que en el caso de la Universidad de Valencia se evidencia según Valero en que “hay más mujeres pero los puestos elevados suelen ser asumidos por hombres, una brecha que en muchas ocasiones se produce porque la mujer en edad fértil y reproductiva tiene otros requerimientos de su tiempo”.