
Cultura
El cierre de la librería 80 Mundos de Alicante reabre el debate en torno a los apartamentos turísticos
Es la más antigua de la ciudad, y debe abandonar su ubicación porque está en un edificio que se destinará íntegramente a viviendas turísticas

Mantener abierta hoy día una librería en cualquier ciudad es un acto de resistencia. Ese acto, de valentía y de defensa a ultranza de la lectura, la escritura y el pensamiento crítico, es el que han realizado los cuatro propietarios de 80 Mundos de Alicante, la librería más antigua que se fundó en 1984; es, por tanto, más que un espacio para la cultura, es un símbolo y una referencia para generaciones y generaciones de alicantinos que han comprado allí sus libros de texto al inicio del curso escolar y las novelas de sus escritores favoritos y novedades literarias.
La noticia de que cerrará sus puertas en su actual ubicación -el número 14 de la Avenida General Marvá- ha generado un auténtico terremoto en Alicante, cuyas réplicas aún se sienten. Como es lógico, para Carmen Juan, Sara J. Trigueros, Ralph Del Valle y Marina Vicente -sus actuales dueños, quienes compraron la librería a Fernando Linde en 2018- que les comunicaran que deben echar la persiana del local fue un mazazo.
Máxime cuando la razón es la compra del edificio, en cuyos bajos se encuentra 80 Mundos, para convertirlo en un bloque de apartamentos turísticos.
El mazazo fue del tal calibre que generó una reacción en cadena de solidaridad por parte de los alicantinos -clientela fiel, personas que han crecido y aprendido a amar la literatura en esas cuatro paredes- y del propio alcalde, Luis Barcala.
Fue a raíz de que trascendiera la noticia del cierre -la fecha que se baraja es final de septiembre- cuando Barcala anunció que la moratoria de dos años en la concesión de licencias para apartamentos turísticos de edificios residenciales se extendía a bloques enteros también. De hecho, en el pleno ordinario de este mes, el Ayuntamiento dará luz verde a ese cambio en la normativa.
«Alicante no tiene ningún problema de saturación turística, pero tenemos la obligación de ordenar y regular un crecimiento sostenible para no morir de éxito ni matar a la gallina de los huevos de oro», dijo el alcalde.
Para Vicente, y los otros propietarios del 80 Mundos, «la medida llega tarde; nos habría gustado que se aprobara antes porque ahora no estaríamos viviendo el cierre de la librería». No obstante, en declaraciones al diario LA RAZÓN, agregó que «se alegran de que otros locales tradicionales del centro de Alicante se puedan beneficiar en el futuro de ese cambio», en alusión a la ampliación de la moratoria a la concesión de licencias para edificios destinados íntegramente a apartamentos turísticos.
Lugar privilegiado
Ubicada entre las escalinatas del Instituto de Educación Secundaria Jorge Juan y la plaza de los Luceros -otras dos lugares emblemáticos de Alicante- 80 Mundos es mucho más que una librería. «Es un centro cultural en pleno centro de la ciudad, y un club social, un lugar en el que compartir experiencias y actividades culturales y todas gratuitas», explicó Vicente. Un espacio de 300 metros cuadrados de libros condenado a convertirse en un patio interior en torno al cual se erigirán apartamentos turísticos.
«Nos dijeron literalmente que nos teníamos que ir, que en los planes de los nuevos propietarios en ningún caso está mantener la librería», agregó Vicente. Dado que en septiembre es la campaña de venta de libros de texto -importante como fuente de ingresos en todas las librerías-, los dueños pidieron tiempo para salvar esa venta. «Una librería es un negocio que te da sólo para mantenerte», añadió Vicente; la respuesta por parte de la empresa que ha adquirido el inmueble fue que tenían de plazo hasta el 30 de septiembre.
«Así no salvamos la campaña de libros», matizó Vicente, dado que, desmontando el negocio, es difícil atender a la clientela en buenas condiciones. Los propietarios no se rinden y están buscando local para seguir con el proyecto de 80 Mundos en otro espacio.
Fruto de esa ola de solidaridad, clientes de la librería que son abogados ofrecieron a los dueños plantar cara a la empresa propietaria del edificio. «Solo piensan en términos de rentabilidad, es decir, en ganar dinero; el contrato incluye una cláusula por la que nos corresponde una indemnización de apenas dos meses», añadió.
Mientras el debate sobre cómo poner coto a los apartamentos turísticos en el centro de Alicante sigue abierto, otro establecimiento de corte tradicional, en este caso icono de la vida cultural, muere.
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