Esta es la única iglesia de España con dos cuadros de Goya en su interior

La Catedral de Valencia esconde tantos elementos artísticos valiosos que la convierten en un lugar de visita obligada. Es más, hasta el valenciano más asiduo descubrirá cada vez algo nuevo.

Más allá del culto religioso al que está destinada, la Catedral destaca por la riqueza de sus frescos. Los ángeles músicos se descubrieron en junio de 2004. Habían permanecido ocultos tras la bóveda barroca más de 300 años. Son pinturas de la segunda mitad del siglo XV realizadas por los artistas italianos Francesco Pagano y Paolo de San Leocadio en la primera bóveda gótica de la Catedral.

Destacable también son las obras del Museo Catedralicio Diocesano, donde se conservan obras de arte que no están dedicadas al culto, entre las que se encuentran, tablas, óleos, esculturas y piezas de orfebrería además de albergar un subterráneo con restos arqueológicos.

Lo que muchos no saben es que también es la única catedral de España que cuenta con dos obras de un genio de la pintura española, Francisco Goya.

Se trata de dos óleos situados en la capilla a San Francisco de Borja.

En el lado izquierdo hay una obra pintada en 1788 en la que se representa a San Francisco de Borja despidiéndose de sus familiares en su palacio de Gandía para ingresar en la compañía de Jesús.

En el otro lado, pintado en el mismo año que el anterior, aparece San Francisco de Borja tras ser ordenado sacerdote jesuita y asistiendo a un moribundo impenitente. "La sangre de Cristo protege al pecador de los demonios que esperan llevarse su alma".

El Santo Cáliz

Tal y como también informa la Catedral en su portal, la tradición asegura que alberga la misma Copa que utilizó el Señor en la última Cena para la institución de la Eucaristía.

Se trata de una taza de Ágata que fue llevada a Roma por San Pedro y lo conservaron los Papas sucesores a este hasta Sixto II, en que por mediación de su diácono san Lorenzo, oriundo de España, fue enviado a su tierra natal de Huesca en el siglo III para librarlo de la persecución del emperador Valeriano.

Durante la invasión musulmana fue ocultado en la región del Pirineo y, finalmente, en el monasterio de san Juan de la Peña (Huesca).

La reliquia fue entregada en el año 1399 al rey de Aragón Martín el Humano, posteriormente estuvo en el palacio real de la Aljafería de Zaragoza y en el Real de Valencia, hasta que, con motivo del viaje del rey Alfonso V el Magnánimo a Nápoles, fue entregado a esta Catedral de Valencia en el año 1437.

Allí fue conservado y venerado durante siglos entre las reliquias de la Catedral, y hasta el siglo XVIII se utilizó para contener la forma consagrada en el «monumento» del Jueves Santo, hasta que fue finalmente instalado en la antigua Sala Capitular, habilitada como Capilla del Santo Cáliz en el año 1916. Durante la guerra civil (1936-1939) permaneció oculto en el pueblo valenciano de Carlet.