Cultura

El tesoro que custodia la Catedral de Valencia

Los documentos que alberga la Seu conforman todo un legado de la historia del pueblo valenciano, sus costumbres y tradiciones

Desde su construcción, el archivo de la Catedral se ha conservado prácticamente en su totalidad, y no sufrió daños durante la Guerra Civil
Desde su construcción, el archivo de la Catedral se ha conservado prácticamente en su totalidad, y no sufrió daños durante la Guerra CivilLa Razón

El inventario de joyas traídas por Eudoxia Lascaris (1248-1311), princesa bizantina; la donación del Lignum Crucis a la catedral por la emperatriz de Nicea Constanza de Hohenstaufen (1230-1307; 60 bulas pontificias de Bonifacio VIII y privilegios reales de Jaime II relacionadas con las campañas del almirante de la Corona de Aragón Roger de Llúria y las de Sicilia y el Mediterráneo, así como la correspondencia de Rodrigo de Borja, más tarde Alejandro VI, con su hijo y de otros miembros de la familia más universal valenciana (cinco de sus miembros fueron sucesivamente obispos y arzobispos de Valencia) son solo algunos de los documentos que se custodian en el Archivo de la Catedral de Valencia.

Un legado que conforma la historia del pueblo valenciano más allá de toda la documentación eclesiástica que alberga. De hecho, las catedrales agrupan todavía hoy el mayor depósito de patrimonio histórico artístico del estado español incluido el documental bibliográfico. Son nuestra memoria, según afirma Vicente Pons, canónigo archivero de la Catedral y profesor de la Universitat de València.

En general, los archivos catedralicios, diocesanos, parroquiales y monásticos custodian información que permite documentar las costumbres, las tradiciones, las relaciones comerciales, políticas o sociales que permiten contextualizar y analizar una época determinada de la historia.

La Catedral de Valencia, en concreto, contiene parte de la documentación más antigua que se conserva en la Comunitat Valenciana. Incluso la más numerosa de algunos momentos de la historia. La Seu conserva y custodia más de 10.000 pergaminos desde el siglo XII al XIX, 7.000 legajos, 117 incunables, 430 manuscritos, varios miles de imágenes, además de la Biblioteca auxiliar e histórica, hemeroteca y otros fondos especiales de destacados personajes de la historia reciente valenciana.

Y no solo eso. Además, protegidos por los sillares del emblemático edificio, se guardan protocolos notariales, privilegios y cartas reales, bulas y breves pontificios, actas capitulares, libros de fábrica en los que se describen los gastos e ingresos que permiten conocer los pagos que se hacía a arquitectos, pintores, escultores y todo tipo de oficios que participaban en las distintas fases de la construcción y decoración del templo.

Como señala Vicente Pons, nada sabríamos de las pinturas renacentistas de la bóveda del presbiterio de la Catedral de Valencia si no fuera por los documentos conservados en su archivo que muestran, por ejemplo, el contrato suscrito con los pintores italianos San Leocadio y Pagano (1472), quienes llegaron a la ciudad en el séquito del cardenal arzobispo de Valencia y nuncio: Rodrigo de Borja. En la documentación elaborada en aquel momento se detallaron lo materiales que se utilizaron para su elaboración, lo que ha permitido desarrollar con éxito la restauración realizada recientemente que fue financiada por la extinguida Fundación La Luz de las Imágenes.

O el documento de donación de una de las espinas de la corona de Cristo que, en marzo de 1256, el rey de Francia San Luis regalaba al obispo después de conservarla, junto a otras reliquias, en la Saint Chapelle de París. La condición para el obsequio fue que rezasen por él y que se conservara en un relicario situado en un lugar apropiado.

El oficio redactado en aquel momento contextualiza y documenta las pinturas del Reconditori de la Catedral que las data en el último tercio del siglo XIII. Lo mismo ocurre con la imagen de alabastro de la Mare de Déudel Cor o de la Cadira, hoy llamada del Buen Parto, una obra de 1465 del platero y escultor Joan de Castellnou.

Desde su constitución, el Archivo de la Catedral de Valencia se ha conservado prácticamente en su totalidad, dado que no sufrió muchos daños durante la Guerra Civil por la labor de Felipe Mateu i Llopis que lo custodió en la Iglesia del Patriarca. Aunque la documentación es continuada a partir de la mitad de la mitad del siglo XIII tras la conquista de Valencia en 1238, se pueden encontrar varias bulas pontificias de Urbano II (1042-1099), una de Honorio III (1216-1222) y dos del papa Gregorio IX, de 1232.

El documento más antiguo es un pergamino de 1060 expedido en el monasterio de san Miguel de Venecia y que corresponde a una donación. Además, destacan ocho documentos reales anteriores a Jaume I y un total de 120 del monarca conquistador, entre los que sobresalen 82 pergaminos.

El archivero de la Catedral destaca el rico archivo musical con figuras como Juan Bautista Comes o Joan Cavanilles, agrupado en partituras libros de coro, la colección de manuscritos medievales que es la mayor colección de la Comunitat Valenciana después de la Biblioteca Universitaria de Valencia, los códices iluminados procedentes de los mejores talleres de Italia y Francia, además de los confeccionados expresamente para la Catedral entre los que figura el más antiguo de los códices latinos dels Furs de València, o los 30 volúmenes de la Biblia de los papas deAviñón, procedentes de la Biblioteca papal.

Albergados por este colosal patrimonio documental, los próximos días del 12 al 15 de septiembre, se reunirán en la ciudad del Turia especialistas de toda Europa Durante cuatro días. Se hablará de la utilización de las nuevas tecnologías y la actualización de la gestión, así como cuestiones relativas a la propia documentación que gestionan. El congreso lo organizan los archivos diocesano, de la catedral y del Colegio de Corpus Christi de Valencia.