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Marta Rivera: «No hallé material novelable en la política, es poco inspiradora»

La consejera de Cultura de la Comunidad de Madrid habla del “ayusismo”, desvela qué habría hecho con la biblioteca Pardo Bazán y la misión que le ha encomendado a Toni Cantó

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En la Casa Museo de Lope de Vega ha encontrado uno de sus refugios. Allí, el poeta escribió sobre su huerto y también hay testimonio de los naranjos aunque ella no se cobije ya a la sombra de uno de ellos. Combina el arte de la palabra con la intriga política. Le hubiera gustado ser investigadora filológica, aunque es un sueño que la vida le hizo reformular. Adora a los niños, cuando deje la política espera volver a escribir novelas y dice que sus padres le enseñaron a «no perder nunca la oportunidad de portarme bien con alguien».
¿Cuántas veces ha negado ser hermana de Albert Rivera?
He perdido la cuenta de las veces que he tenido que decir que no lo soy, ni prima ni tía. Una vez le respondí a un señor que se puso pesado que yo era su abuela. Lo malo es que parece que me creyó.
No, creo que es una persona feliz, que está ejerciendo un trabajo que le gusta y está con su familia, a la que había renunciado estos años. En absoluto.
Si le pongo un teclado... ¿qué trama política escribiría a lo Jessica Flecher?
Sobre la desaparición de un discurso de investidura un segundo antes de que saliera el candidato.
¿El «ayusismo» es una nueva religión?
Es un fenómeno, más bien, alrededor de una figura que no tiene un precedente desde hace mucho tiempo. Se estudiará en los manuales de comunicación política del futuro.
¿Ha vendido ya todas sus prendas naranjas?
No, yo tengo ropa naranja en el armario, y la que me queda bien, que son un par de cosas, ahí está y la seguiré usando.
¿Cómo es ser la jefa de Toni Cantó?
Toni y yo ya hemos trabajado juntos un par de veces. La primera vez que hablamos, estaba encargada del área de cultura del partido -Cs- y él acababa de incorporarse, y ese día ya me llamó «jefa». Durante dos años nos sentábamos al lado en el hemiciclo. Prefiero pensar en equipos y aprovechar las cualidades de cada uno.
¿Cuál es la tarea que le va a encomendar? Parece un misterio sin resolver...
Se le ha encargado a Cantó, pero si no la hubiera ocupado Toni se le habría encargado a otra persona. La oficina del español pretende aglutinar todas las posibilidades que tiene el idioma en la Comunidad de Madrid como herramienta de negocio y, además, ser una palanca de la cultura del español porque su enseñanza en la Comunidad no está suficientemente explorado.
¿Es de las que creen en las meigas?
Sí, por supuesto. Tengo muchas pruebas de que existen. Cuando te encuentras en una noche del mes de noviembre en Galicia y escuchas un ruido que no sabes de dónde viene entiendes eso de la Santa Compaña. Los gallegos tenemos muchos motivos para creer en las meigas y me parece que ellas son las causalidades y las sorpresas que te da la vida.
¿Cuál es el mejor consejo que le hayan dado?
Me lo dio Ana María Matute. Yo tenía muy buena relación con ella y me dijo un día, que ella tuvo un matrimonio muy feliz, y me dijo que no me acostase nunca sin hacer las paces con mi marido cuando nos hubiéramos enfadado. Lo llevo a rajatabla.
¿Es de las que podría dar una nueva oportunidad a un ex?
Soy de las que creen que en el corazón segundas partes no fueron buenas. Con algunos tengo buena relación, con otros he perdido el contacto, pero no me veo yo con esas segundas oportunidades...
¿Tampoco para un ex partido?
Hay viajes que cuando se acaban, se acaban. No creo que entrar y salir de un partido tenga mucho sentido.
¿Cómo se hace para irse de un lugar y que la sigan queriendo?
Primero hay que proponérselo, respetar muchísimo a las personas y a las instituciones, ser agradecida y leal. Desconfío de la gente que, cuando acaba un matrimonio o sale de un trabajo, habla mal de ellos. Si has estado en un sitio, has estado por algo y, cuando te vas, hay que hacerlo cerrando la puerta con cuidado para no lastimar.
¿La política se parece ahora a una corrala?
La política se ha parecido a una corrala y siempre ha habido gente que la envilece. Sí que uno querría poner más orden, llamar a la concordia... Momentos corrala hemos tenido en todos los momentos.
¿Es de las que caminan al estilo Rajoy?
Ando más rápido, tengo un buen trote.
¿Ha hecho el camino de Santiago?
-He hecho un poquito más de los 100 kilómetros necesarios para ganar la Compostela y fue una experiencia maravillosa, muy emocionante y el peregrinaje es algo muy especial que solo se entiende cuando participas de él. Recuerdo la sensación de hermandad entre los peregrinos, cómo la gente se ayudaba en el camino.
¿Qué caja del tiempo le gustaría hallar en la casa de Lope?
Aquí no hay sorpresas porque está todo muy inventariado. He pensado alguna vez lo maravilloso que sería poder abrir alguno de esos libros y encontrar un papel autografiado por él.
¿Cómo habría sido una conversación entre Quevedo, Lope, Federico y Marta Rivera?
Yo ahí me hubiera pedido ser la convidada de piedra. Lo único que hubiera hecho es sentarme en una esquina, hacerme invisible y, si me dejaban, tomar notas.
¿Habría aceptado la donación de la biblioteca Pardo Bazán?
La RAE dijo que no lo aceptaba porque no quería entrar en polémica. Creo que en eso siempre hay que mirar la letra pequeña, qué implica aceptar un legado como ese y, sobre todo, saber si uno tiene donde eso pueda estar donde se merece. Tendría que haberlo estudiado. Pardo Bazán es para mí referencial, me interesa mucho como personaje y me hubiera costado mucho decir que no a una cosa de esas.
Si le dieran un sillón en la RAE. ¿Qué letra le gustaría representar?
Bueno, es que, si me dieran un sillón en la RAE, cualquiera se va a poner a pedir encima la letra. La que me dieran, minúscula, mayúscula... Uno piensa siempre en la Ñ, pero cualquiera sería maravillosa. Me acuerdo de que cuando era muy joven, la primera vez que me fui a Reino Unido a estudiar me llevé una camiseta con una Ñ.
¿Cuál es la palabra que más le gusta con esa letra?
Mañana, por todo lo que tiene de esperanza, de fe en el porvenir, que rima con muchas cosas... Es una palabra muy bonita.
¿Qué libro de los que no ha escrito le gustaría que hubiera sido su idea?
Muchísimos, en eso soy muy envidiosa. Cuando leo algún libro... me ha pasado con tantos... Me tiene que gustar muy poco para que no diga: ¿por qué esto no se me ocurrió antes? Hubo uno que, cuando empecé a fantasear con ser escritora, el de El señor de Bembibre, de Enrique Gil y Carrasco que, cuando lo leí pensé que si yo escribiera una novela me gustaría que fuera como esa. Pero he envidiado muchísimas tramas y a muchos autores.
¿La política le da espacio para ponerse a escribir una novela?
La política es poco inspiradora, no he encontrado en la vida política material novelable.
¿Qué le inspira?
La verdad es que el germen de historias sensacionales lo he encontrado leyendo la prensa, en algún suelto en el que no había reparado y dices, aquí puede haber una novela y la hay. Y los suelo recordar.