“España, la primera globalización”: contra la leyenda negra, historia y contexto
Un nuevo documental, dirigido por José Luis López-Linares, explora el origen del mal nombre de España y desmitifica, gracias al contexto, las mentiras históricas de la conquista
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Hace años que las batallas de la cultura son conscientes de que la revisión histórica es su última frontera. Cuando el caso es contemporáneo, y el crimen obedece más a lo contextual que a lo épico, como cuando hablamos del #MeToo o de la discriminación histórica que han sufrido ciertos colectivos y es hora de reparar, el consenso es más amplio que cuando la vergüenza tiene ecos en los libros de Historia, con mayúscula, y la historia, con minúscula, no permite identificar con facilidad e índice acusados a los «malos» y a los «buenos». Es decir, nuestra propia naturaleza humana, históricamente, también es la de nuestros errores y se disputará siempre en el gris.
En ese contexto tan tormentoso, y con tres Premios Goya a sus espaldas, el director José Luis López-Linares se lanzó a poner en pie el documental «España, la primera globalización», que se vio ayer por primera vez en el cine Capitol de Madrid y que, gracias al apoyo de RTVE y a más de 1500 mecenas privados, se estrenará en salas el próximo viernes 15 de octubre. Apenas unos días después del Día de la Hispanidad, la película de López-Linares verá la luz en un momento que, quizá, no le podría venir mejor: tras el asedio político y el torrente de declaraciones ventajistas y poco acertadas del Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, exhortando de nuevo a España y a la Iglesia Católica a «pedir perdón» por las «atrocidades» cometidas desde 1492 en el continente americano; y las «perlas» de la Presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, comparando el nuevo indigenismo latinoamericano con el comunismo, sin explicar muy bien en qué se parecían, un filme como el que se presentó ayer, de firme pulsión histórica y ajeno a patriotismos modernos, intenta verter luz sobre asuntos que, por turbulentos, todavía duelen, pero que deben esclarecerse y narrarse desde el ángulo más aséptico posible, a fin de que las generaciones futuras puedan vivir en paz con ellas mismas y con su memoria.
Adiós a las vergüenzas
«La historia del mundo no se puede explicar sin explicar la historia de España», opina Carmen Iglesias, directora de la Real Academia de la Historia, en una de las decenas de entrevistas que se cruzan testimonialmente en «España, la primera globalización». El documental, estructurado cronológicamente desde la urgencia por la plata que dio alas a expediciones como la de Colón, allá por finales del s. XV, hasta las fechas de la independencia de México y el gran genocidio indígena que supuso la división territorial de América del Norte, es una sucesión de testimonios que hablan del descubrimiento y el asentamiento en el «Nuevo Mundo» como una época de florecimiento cultural.
López-Linares, que presentó en la mañana de ayer el documental a la prensa y a algunos de sus mecenas, lo explica meridiano: «He querido que esta película sea un toque de clarín para que los españoles vean que no tenemos que avergonzarnos de nada en relación con la historia de España, una historia que ha sido enterrada bajo una montaña de propaganda, mentiras y medias verdades que nos hace crecer de alguna manera acomplejados. Como dice Alfonso Guerra en la película, “nuestro caso es un caso especial, los españoles la asumimos desde el primer momento, y nos regocijamos en esa denigración externa”». Y sigue, sobre los puntos clave de la Historia sobre los que el documental intenta desmentir mitos: «Desde el testamento de Isabel I, que es una maravilla, a Cortés aliándose con todas las tribus mesoamericanas contra los aztecas, o Carlos I deteniendo la conquista para plantearse los derechos de los pobladores del Nuevo Mundo; pasando por Magallanes y Elcano recorriendo por primera vez el planeta, el mestizaje -que es algo excepcional-, la Universidad de Salamanca definiendo el calendario que usamos ahora, hasta las hazañas de Blas de Lezo y de Isabel Barreto, son muchos los hombres y mujeres que hicieron de la historia de España y de su imperio la más rica y la más apasionante de todas las historias», añade en defensa del filme.
Esa misma salvaguarda del legado cultural, que por supuesto en el documental también incluye voces de catedráticos argentinos, colombianos o mexicanos, pasa por rostros más conocidos de la historiografía española contemporánea, como María Elvira Roca Barea (autora del súperventas «Imperiofobia»), Stanley G. Paine o Ramón Tamames, quienes dan su punto de vista respecto a los mitos de la colonización. Y quizá ahí radique uno de los triunfos del documental, cuando aborda el nacimiento de la Leyenda Negra achacada al Imperio español y ofrece una tesis del origen de la propaganda negativa sobre España y, de manera satelital, también sobre la Iglesia Católica. Trasladándose incluso al Rijkmuseum de Ámsterdam, el filme se entrevista con comisarios y expertos que no dudan en señalar la imprenta como el gran invento que propició la expansión del argumentario británico y neerlandés: «La propaganda holandesa basaba su eficacia en hablar de buenos y malos en el proceso histórico. Los españoles eran representados como ejecutores y perseguidores del pensamiento», explica Gijs Van Der Ham, uno de los portavoces del museo.
Aunque el ritmo del filme lo asemeje más a un reportaje de corte televisivo y su metraje, generoso, solo pueda pasar por encima de episodios como el de la llegada de Hernán Cortés a México, la muerte de Magallanes «metiéndose en una guerra que no era suya» o la proliferación del tejido universitario en América casi un siglo antes de que los ingleses hicieran lo propio en sus colonias, «España, la primera globalización» busca huir de lo coyuntural y ofrecer, de una vez por todas, una visión no acomplejada de la Historia del imperio español.
De la plata al clavo
Además de los testimonios de los historiadores, que aportan veracidad a un relato «de hombres y no de ángeles, capaces de lo mejor pero también de lo más monstruoso», como explica el experto en geopolítica argentino Marcelo Gullo, «España, la primera globalización» es también un proceso de aprendizaje sobre los elementos que determinaron las expediciones: si la dinastía china Ming no hubiera decidido mutar al patrón plata, no se habría aumentado la demanda, no se habría financiado una expedición como la de Colón y, tras completarse la vuelta al mundo de Magallanes y Elcano, el tráfico de especias como el clavo no hubiera supuesto la cantidad de muertes que le achaca la historia. Para ello, también aparece en el documental el cocinero Ferrán Adriá, José María Moreno Martín, del Instituto Naval o el filósofo y escritor Pedro Insua, una de las voces más nítidas del documental y quizá el faro del mismo a la hora de traducir esos avances en aplicaciones modernas.
Al final, si nos despojamos de fobias y filias modernas, más asociadas al populismo barato y a la cita más inmediata con las urnas, lo que nos queda es un registro de nuestra historia, a este y aquel lado del charco que, por irreparable es mejor aprender a apreciar. Ojalá los esfuerzos casi de orgullo del documental, esos que hablan de una lengua común y una cultura hegemónica, se aplicaran también a otras, como la árabe, que tuvieron incluso más peso en la historia de una nación milenaria.