Volodimir Zelenski, un héroe de cómic
El presidente ucraniano da el salto a las viñetas en el fin de semana en el que se ha reabierto la ópera de Kiev
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Este fin de semana se lograba en Ucrania, en Kiev concretamente, un acontecimiento que suele ser un sueño, casi una utopía, dentro de un país en guerra: abrir la ópera, hacer de sus muros los más fuertes de todo el territorio (todavía con la masacre del teatro de Mariúpol en mente) y crear la magia suficiente para que no exista nada más allá del escenario, lo que siempre debería ser la aspiración de cualquier espectáculo en directo. Solo el público y los actores, como si fuera de esas paredes no hubiera problemas porque nada más importa durante 60, 90 o 240 minutos.
Se da así un paso más hacia la «vieja normalidad» que tanto se hace de rogar en estos tiempos, y más todavía en aquellas tierras. Un oasis de abstracción en mitad de la tormenta de bombardeos. La música de Rossini, la de El barbero de Sevilla, como aislante del sonido de la artillería «putinesca», y ya aseguran que la cosa continuará con Rigoletto, de Verdi. Y es que la nación de Kalush (los raperos que se dejaron caer por Turín hace una semana para llevarse el micrófono de cristal, para zancadillear el éxito completo de nuestra Chanel y, sobre todo, para recordar que Eurovisión va más mucho allá de las canciones) es inmensamente grande, por lo que habrá quien diga que con las bombas a 800 kilómetros el mérito tampoco es tan grande...
Sin embargo, el éxito real no es escuchar en directo a Rossini como si fuera diciembre de 2019 –que también–, sino que Kiev siga siendo ucraniana. El plan del atacante era tomar la capital en apenas días, horas, pero ahí estuvieron los kievitas apretando para defender lo que es suyo. Al frente, un hombre que no lleva capa, ni vuela, ni tampoco tiene una fuerza sobrenatural; sin embargo, se está ganando el papel de superhéroe, Volodimir Zelenski.
Un tipo que provocaba muchas risas por ser una especie de José Mota al frente de La Moncloa de allí y que, camino de los 100 días de guerra, se ha mostrado como un líder mayúsculo, capaz de frenar órdagos por tierra, mar y aire y de juntar más que nunca en los últimos tiempos a un país que realmente estaba dividido. Por todo eso se ha ganado el derecho a tener una vida de cómic en Political Power, el tebeo de Michael Frizell y Pablo Martinena en el que muestran cómo llegó al poder. Quizá tengamos que empezar a tener en cuenta a José Mota... Al menos, los chistes del Gobierno serían buscados.