Jim Sheridan: “Solo trabajaría con una plataforma para hacer su primera película decente”
El director irlandés de “En el nombre del padre” o “Mi pie izquierdo” visitó la Seminci de Valladolid para recibir la Espiga de Honor a toda su carrera
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Se atrevió a hablar del IRA cuando nadie hablaba del IRA. Se atrevió a hablar de diversidad funcional cuando a nadie le importaba, en el cine, la diversidad funcional. Y, por supuesto, Jim Sheridan (Irlanda, 1949) se atreve a hablar de las plataformas: «Según lo veo yo, hay empresas como Netflix que funcionan como el niño que tira los espaguetis contra la pared. No sabe por qué lo hace, pero si se quedan pegados, lo vuelve a hacer».
El director dublinés atendía ayer a LA RAZÓN en la Seminci de Valladolid, donde fue homenajeado con la Espiga de Honor y donde apadrinó un ciclo sobre películas de su país: «No siento los premios a toda una carrera como una señal para que me retire, ni mucho menos, pero es cierto que cada vez me cuesta más levantarme de la cama», bromeaba Sheridan, responsable de títulos como «Mi pie izquierdo» (1989) o «En el nombre del padre» (1993), por la que fue nominado al Oscar a la Mejor Dirección. Honor que repitiría en 2002 gracias a «En América».
Ligado innegablemente al descubrimiento de Daniel Day-Lewis, Sheridan recuerda aquellos primeros rodajes: «Si la pregunta es si creía que aquel chico podía ser un gran actor, sí, lo creía. Lo que no sabía es que, para mucha gente, se convertiría en el mejor intérprete de la historia. Y puedes estar de acuerdo o no, pero es innegable que es uno de los candidatos», explica el realizador, que tiene en marcha un documental y un proyecto de ficción: «Me encantaría poder convencerle. Quiero que Daniel Day-Lewis vuelva al cine, pero es una tarea complicada, casi imposible. Y no porque no creo que él no estuviera dispuesto, llegado el momento, sino porque ahora mismo, mientras hablamos, está recibiendo cientos de ofertas de gente con la que no le interesa una mierda trabajar», espeta en plata.
Voz contracultural
Siempre crítico con el poder establecido, bien en su Irlanda natal, bien más allá de la frontera entre Newry y Dundalk, Sheridan también evalúa la situación política actual de las islas, esa que comenzó a criticar apenas unos meses antes de que el Ejército de Liberación Irlandés entregara las armas: «No soy quién para decir que estamos mejor, pero sí puedo decir que todo es diferente. Por suerte, ya no hay cosas tan graves en juego y todas las tensiones violentas se han relajado. Lo que sí creo es que el resto del mundo ha sufrido una regresión importante. El ridículo de Estados Unidos con Donald Trump, más que un fallo social, me parece un fallo como Estado. Es la demostración fehaciente de que el Partido Republicano querría, en realidad, gobernar en algo más parecido a una Monarquía. Como si el poder les perteneciera de algún modo», opina vehemente Sheridan.
Y sigue, sobre el concepto de la memoria en Irlanda, en relación con la educación y el recuerdo de la violencia en las calles: “El problema con este tipo de situaciones, sea en Irlanda o en el País Vasco, pasa por el olvido. Y es algo natural, legítimo. La gente quiere olvidar, quiere dejar ese dolor atrás. No quieren que les recuerden el miedo, pero lo jodido es que para evitar ese dolor, lo que hay que hacer es tener presente la barbarie. Recordarla. Es una mierda, pero es que es así”, completa serano. Y se despide, anunciando nuevo documental y película para 2023. ¿Se la vendería a una plataforma por, digamos, un millón y medio de euros? “Por supuesto. Cogería el dinero y me lo metería en el bolsillo. Pero solo trabajaría para una plataforma para poder hacerles su primera puta película decente”, responde franco Sheridan, que luego matiza que sí encontró cine en la “Roma” de Alfonso Cuarón para Netflix.