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Literatura

Álvaro Pombo: "La idea de que la izquierda y la derecha hagan proyectos en común en España es una utopía"

El escritor, que recibió el Premio Francisco Umbral, habla de la novela que prepara sobre el desastre de Annual y asegura que "el gran problema de los nacionalismos es que sean excluyentes"

çlvaro Pombo, poeta, novelista, pol’tico y activista
El escritor Álvaro Pombo en el salón de su casaDavid JarFotógrafos

 Álvaro Pombo ha cogido su fusil, como aquel Johnny que noveló Dalton Trumbo, y desde hace varios meses anda metido en pleno combate, al menos en su imaginación, en aquel infausto desastre militar que resultó Annual que con tan mala gloria pervive en la memoria colectiva. «Estoy metido allí con un libro. Estoy mezclando dos relatos, la historia y la ficción, lo que me está volviendo un poco tarumba, porque estoy mezclando ambas narraciones, lo real y lo novelesco. Si sale bien, será muy divertido, pero si sale mal, quedará como una pasta».

El escritor, que ha ganado el Premio Francisco Umbral al mejor libro de 2023 por «Santander, 1936» (Anagrama), algo que le hace ilusión -«Me gusta este reconocimiento porque le tenía simpatía, Umbral es un escritor inmortal, y cuando salía a buscar el pan también iba a por la lectura diaria de Umbral»-, está sentado en un butacón, con una corbata de lazo airoso, que se ha puesto con ocasión de la entrevista para dar color a las fotos, y un gorro de lana calado en la cabeza, dejando una impresión de intelectual encerrado en su particular invierno de montaña. «Ahora hay mucha gripe A. Una epidemia. Lleva como cuatro semanas. A Madrid es que no le falta de nada».

«Teníamos que haber dejado África en paz»

Álvaro Pombo

Los años no han soterrado el humor y la vieja ironía del autor de «El héroe de las mansardas de Mansard», que esquiva el trámite formal que imponen las entrevistas y prefiere perderse por los meandros que propone la improvisación del diálogo, que es donde su ingenio parece avivarse, como los leños que prenden en la chimenea de su ático. «Llevo noventa folios, pero hasta los doscientos no tienes una novela. A partir de ahí, ya es todo bajada, viene el desenlace».

Pombo, al que le gusta alternar distintos palos, como en el flamenco, y en unas ocasiones disfruta con una digresión seria y en otra, opta por extraviarse por lo menudo, como si ahí también recayera parte de lo fundamental de un hombre, recuerda que hizo la vida militar en Melilla, «donde todos eran militares», para después añadir, adelantando la mano, que «estoy analizando las guerras de África. Fue una colonización complicada. Teníamos que haber dejado África en paz, pero como habíamos perdido las colonias ultramarinas, Cuba, Puerto Rico, Filipinas, había que tener cierta consolación», comenta encogiendo los hombros para después apuntar, con la resignación que deja lo inamovible, que «quisimos tener África a cambio, pero ahí está el Rif, con los rifeños, que eran unos fusileros tremendos, y que se escondían bien en el terreno. En cierta manera, no puedes decir que no tuvieran razón porque nosotros hicimos también nuestra independencia con aquellos navajazos que aparecen en los cuadros de Goya. Cuando les destripábamos a los franceses los caballos, nos parecía bien. No admitíamos que vinieran los franceses a hacerse cargo de España, y a nosotros luego nos pasó eso mismo en Marruecos».

Pombo reconoce que ahora sale poco de casa, solo para ir a la RAE. «Ahora estamos introduciendo al toro en la Academia. Tenemos un director muy dinámico. Es un hombre muy ocurrente y muy irónico, algo que viene bien, porque a veces en la RAE nos dormimos un poco», asegura con ironía. «Un académico que ha traído precisamente «Diario de una bandera», el libro de Franco sobre África. No lo he leído todavía... Los fracasos quedan bien en novelas, y en el cine. De la carga de la brigada ligera y Vietnam han salido películas espléndidas. Con el fracaso se pueden hacer estas cosas».

«Tenemos una relación de amor y odio con nuestra historia»

Álvaro Pombo

Pombo se desliza después por una cornisa de más aventurado riesgo y asegura que «el error fue que dijimos que íbamos a civilizar África cuando África ya la tenía, aunque no lo entendíamos. Nosotros no les hacíamos falta. Además, eran bravos, no amansados. Nunca puedes culturalizar un pueblo por las armas. Solo se puede hacer por el comercio». El escritor comenta que «tenemos una relación de amor y odio con nuestra historia, porque tenemos un pasado brillante, pero, la del siglo XIX, ya fue una historia más complicada, porque es una historia de partidos políticos. Fue una centuria muy agitada en España, no solo por las guerras carlistas, que fueron tres, sino porque, la gente leía más, el rey intervenía, aunque también había un plantel intelectual potente... con la globalización, todo ese mundo de escritores, Pío Baroja, Azorín, Ortega, Unamuno, ha caído. Ya no lo vivimos así. Ya no tenemos núcleos intelectuales. Estamos muy internacionales. Hemos perdido en eso. La Francia de los intelectuales de los cincuenta, creo que también se ha diluido».

«Cuidado con la inteligencia artificial, porque te hace la novela y hasta el ensayo»

Álvaro Pombo

Entonces asoma Donald Trump: «No deja de tener su gracia salvaje, lo que pasa es que eso es una cosa y otra el Gobierno. Gobernar no es ser gracioso o extrovertido. Y los americanos son complicados a la hora de votar, los americanos dan sorpresas. Parece que va a volver a ganar. Si gana las primarias, tenemos Trump para rato. Trump es un conservador autoritario. El problema es que funcionó dentro del esquema de la democracia. Trump mantenía comunicación directa con millones de personas con dos líneas a través de Twitter. Usó sabiamente las nuevas tecnologías. No había que dar discursos. Solo meterse en las casas y donde cada niño y adulto tiene un ordenador, entrar en sus conciencias, porque hoy los ordenadores son parte de la conciencia. Trump es un enemigo peligroso, pero a lo mejor se ha corregido (risas)». El novelista lanza entonces una advertencia: «Cuidado con la inteligencia artificial, porque te hace la novela y hasta el ensayo. Son tecnologías que hay que manipular bien».

Pombo, que no descarta publicar más adelante un ensayo sobre la relación y la ficción, y algún poemario, saca a colación sus años políticos y recuerda su paso por UPyD: «Estuve en política durante una época. Éramos de derecha y de izquierda a la vez. Una combinación imposible. La idea de que izquierda y la derecha se abracen y hagan juntos proyectos en común es una utopía, por lo menos en nuestro país. La gran coalición no sale en España». Para el escritor: «No hay tantas diferencias entre la izquierda y la derecha. Sí la hay en los egos, aunque eso no es solo en política. Es lo mismo que puede haber en el banco. Para hacer de político debes tener vocación de mando, querer el poder, decir a la gente cómo tiene que hacer las cosas, pero yo solo tengo la vocación de contar lo que hace la gente». Respecto al nacionalismo, Pombo lo tiene claro: «Si hubiera nacido en Vasconia, habría sido un nacionalista vasco. Es normal. La patria chica, el que te gusten cosas de donde has nacido. Tenemos que ser respetuosos con los nacionalismos, igual que los nacionalismos, el vasco, el catalán, el castellano, no pueden ser excluyentes. El gran problema es que los nacionalismos quieran ser excluyentes.