Papel

Antonio Pérez Henares: «El hombre es un bicho de cuidado»

Le continúan llamando «Chani» desde que, hace muchos años, le pusiera ese apodo un profesor durante su estancia en el País Vasco. Ahora publica nuevo libro: «La canción del bisonte»

Antonio Pérez Henares. Firma foto: Luis Díaz
Antonio Pérez Henares. Firma foto: Luis Díazlarazon

Le continúan llamando «Chani» desde que, hace muchos años, le pusiera ese apodo un profesor durante su estancia en el País Vasco. Ahora publica nuevo libro: «La canción del bisonte».

Tras sus dos novelas «El rey pequeño» y «El último cazador», Antonio Pérez Henares «Chani» (Antonio Pérez Gómez, Bujalaro, 1953) nos sigue hablando de la prehistoria en «La canción del bisonte», un libro con el que nos muestra, tras la llegada de la dura glaciación, la primera y más despiadada guerra de la humanidad en donde los sapiens vencieron y extinguieron a los neandertales. Con esta época se da comienzo al dominio de dicha especie que es capaz de mostrar el contraste de la peor violencia y de la mayor compasión.

Partiendo de la dualidad en el sapiens de colaboración y competitividad, ¿piensa que los sapiens eran una raza exterminadora?

Hablamos de los sapiens como si fueran otros, somos nosotros. Los dos hemos sido fieramente y plenamente humanos. Nuestra especie siempre ha sido tremendamente competitiva, expansiva y la violencia nunca le ha sido ajena. Tampoco a los neandertales con una violencia siempre presente. La clave de nuestra condición humana es saber que nos vamos a morir; eso es lo que nos hace humanos. La segunda clave es que es capaz de amparar a un congénere que en las condiciones normales no sobreviviría.

¿La violencia y la guerra son dos factores inherentes al ser humano?

El concepto de guerra es algo mucho más organizado pero la violencia en la naturaleza es inocentemente homicida. Es en el contrato social del ser humano para no estar en esa jungla donde efectivamente lo que funciona es que el grande se come al chico y ya está; el ser humano ahora ha pasado al estadio superior y por eso es tan importante el respeto de esas leyes que son las propias normas de convivencia para que no nos comamos los unos a los otros, y lo de comerse los unos a los otros puede que ahora sea una metáfora pero en un momento puede que no fuera nada figurado.

¿Qué pasó con el hombre neandertal para que desapareciera?

Según íbamos avanzando, empujábamos a los clanes neandertales hacia el sur, desplazándolos y aislándolos; que se fueron extinguiendo por presión es una hipótesis, pero se extinguieron porque nosotros teníamos mayor capacidad de desplazamiento simbólica y organizativa; nos movíamos bastante más , y, aspecto clave, matábamos a distancia. Éramos ya capaces de lanzar las lanzas incluso con propulsores; eso nos proporcionaba una gran ventaja y posiblemente fuésemos más y más prolíficos. Es quizás uno de los problemas neandertales el hecho de que no tuvieran una capacidad demográfica y la mortandad en el parto.

¿Piensa que perdura el hombre de las cavernas?

Hablamos del hombre de las cavernas como si fuera peyorativo; es que me parece una edad de oro de la humanidad. El Paleolítico es el momento de una mayor igualdad de sexos de toda la historia del hombre; además, el papel de la mujer y de la madre es absolutamente esencial ya que el primer culto primigenio es a la diosa madre.

¿Qué opinión tiene del hombre como raza que provoca que se extinguiera otra?.

Yo le decía a veces a mi gran amigo Juan Luis Arsuaga, que él escribió «La especie elegida», y a lo mejor tenía que haberlo puesto como la especie asesina. El hombre es un bicho de cuidado; ha creado armas de destrucción tan potentes como para acabar con el planeta y yo tengo miedo de que siempre que hemos inventado un arma la hemos utilizado finalmente. Al mismo tiempo hay que reconocer que el hombre es también capaz del apoyo, la solidaridad, el dejar su vida por defender o salvar la de otro. De alguna manera, el hombre tiene que salvar al hombre del hombre.

¿Cree que existe dualidad en el hombre entre delicadeza y barbarie?.

Es que los instintos primigenios permanecen; lo que llamamos cultura, civilización, valores, comportamientos éticos son los que en un momento determinado tienen que entrar porque de no hacerlo volveríamos simplemente a lo que es la más cruda y dura naturaleza donde el fuerte se impone al débil, tiene acceso a la mejor comida, al poder, a las mujeres. Los primates son nuestros primos hermanos. Tenemos a los gorilas que son más lejanos y, a mi juicio mejores, además de los chimpancés que se parecen más a nosotros y están todo el día a la gresca. Yo creo que ahora intentamos volver a conectar con la naturaleza. Yo estuve en la primera hora del conservacionismo y del ecologismo, en donde aprendí mucho. Llegué a conocer a Félix Rodríguez de la Fuente que tenía los lobos al lado de mi pueblo; desde luego sigo siendo amigo íntimo de la gente de la Fundación Oso Pardo, de Guillermo Palomero, de la Ley Lince, y todo lo que sea preservación de la naturaleza contará siempre conmigo.