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Crítica de "Maria Callas": últimos días de la Casta Diva ★★★★

Director: Pablo Larraín. Guion: Steven Knight. Intérpretes: Angelina Jolie, Pierfrancesco Favino, Alba Rohrwacher, Kodi Smit-McPhee. Italia, 2024. Duración: 124 minutos. Biopic.
Crítica de "Maria Callas": últimos días de la Casta Diva ★★★★
Un fotograma de "Maria Callas"
Sergi Sánchez
  • Sergi Sánchez

    Sergi Sánchez

Barcelona Creada:

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He aquí tres caras de una misma pirámide, una mujer fractal que, victima de la fama, no puede reconciliar su vida privada con su imagen pública. Primero fue la Jackie Onassis (Natalie Portman) de “Jackie”, luego la Lady Di (Kristen Stewart) de “Spencer” y ahora la Maria Callas que interpreta Jolie. Parecen todas cortadas por el mismo patrón, o al menos filmadas desde el mismo lugar: en casas enormes y desangeladas, perdidas en un universo liminal, que a veces parece sacado de una película de terror, como si ellas mismas fueran heroínas góticas, supervivientes de una catástrofe. 
Es curioso que, en el caso de “Maria Callas”, el chileno Pablo Larraín afirme que pretendía hacer una película sobre el momento en que la diva se reencuentra consigo misma, se emancipa de su drama y echa a volar, no solo porque la acción se sitúa durante los últimos días antes de su muerte, en septiembre de 1977, en su apartamento de París, sino porque Angelina Jolie la encarna explotando un cierto sentido trágico de la vida, en una difícil combinación de estados de ánimo, que oscila desde una fragilidad aérea hasta un aura divina, sobre todo en sus actuaciones musicales, que la que fue Lara Croft afronta con una pericia extraordinaria, incluso en sus notas desafinadas. 
Parece que Larraín quiere filmar una resurrección cuando en realidad Jolie está interpretando un obituario, y de esa tensión entre opuestos nace un filme extraño, a un tiempo frío y apasionado.  
Es importante recordar que, después de todo, la trilogía de Larraín habla también sobre sus actrices, habla de una feminidad en crisis siempre oprimida -aunque sea fuera de campo- por una figura de poder masculina, y, en ese sentido, el regreso de Jolie a un papel protagonista se refleja, de forma harto perturbadora, en el conato de regreso de una Callas en declive, aislada en su torre de marfil, entregada a un carnaval de fantasmas entre los que se encuentra, claro, el amor de su vida, Aristóteles Onassis. 
“Maria”, que podría titularse “Maria de los espíritus”, tiene un aire espectral, como de retrato en claroscuro, y es en ese tono crepuscular donde encuentra una manera especialmente atractiva de reinterpretar el género del ‘biopic’, entendiéndolo como un diario íntimo donde la vida de la actriz y del personaje que interpreta resuenan en una delicada cámara de ecos.
Lo mejor: 
Una Jolie entregada a la causa, tan frágil, contenida y barroca como la propia forma de la película, algo tenebrosa.
Lo peor: 
A veces Larraín es un cineasta demasiado frío, demasiado clínico, para su propio bien.