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Los “sangrientos espectáculos” del anfiteatro romano que sirvió de modelo al Coliseo

Existe una edificación anterior al famoso monumento romano, de dimensiones similares y donde, según expertos, luchó Espartaco contra fieras y gladiadores
Nicola D'Orta
La Razón
  • Sofía Campos

    Sofía Campos

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Las dimensiones de la arquitectura romana son a día de hoy inconcebibles. Cualquiera que pasee por las calles de Roma, debe preguntarse cómo unas estructuras tan antiguas, creadas en una época con escasos recursos, pueden seguir en pie después de miles de años, con mayor resistencia que, al parecer, el más moderno de los inventos. Ejemplo de ello es el Coliseo, pues el hecho de que no esté completo no sirve de excusa para negar que se trata de un monumento impresionante. Construido en el siglo I, responde también al nombre de Anfiteatro Flavio, por haber sido erigido durante el reinado de la dinastía Flavia, tras Nerón. Si bien es la estructura romana más famosa del mundo, esto no quiere decir que sea el primer anfiteatro romano conocido. Hubo uno anterior -aún se debate si fue o no el primero de la historia-, que de hecho sirvió como modelo a la hora de construir el Coliseo: el Anfiteatro Campano de Santa Maria Capua Vetere.
“En Capua existió una conocida escuela de gladiadores, compuesta únicamente por esclavos de gran estatura y fuerza, que eran entrenados para dar vida a sangrientos espectáculos, donde solo los que vencían tenían posibilidades de sobrevivir”, escribió Suetonio en el siglo II d.C. Se trataba, por tanto, de un anfiteatro que acogió a la escuela de gladiadores más importante del mundo, junto con la de Roma y Pompeya. En este sentido, según los expertos, esta construcción pudo servir de modelo ya no solo para el Coliseo, pues comparte con él aspectos estructurales, sino para otros anfiteatros posteriores.
El Anfiteatro Campano cuenta con una plaza elíptica y mide 170 metros en su eje mayor. La fachada alcanzaba unos 46 metros de altura, mientras que la arena tiene dimensiones similares a las del Coliseo: 76,29 metros de largo por 45,93 de ancho. Tenía una compleja red de alcantarillas, y las jaulas en las que se encontraban los animales salvajes se mantienen a día de hoy de manera perfectamente visible. Asimismo, contó con una doble galería para la circulación periférica en la planta baja, característica que tan solo comparte con el Anfiteatro Flavio, y que permitía desahogar los movimientos del público ante el gran aforo que acogía el Anfiteatro: tenía una capacidad para entre 45.000 y 50.000 espectadores.
Si bien se desconoce con exactitud la fecha en la que se construyó, este anfiteatro guarda una curiosa historia que tiene relación con Espartaco. El famoso gladiador habría sido quien lideró la revuelta de los esclavos en dicho enclave, durante la que le siguieron otros gladiadores. De hecho, aún sin existir pruebas que lo evidencien, algunos expertos aceptan la posibilidad de que Espartaco luchara dentro de este anfiteatro, contra bestias feroces y otros gladiadores.