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Científicos
Un objeto antiguo ayuda a los científicos a entender cómo vivían las personas hace 5.000 años
Un estudio internacional logró recuperar ADN humano y vegetal a partir de brea de abedul, revelando detalles sobre la vida cotidiana en comunidades agrícolas del Neolítico europeo

Un trozo de chicle elaborado con resina de abedul hace más de 5.000 años permitió a investigadores reconstruir aspectos sociales, tecnológicos y alimenticios de las primeras comunidades agrícolas europeas. El hallazgo, publicado en la revista Proceedings of the Royal Society B, fue liderado por Hannes Schroeder y Anna White del Instituto Globo de la Universidad de Copenhague.
La brea de abedul, considerada el material sintético más antiguo conocido, tenía múltiples usos en la Europa prehistórica. Se empleaba como adhesivo para herramientas de piedra, para reparar cerámica y madera, e incluso se masticaba con fines medicinales, higiénicos o rituales.
El equipo analizó 30 artefactos procedentes de nueve yacimientos alpinos y regiones cercanas, datados entre 4300 y 3500 a.C. Las muestras incluían piezas masticadas, objetos reparados y herramientas con restos de brea. Gracias a técnicas como la cromatografía de gases-espectrometría de masas (GC-MS) y la secuenciación de ADN antiguo, se identificaron compuestos orgánicos y restos genéticos humanos, animales, vegetales y microbianos.
En 28 de las muestras se extrajo ADN, lo que permitió deducir que algunas piezas fueron masticadas por más de una persona. También se detectaron mezclas con resina de coníferas, utilizadas para modificar las propiedades del adhesivo según su función.
El análisis genético reveló la presencia de especies como trigo, cebada, guisantes, avellanas, adormidera, peces de agua dulce, ovejas y jabalíes. Estos datos vinculan los artefactos a prácticas de caza, pesca y agricultura, y ofrecen pistas sobre la organización social y la división de tareas en el Neolítico.
Los investigadores destacan que la combinación de análisis químicos y genéticos en artefactos arqueológicos permite comprender mejor las prácticas culturales del pasado. También señalan limitaciones en la conservación del ADN antiguo, especialmente en piezas expuestas al calor o mal manipuladas tras su excavación.
Este estudio confirma la diversidad de usos de la brea de abedul y su valor como fuente de información sobre la vida cotidiana de hace milenios. Una muestra más de cómo la ciencia puede reconstruir el pasado a partir de los objetos más inesperados.
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