Sección patrocinada por sección patrocinada

Marta Robles

Juan del Val: «Tengo una parte femenina que tiene que ver con mi fascinación por las mujeres»

Su nueva novela, «Candela», es el reflejo de la adoración por las mujeres en las que sus tres protagonistas ponen voz a sus sentimientos

Juan del Val
Juan del Vallarazon

Su nueva novela, «Candela», es el reflejo de la adoración por las mujeres en las que sus tres protagonistas ponen voz a sus sentimientos.

Juan del Val es un hombre atractivo, de mirada desafiante y sonrisa cautivadora. Si no fuera porque está casado con una de las mujeres más guapas del país, tendría que espantar las conquistas a manotazos. Aunque puede ser que el ser el marido de Nuria Roca, y el modélico padre de sus tres preciosos hijos le añada morbo. Sobre todo porque la pareja suele hablar de infidelidad con tanta naturalidad como para escandalizar a algunos pacatos. Aunque lo cierto es que lo que les interesa a ambos, infinitamente más que la infidelidad, son los sentimientos. Y eso se trasluce en la última novela de Juan del Val, Candela (Espasa), merecedora del Premio Primavera, en la que persevera en ellos «es que a mí –reconoce Del Val–no me interesa escribir sobre nada que no tenga que ver con los sentimientos». Y yo diría que más aún de los sentimientos femeninos, de los que parece saber tanto como para haberse sentido especialmente cómodo dándole voz a su protagonista, desde la primera persona. «Yo quería contar una mujer y podría haber recurrido a la tercera persona para distanciarme, pero bueno, me la jugué, lo escribí en primera y durante el tiempo que estuve escribiendo la novela fui Candela, es decir, fui una mujer y me divertí».

Un hombre que escucha

Le apunto que no me extraña, por aquello de que, pese a su apariencia indudablemente varonil parece tener una parte femenina que no disimula. «La tengo, sí. En mi interior sí hay una manera de sentir que yo creo que tiene que ver con la fascinación por las mujeres. Desde la primera a la que recuerdo, que es mi madre, hasta las mujeres que he conocido, a las que he querido, con las que me lo he pasado bien y con las que también he sufrido un poco. El universo femenino siempre me ha atraído mucho. Soy una persona bastante observadora y que escucha». Exacto. Juan del Val es un hombre que escucha. Y no hay nada más seductor que escuchar. «Hombre, no sé si soy seductor. Creo que sí. Bueno, por lo que me dicen..., pero no lo sé. El caso es que me fascina observar a las mujeres y creo que una de las virtudes que tiene la novela es que no se nota que está escrita por un hombre». Las mujeres le fascinan, pero su pobre Candela y el resto de las mujeres protagonistas, lo pasan fatal. «No es una novela complaciente, en la que digas qué bien todo y qué rosa, porque yo tampoco creo en la vida así y es una novela que está bastante pegada a la realidad, donde pasan cosas buenas, satisfactorias y placenteras, pero también cosas desagradables. Y es verdad que ni Candela ni las tres mujeres de las tres generaciones de la novela han tenido una buena vida». Desde luego que no. En esta historia hay malos tratos, abusos, de todo, vamos... «Es verdad, pero creo que su mirada, sus reflexiones y también su sentido del humor hacen todo mucho más llevadero. Se lo hago pasar mal, pero también se lo hago pasar bien».

Es un sentido del humor muy Juan del Val. Con marca registrada. «Eso es así: el sentido del humor de Candela tiene mucho que ver con mi sentido del humor. A mí me parece que el sentido del humor es el síntoma más claro de la inteligencia. Y creo que no se puede tener sentido del humor si no eres inteligente y es imposible que no tengas sentido del humor si lo eres. Es más a mí me parece que te puedes reír de todo, hasta de la muerte. En «Candela» lo hago. Puede que se me haya ido un poco la mano, pero es que creo que hay veces que la muerte es muy graciosa» Graciosa la muerte, no sé. Maravillosa Candela, desde luego, sobre todo para su creador. «A mí me vuelve loco. Me la llevaría a Toledo, al fútbol, al cine, a tomar un gintonic...». Entonces seguro que se parece a Nuria Roca. «Pues, se parece a Nuria en algunas cosas, pero es una mezcla de muchas mujeres. Yo creo que Nuria ha tenido muchísima mejor biografía que Candela. Ella es una mezcla de mujeres fascinantes y se convierte en una mujer con la que es muy fácil empatizar. Y mira, en eso, a lo mejor sí se parece a Nuria... Es muy sencillo ir con ella y es una de las cosas bonitas que me dicen: desde el primer minuto vas con ella a donde ella vaya. A mí me cae muy bien, me gusta mucho y me interesa mucho».

Al principio de esta charla hablábamos de lo que le interesan los sentimientos a Juan del val y tengo la sensación de que, por eso, tampoco le importa mucho lo que pasa en su novela. Lo que le importa son las emociones. «A mí lo que pase me da exactamente igual. Siempre me ha pasado. No necesito descubrir quién es el asesino, porque no hay asesino. Es la vida. A mí me interesaba contar una mujer que evolucionara mucho sin moverse del mismo sitio (la novela se desarrolla en un bar). Esta idea es algo que me gusta. Porque yo creo que en la vida pasan muchas cosas extraordinarias de las que no nos damos cuenta. Y yo quería hablar de ellas». Las novelas en las que no pasan muchas cosas son las más difíciles de escribir. Pero Juan Del Val se atreve con todo: «No, es que yo no creo que para ser feliz te tenga que tocar la lotería –que generalmente no toca–, ni que tengas que tener el trabajo de tu vida, porque no lo tienes nunca, ni que tenga que aparecerte un hombre fascinante y maravilloso, porque no suelen existir; pero la normalidad está llena de cosas extraordinarias. Y son dignas de ser contadas».

No me resisto a preguntarle si la infidelidad también es un tema digno de estar en la conversación. Él y su mujer han hecho varias declaraciones sobre el asunto que les han llevado a estar en boca de todos... «Sí, como si hubiéramos descubierto la penicilina... Llegó a ser un poco infantil, porque la gente hablaba de infidelidad como si nosotros la hubiéramos inventado Y era muy gracioso. Era como decir, pero ¿vosotros salís a la calle? ¿Váis a trabajar? ¿Nunca habíais oído algo así?».