Florian Huber: “Muchas alemanas violadas por el Ejército ruso se suicidaron”
El autor arroja luz sobre una de las realidades más desconocidas de la contienda en “Prométeme que te pegarás un tiro”
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Es el último tabú que quedaba de la Segunda Guerra Mundial. Un episodio silenciado. Los suicidios en masa que asolaron Alemania en 1945, coincidiendo con la caída del Tercer Reich, y que se llegaron a definir como «epidemia». Solo en Berlín, alrededor de 10.000 mujeres se quitaron la vida después de ser violadas por los rusos. En Demmin, una población de 15.000 personas, se suicidaron 1.000. Florian Huber lo cuenta en «Prométeme que te pegarás un tiro» (Ático de los libros), un volumen brutal que arroja luz sobre una de las realidades más desconocidas de la contienda.
¿Por qué no se hablaba de estas muertes?
Los suicidios han sido completamente tabú durante décadas en nuestro país. Primero en la antigua Alemania Oriental comunista porque las historias habrían arrojado una sombra sobre el glorificado Ejército Rojo. Más tarde, porque estas personas no encajaban en el patrón de trato de los alemanes con el Tercer Reich, ya que no eran ni villanos ni víctimas. Como resultado, quedaron olvidados.
¿Cuántos se suicidaron?
En el caótico final de la guerra, las estadísticas oficiales, la documentación o los informes médicos dejaron de existir en gran medida. Por lo tanto, es imposible dar una cifra exacta. Sin embargo, mirando las regiones que investigué, debemos suponer que ha habido decenas de miles de suicidios en toda Alemania.
¿Qué es lo que más le ha impresionado de la investigación?
Lo más sorprendente para mí fue descubrir que este fenómeno no se limitaba en absoluto a los nazis duros que, en verdad, tenían mucho que temer. Había hombres, mujeres, niños por igual; jóvenes y viejos; trabajadores y jefes; enfermeras y médicos. Es un caleidoscopio de la sociedad alemana.
¿Podría explicar la conexión entre el Reich y los suicidios?
No debemos olvidar que, durante el Tercer Reich, los alemanes estuvieron en un estado de emergencia emocional permanente durante doce años. Al principio, era esperanza y gloria, fe y amor al Führer, un sentimiento de orgullo, poder y superioridad. En los últimos años, fue pena, miedo, desesperación e incluso autodesprecio. Todo culminó con la devastadora experiencia de la «Santa Alemania» que dejó de existir.
¿La preocupación por el avance del Ejército Rojo influyó en la ola de suicidios?
Durante años y años, la propaganda había inculcado el miedo a los «Monstruos mongoles». Cuando el Ejército Rojo cruzó las fronteras alemanas, de hecho, cometió innumerables atrocidades entre los civiles. No hay duda de que provocaron muchos suicidios, especialmente en las partes orientales de Alemania.
¿Hubo una mayor tasa de suicidios femeninos?
En realidad no sé si hubo una tasa femenina más alta. No tengo ninguna estadística al respecto que sea muy exacta. Pero no cabe duda de que las violaciones cometidas por los soldados soviéticos llevaron a muchas mujeres alemanas a suicidarse.
Presenta la caída del Tercer Reich como una de las razones.
Recuerde lo que los nazis le decían a su gente: «O todo o nada». Al final de la guerra, resultó ser nada. Esto provocó una pérdida masiva de sentido y significado para millones de alemanes. Muchos de ellos no podían imaginar tener ningún tipo de futuro en este mundo. Prefieren dejarlo. Y trágicamente, muchos se llevaron a sus hijos con ellos. La ola de suicidios fue acompañada de una ola de asesinatos de niños.
¿La muerte de Hitler alentó a los alemanes a elegir ese camino?
No, no encontré ninguna prueba de eso. La mayoría de los alemanes apenas reaccionaron cuando se difundió la noticia. La muerte de Hitler no fue anunciada como un suicidio sino como un acto heroico de resistencia. Su vida terminó con una última gran mentira.
¿Cuál era el papel del honor?
El honor jugó un papel muy importante en la ideología oficial: si perdemos la guerra, perdemos nuestro honor. Mejor nos morimos todos. Para el individuo, era importante. Muchos oficiales alemanes no soportaron sobrevivir a la derrota. Se consideraba que las mujeres alemanas que habían sido violadas habían perdido su honor. Al final de la guerra, el honor se convirtió en un poder destructivo.
¿Hay alguna diferencia entre los suicidios de Alemania y Japón?
En la batalla de Okinawa, muchos civiles, a menudo familias enteras, prefirieron suicidaron antes que rendirse a los americanos. Se trataba de una cuestión de miedo y honor alimentada por una propaganda implacable. Una diferencia podría ser el miedo a la venganza: los alemanes tenían un sentimiento de complicidad por los crímenes en los campos de exterminio ejecutados en su nombre. No sé si los japoneses sintieron algo similar.