Sin Dominique Lapierre, la tristeza invade la ciudad
Su vida se explica como un conjunto de viajes a lo largo del mundo en busca de aventuras que luego plasmaría en libros y reportajes periodísticos; sin olvidar su inmensa labor solidaria
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Literatura y vida anduvieron íntimamente ligados en la existencia del escritor, viajero y benefactor Dominique Lapierre. Nació en Francia pero se educó en Estados Unidos. A los trece años recorrió Norteamérica con su padre, Cónsul de Francia. Estudió en los jesuitas de Nueva Orleáns y se licenció en Economía política en el Lafayette College de Easton (Pennsylvania).
Su pasión por los coches viejos y los viajes interminables hicieron su fortuna periodística. Su primer libro, “A Dollar for a Thousand Kilometers”, escrito con 17 años, fue un “best-seller” europeo en la posguerra. En él resume el viaje que realizó desde París, con 30 dólares por todo equipaje, hasta Norteamérica y México a lo largo de 12.000 kilómetros.
Su segundo viaje, también convertido en “best-seller”, fue el relato de su viaje de novios. Se casó en Nueva York, recién cumplidos los 21 años, y, esta vez, con 300 dólares y un viejo Chrysler cruzaron los USA. En San Francisco embarcaron hacia Japón, y durante un año vivieron en Hong Kong, Tailandia, India y Turquía, y desde Líbano regresaron a Francia. “Luna de miel alrededor del mundo” tuvo un enorme éxito.
Ese podría ser un ajustado resumen de lo que sería su vida: viajes a lo largo del mundo en busca de aventuras, que posteriormente volcaría en sucesivos libros o reportajes periodísticos primero para Newsweeck, como corresponsal de guerra para Oriente Medio, y desde 1954 para “Paris-Match”, donde permaneció hasta 1967.
Un tándem francoamericano
En París fue reclutado y enviado como intérprete a los cuarteles de la SHAPE, donde conoció al recluta Larry Collins, con quien estableció una larga amistad que duró hasta su muerte, en 2005. Juntos, escribieron media docena de “best-sellers” que consiguieron récords de ventas en todo el mundo, utilizando las técnicas clásicas de la investigación periodística, las entrevista y la consulta de fondos documentales. Una metodología novedosa en aquellos años para escribir crónicas históricas y relatos de ficción de historia subjetiva.
Su primera investigación conjunta se produjo cuando se hicieron públicos los “archivos de Hitler” en los años 70. De ellos sacaron el material para narrar el plan salvaje del Führer de destruir París con la entrada de los aliados. Maniobra que fue desbaratada. De este polan criminal nació su novela emblemática “¿Arde París?”.
Este fue su primer gran éxito, “¿Arde París?” (1965), una novela para la que entrevistaron al general De Gaulle y al coronel Dietrich von Choltitz.
De “¿Arde París?”, investigación sobre la orden que le dio Hitler al coronel von Choltitz de quemar París y destruir sus símbolos más representativos antes de que las tropas aliadas ocuparan la ciudad, se vendieron diez millones de ejemplares.
René Clement lo llevó al cine con un reparto de estrellas internacionales: Jean-Paul Belmondo, Kirk Douglas, Leslie Caron, Alain Delon, Glenn Ford y Charles Boyer, con un éxito limitado.
En 1968 publicaron “…o llevarás luto por mí”, una biografía sobre El Cordobés, entre el reportaje y el periodismo novelado, en la que narran su visión de la historia de España franquista desde la Guerra Civil hasta el triunfo del torero en Madrid. En España la censura prohibió su edición hasta el año pasado que la recuperó Planeta. En su momento se vendieron quince millones de ejemplares.
“Oh, Jerusalén” (1972) es un relato nacido de la exhaustiva investigación que llevaron a cabo para documentar el nacimiento de Israel, desde el momento de la partición, en 1948. El proceso de investigación duró cinco años, realizaron centenares de entrevistas y consultaron numerosos documentos oficiales sobre la constitución del moderno estado de Israel.
Directores de cine tan opuestos como William Friedkin y Costa-Gavras desistieron de llevar al cine esta conflictiva amistad entre un judío y un árabe, por los numerosos problemas que planteaba el contexto político, hasta que Elie Chouraqui la dirigió en 2006.
Investigación periodística
En 1960, Dominique Lapierre publicó, en solitario, su primer libro de investigación periodística: “Chessman me dijo”, una larga entrevista que el famoso convicto le concedió en el corredor de la muerte de la prisión de San Quintín poco antes de ser ajusticiado. A Chessman, las autoridades le habían prohibido escribir y, sin embargo, logró enviar a su editor varios libros. El más famoso fue “Celda 2.445″, que fue llevada al cine.
Unos años antes, Dominique Lapierre consiguió permiso para realizar un extraordinario reportaje, “Érase una vez la URSS”, acompañado del fotoperiodista Jean-Pierre Pedrazzini. Lapierre fue el primer reportero autorizado para viajar por la Unión Soviética postalinista y recorrer desde Polonia al Cáucaso en tres meses, conduciendo 13.000 kilómetros en un Simca Marly 1.
Antes de su descubrimiento y pasión por la India, a raíz del proceso de investigación para la redacción de la que quizá sea su obra más famosa, “La ciudad de la alegría” (1985), Larry Collins y Dominique Lapierre escribieron una novela de intriga internacional de la que vendieron 20 millones de ejemplares, “El quinto jinete” (1980), cuyo tema, el terrorismo islámico y la amenaza de una bomba atómica que puede destruir la ciudad de Nueva York, retomaron para “¿Arde Nueva York?” (2004), con similar éxito de ventas. En la primera, era Gadafi quien planteaba el desafío atómico y en la segunda Bin Laden, tras el atentado del 11 de setiembre.
Mientras preparaban “Esta noche, la libertad” (1975), sobre el proceso de independencia de la India, centrada en la figura de Gandhi, Dominique Lapierre se enamoró de la India. El complejo fresco histórico les costó cuatro años de investigación, centenares de entrevistas y referencias bibliográficas y 250.000 kilómetros recorridos por la India en un Rolls Royce “Silver Cloud” para visitar cada lugar donde sucede la acción.
De esta pasión viajera nacería “La ciudad de la alegría” (1985), un relato con el estilo subjetivo de Dominique Lapierre, centrado en las vivencias de los más pobres de Calcuta. El filme, de Roland Joffé e interpretado por Patrick Swayze obtuvo un enorme éxito.
Mientras buscaba información, comenzó a colaborar con la madre Teresa, ayudándola en su labor humanitaria con los desheredados de la tierra y su obra de misericordia con los enfermos de Sida.
“Más grande que el amor” (1990) nació de su toma de conciencia del Sida. Durante años, Dominique Lapierre investigó en los laboratorios que buscaban un remedio contra el virus y entrevistó a cuantos se dedicaban de forma altruista al cuidando de los enfermos, como la madre Teresa, que abrió en Nueva York un hogar para acoger a las víctimas del sida sin recursos.
La madre Teresa le autorizó a escribir un guion sobre su vida que llevó al cine Kevin Connor, interpretado por Geraldine Chaplin y nominado al Premio Humanitas. Un proceso de identificación con la Santa y las Misioneras de la Caridad que le llevó a donar sus derechos de autor de “Un arco iris en la noche” (2008), y su biografía literaria, “Mil soles”, para fundar en los barrios de chabolas de Calcuta y el delta del Ganges la Asociación Ciudad de la Alegría de ayuda a los niños leprosos.
Como benefactor, Dominique Lapierre ha dedicado los últimos años de su vida a crear escuelas, abrir pozos de agua potable, financiar refugios y bancos, a erradicar la tuberculosis con 14 proyectos humanitarios encaminados a socorrer a los más pobres de la tierra.
En 2012, a causan de una caída le ocasionó un traumatismo craneal y estuvo más de dos meses en coma farmacológico inducido, del que se recuperó relativamente, al cumplir los 81 años. Fue operado de cáncer veinte años atrás pero pese a la medicación volvió a reproducirse años después. Anoche se confirmaba su muerte en la Costa Azul a los 91 años.