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El ser humano frente al reto de la inteligencia artificial

Este analista de la historia de la filosofía traída al presente sugiere razones para reivindicar la excepcionalidad del animal humano

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En estos tiempos de búsqueda del sentido de la vida desde el acomodaticio Occidente, se suceden los libros que rescatan el pensamiento filosófico para dotarnos de herramientas de juicio. También, se enfoca tal cosa a partir de las trayectorias vitales de determinados pensadores. Así, Víctor Gómez Pin (Barcelona, 1944), en «El honor de los filósofos», habló de personalidades, desde el sobrino de Aristóteles, Calístenes de Olinto, al francés Albert Lautman, para mostrar cómo es posible conservar el temple y en mantener los propios ideales, aun jugándose la vida o la reputación.

El autor, catedrático emérito de la Universidad Autónoma de Barcelona, más adelante publicó «La España que tanto quisimos» (Arpa), en que reivindicó la variedad cultural y lingüística de nuestro país. Ahí se abordaba el tópico de la baja autoestima propia del español e incluso se asomaba el «Procés» catalán: todo dirigido a intentar crear un debate de corte sociológico y político. Ahora, Gómez Pin da un paso más en el análisis de la actualidad en sociedad con «El ser que cuenta», cuyas premisas iniciales son la genética y la IA frente a nuestra condición de personas.

Primates con algoritmos

Por eso, ya desde el prólogo, «Entre algoritmos y primates», se indaga en la humanidad y el humanitarismo intrínsecos a todos nosotros y a los «avances que dejan literalmente atónito y posibilitan la relativización de lo humano por un polo contrapuesto al de la vida, ante el cual los posicionamientos humanistas encuentran “a priori” inesperadas dificultades». Aparece enseguida el objeto de estudio de Gómez Pin cuando se doctoró en la Sorbona, Aristóteles, y su definición del ser humano como «animal racional». Pues bien, «el concepto mismo de inteligencia “artificial” hace que entre los términos que designan las condiciones de posibilidad de la inteligencia ya no figure animal y, “a fortiori”, vida». Desarrolla una serie de meditaciones sobre esta existencia distinta desde que la tecnología incide en el día a día y explica cómo el concepto de IA resulta equívoco.