Muere Françoise Hardy, icono de la música francesa
Ha fallecido a los 80 años, según anunció su hijo Thomas Dutronc
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La cantante Françoise Hardy, icono de la música francesa desde los años 60 que se hizo famosa en todo el mundo, ha fallecido a los 80 años, según anunció esta noche su hijo, el también cantante Thomas Dutronc. "Mamá se ha ido...", dijo Dutronc en un escueto mensaje en Instagram, acompañado de una foto de su madre con él cuando era un bebé. La compositora, que pasó de ser una adolescente tímida a una estrella mundial del pop en los 60 y 70, padecía cáncer de laringe desde 2015, enfermedad que padeció tras sufrir un primer cáncer linfático, en 2004, del que se recuperó.
En los últimos años se había convertido en una defensora del derecho a la eutanasia, todavía no reconocido en Francia, y sobre el que un proyecto de ley está tramitando ahora en la Asamblea Nacional. En diciembre pasado, la intérprete y compositora, dijo en algunas entrevistas que deseaba "marcharse pronto y rápido", e hizo un llamamiento al presidente Emmanuel Macron para que "hiciera posible" el derecho a la eutanasia.
Nacida en 1944, tenía una personalidad sentimental y retraída, y se lanzó desde muy joven en la interpretación de canciones que oía en la radio, después a componer sus propios temas acompañada de una guitarra que recibió como regalo al graduarse de secundaria. En 1961 participó en el concurso de nuevos talentos de una discográfica y firmó su primer contrato. En 1962 apareció en un programa televisivo para jóvenes artistas y saltó al primer plano de la música francesa, con su primer disco ese mismo año.
Hardy se hizo, por tanto, famosa en 1962, con solo 18 años, gracias al tema "Tous les garçons et les filles" que ella misma compuso, y que le propulsó al estrellato desde un programa de televisión para jóvenes talentos. En este tema, la cantante plasmaba su visión atormentada sobre la vida, una perspectiva principalmente impulsada por su relación obsesiva con su madre, así como por su personalidad introvertida que mostró desde joven, pero que con el tiempo supo transformar. Además de en la televisión, la canción fue un éxito -no tardó en vender 2.000 copias del EP a los pocos meses-, y a partir de entonces fue una de las figuras más influyentes en la música francesa de la época, junto con Johnny Hallyday, Sylvie Vartan o Serge Gainsbourg. Publicó un total de 28 discos, tres de ellos en inglés, y siguió en activo hasta que la enfermedad se lo permitió. Su último álbum apareció en 2018.
Con una voz sedosa y aterciopelada, que algunos críticos comparaban con la bossanova que comenzaba a extenderse fuera de Brasil, Hardy también popularizó temas como "Comment te dire adieu" (con su original rima de versos terminados en el sonido "ex"), "Message personnel" o "Et si je m'en vais avant toi". Sus canciones más famosas, muchas de ellas composiciones propias, hablan sobre todo de la melancolía y de problemas amorosos, con mucho de personal.
Un buen puñado de ellas tenían como trasfondo la complicada relación que mantuvo con su marido, el también cantante Jacques Dutronc, padre de su único hijo, Thomas, igualmente dedicado a la música. Gracias a su conocimiento de idiomas, Hardy hizo versiones de sus canciones en inglés, alemán, español e italiano, lo que le convirtió en una estrella mundial, incluso en Estados Unidos o Japón. Fue admirada por figuras como Bob Dylan o los Rolling Stones, así como fue una musa del diseñador de moda de origen español Paco Rabanne, fallecido el año pasado.
Conquistó a múltiples figuras: Dylan le escribió unas cartas de amor que nunca llegó a recibir, así como le dedicó un poema en el álbum "Another side of Bob Dylan". De hecho, para la portada de "Bringing it all back home", el genio estadounidense llegó a posar con un disco de "Tous les garçons et les filles" a sus pies, aunque más tarde la imagen se recortó. Se dice, además, que Dylan ofreció un concierto el 24 de mayo de 1966 en París, y que se negaba a salir al escenario hasta que la propia Hardy fuese a verlo.
Fue en los años noventa cuando Hardy colaboró con Blur, Malcolm McLaren o Iggy Pop, algo que le ayudó a volver a la primera fila de la música internacional. Reflejó estos intensos episodios, entre otros, en "La desesperación de los monos... y otras bagatelas", el libro de una autobiografía que publicó en 2017, y donde sacó a la luz, tal y como definieron en "Le Monde", a "una Françoise escondida que apenas podíamos imaginar". Unas páginas donde plasmó un recorrido apasionante jalonado por otros personajes, como Mick Jagger, Paul McCartney, Eugène Ionesco o Michel Houellebecq.