Olga Tokarczuk: «Nunca hubiera imaginado que volvería a ver tanques rusos en la frontera»
La Nobel Olga Tokarczuk admite su miedo ante las elecciones en su país, Polonia, y que debemos luchar para que Europa «perviva»
Madrid Creada:
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Olga Tokarczuk, autora de «Los libros de Jacob» y «Los errantes», la segunda escritora polaca, después de Wislawa Szymborska, en conseguir el Premio Nobel de Literatura y una de las voces críticas imprescindibles en su país, donde levantó una sonada polvareda con su novela «Los huesos de los muertos» (Siruela), admite que «necesitamos una narrativa distinta que se implante y que cuente la historia con otras ideas nuevas. Todas en las que estamos desde hace doscientos años se han fusionado. Yo creo que la nueva revelación va a provenir de los movimientos sociales o de la reinterpretación del pasado».
La escritora, que ha roto el tiempo habitual en la narrativa y que, admite, no le gustan las sagas por su linealidad temporal, trae consigo no solo una renovación de la literatura, sino una concepción distinta: «La literatura es una herramienta sofisticada y profunda para ejercer la comunicación entre los pueblos. No creo en las literaturas nacionales. Uno escribe libros en distintos idiomas, pero el contenido va más allá de los localismos de las culturales nacionales o las lenguas. Resulta muy atractivo verter en la literatura nuevos conceptos y comunicarlos entre las personas. Los libros permiten que estemos más abiertos, que haya empatía con otros seres y aprendamos a sentir al prójimo».
Para ella lo crucial en la literatura «no es la lengua, sino las imágenes que estamos difundiendo a través de ella, algunas antiguas y heredadas del pasado que ya tenemos en la cabeza». Y asegura que «la lengua debe ser inteligente, inmensamente fuerte, pero solo para mostrar esa fortaleza subyacente de las imágenes. La literatura es importante para diseminar ideas por todo el mundo».
Durante la rueda de Prensa, la narradora ha reconocido que «la obsesión es uno de los motivos que empuja a una escritora a escribir» y ha avanzado que ya está inmersa en otra historia. «Vivo, duermo y respiro en las frases y las palabras nuevas. Tengo obsesión por el libro que estoy escribiendo ahora. Una vez más, va a ser una novela histórica muy compleja, con abundantes tramas, motivos y personajes. Será la última de este estilo para mí. Escribir este tipo de novelas no es tan fácil. Estoy cansada. Es mucha tela escribir una obra de tal calibre». Pero Tokarczuk no ha tardado en entrar en la arena de la actualidad y admitir «que Europa es la mejor idea que se ha inventado en el último siglo. Me alegra que siga existiendo a pesar de todos los problemas, la inmigración y el cambio climático. Hay que hacer todo lo que esté en nuestras manos para que Europa se sostenga y perviva. Lo digo como ciudadana polaca que ahora se enfrenta con un gobierno que está marcando cierta distancia con la UE». Ella misma ha revelado que «en Polonia tenemos miedo de a dónde puede llevarnos esta política».
Su preocupación ante las próximas elecciones es evidente: «Tengo miedo y la tensión se palpa en el ambiente. No sé lo que va a pasar». Y advierte que todos los países en Europa «estamos inmersos en una crisis, pero también la crisis permite desarrollarnos. Puede que sea el contexto de esta crisis el lugar de donde saldrán ideas diferentes y que de ahí evolucionemos».
Tokarczuk no eludió el conflicto bélico que se vive en suelo europeo y apuntó que en «Polonia estamos muy implicados con la guerra entre Ucrania y Rusia, porque está muy cerca de nosotros. La gente de mi edad nunca se hubiera imaginado que volvería a pasar, que el ejército ruso/soviético estuviera de nuevo acercándose con tanques a la frontera. Es una pesadilla estas maneras antiguas de pensar y resolver los problemas a la vieja usanza. En nuestras mentes está todavía la Segunda Guerra Mundial. Siempre intento ser muy positiva. Cuando leo los diarios y veo que muchos ciudadanos europeos tienen esta depresión climática y no ven futuro posible, me digo que es el momento de buscar algo bueno. También existen esperanzas nuevas. La civilización viene de antiguo. Siempre hemos encontrado soluciones».