Premios Oscar: todos, a la vez, contra "Todo a la vez en todas partes"
La comedia multiversal y el drama bélico de "Sin novedad en el frente" llegan como grandes favoritas a una cita con la alfombra champán y el aire enrarecido
Málaga Creada:
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Más o menos, unos once metros por segundo. A esa velocidad se empezó a escribir, ya el año pasado, el guion de la 95ª. Edición de los Premios Oscar, que se celebra esta noche en Los Angeles (02:00h del 13 de marzo, en Movistar+). La velocidad en cuestión, la del ya infame bofetón de Will Smith a Chris Rock marcará, casi con toda seguridad, unos galardones que le llegan a Hollywood con su ambiente enrarecido, violento, a la gresca por momentos. La gala del año I d.G. (Después del Guantazo) llega con el cine «salvado», gracias a los taquillazos de «Top Gun: Maverick» y «Avatar: el camino del agua», pero cuestionando la esencia misma de la estatuilla más valiosa en el séptimo arte.
Lo pugilístico del «zeitgeist» cinéfilo, que hasta ha dejado color champán y no roja la alfombra por la que desfilarán los seres más deseados del planeta, bien puede explicarse a través de la categoría de Mejor Actriz. Nido, habitualmente, de halagos y palmaditas en la espalda hasta el bostezo, una de las joyas de la corona de los Oscar se ha vuelto este año un auténtico combate de lucha libre. Y es que las sorpresas arrancaron con la primera campana, que nos devolvió a Andrea Riseborough «colándose» entre las nominadas y provocando que la propia Academia tuviera que evaluar su sistema de voto. La intérprete de «To Leslie», como si esto fueran unos premios a la mejor interpretación o algo así, se dedicó a ir académica a académica enseñando su papel, convenciéndolas de que había hecho méritos para merecer su voto.
No contenta con ello, organizó varios pases públicos y hasta pidió a personalidades de la talla de Kate Winslet, Edward Norton o Amy Adams tuitearan lo magnífica que les había parecido su actuación. Y aún así, pese al alboroto inicial, los Oscar decidieron aceptar su táctica como legítima y seguir adelante, puesto que la victoria de Cate Blanchett en la categoría parecía inapelable hace un mes. Y entonces todo. A la vez. En todas partes.
El fenómeno cultural que ha significado la película de los Daniels (Kwan y Scheinert) al otro lado del Atlántico no solo les ha convertido en uno de los casos de estudio para películas independientes en taquilla, sino que, además, les ha aupado hasta un récord impensable: «Todo a la vez en todas partes», antes incluso de que se celebren unos Oscar en los que optan a Mejor Película, Mejor Guion Original o Mejor Dirección, acaba de superar a «El señor de los anillos: el retorno del rey» como la película con más premios de la historia del cine.
Y Michelle Yeoh, su protagonista, también quiere su parte de reconocimiento. En uno de los movimientos más feos que se recuerdan de la viciosa carrera hasta el oro cinéfilo, la actriz malaya de origen chino aceleró las últimas dos horas del período de votación cuando, esta misma semana, se hizo eco en su cuenta de Instagram de un artículo que criticaba que Blanchett, ya con dos Oscar, fuera siquiera parte de la discusión. «Yeoh (...) ha estado malgastada casi de manera criminal en Hollywood», se podía leer en la captura del texto que acabó borrando, no sin antes explicar a través de sus agentes que su intención era denunciar el «racismo sistemático» de la industria.
[[H2:Su propio «No a la guerra»]]
Pero es que la onda expansiva del soplamocos es tal, que hasta la propia retransmisión televisiva estará afectada, con un equipo de varias personas velando por las posibles «crisis del directo» que puedan intentar empatar con la vergüenza de Smith. Y ahí, el capitán de la gala, un Jimmy Kimmel que pueden apostar que hará sorna blanda del insólito incidente, se entiende como una decisión de bandera blanca. Frente a los fanáticos que pedían que el propio Rock presentara este año la gala (se negó, pero no a los millones que sí le ha pagado Netflix por narrar el episodio en un especial de comedia) y a los que apostaban directamente por prescindir de esta figura, la Academia ha optado por la mejor decisión en lo económico: una estrella con tablas y encima a precio amigo, ya que Kimmel es presentador en ABC, la cadena que retransmite la gala en Estados Unidos,
¿Y qué pasa con las películas? Si, por lo que sea, usted acaba de nacer y cree que los Oscar van de cine, debe saber que la 95ª. Edición de los premios va a ser una batalla sin cuartel entre la citada «Todo a la vez en todas partes» y la alemana «Sin novedad en el frente», gran sorpresa de este año... y una de las películas más insípidas de cuantas optan a llevarse metal a casa. No se trata tanto de una cuestión de preferencias cinéfilas como, claro está, ideológicas. ¿Qué mensaje quiere dar la Academia? ¿El de que el cine independiente sigue vivo y es capaz de todo lo que se proponga o el de que la guerra, en efecto, es una cosa que está muy mal? Sin mensaje de Zelenski este año, cuya colaboración ha sido rechazada por la propia organización de la gala, la película en la que Jamie Lee Curtis tiene salchichas por dedos tiene todas las de ganar.
Rihanna, Pedro Pascal y nuestro Antonio BanderasComo cada año, parte del vetusto encanto de los Oscar pasará por las estrellas invitadas. Entre las actuaciones musicales cabe destacar la de la embarazadísima Rihanna, que cantará el tema «Lift Me Up» por el que está nominada, de la película «Black Panther: Wakanda Forever». Y, entre los presentadores, harán acto de presencia nuestro Antonio Banderas, acompañando a ese peliculón de animación, también nominado, que es «El gato con botas: el último deseo» o el hombre del momento, el chileno Pedro Pascal, protagonista de la serie «The Last of Us».
Sin españoles entre los nominados por primera vez en casi un lustro, las esperanzas hispanas de estos Oscar pasan por la «Argentina, 1985» de Santiago Mitre, que aspira sumar el galardón al Mundial de Messi, pero lo tendrá difícil en la categoría de Mejor Película Internacional frente a la alemana y la belga «Close». Porque, un año más, los Oscar han demostrado lo largos que se pueden hacer tres meses, con un duelo que parecía por fin cinematográfico entre «Los Fabelman» de Steven Spielberg y «Almas en pena de Inisherin», de Martin McDonagh, quienes finalmente tendrán que conformarse con «migajas», lejos de la altura de miras de sus historias. Para el final quedarán las copas, los chupitos, que como los silletazos que se han ido dando las estrellas en la carrera, recomendamos ingerir con moderación, por ejemplo, cada vez que la secuela de «Avatar» se lleve un premio técnico.