Al Teatro Fernán Gómez le crece una nueva sala
Su director, Juan Carlos Pérez de la Fuente, reconvierte "La Seta" (el "hall" redondo) en un nuevo espacio de representación


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El que avisa no es traidor; y Juan Carlos Pérez de la Fuente, de momento, va cumpliendo lo que dijo, hace poco menos de un año, cuando se le confirmó como director del Centro Cultural de la Villa Fernán Gómez. Dijo que el repertorio de los siglos XIX y XX estaría en el centro de su programación y ahí están los nombres, incluido el Arniches ('La señorita de Trevélez') que él mismo prepara febrero. «Si me he embarcado en esta maravillosa locura es para no ser convencional ni para fumarme un cigarro, sino para intentar llevar a cabo el mismo discurso que siempre he tenido cuando he estado al frente de un teatro público: repertorio». Pero también advirtió de que venía a «sorprender» y en esa línea se mueve su nueva propuesta: «Abrir una nueva sala dentro del teatro», explica a LA RAZÓN.
¿Dónde? «En el gran “hall”», dice sin pestañear. «En “La Seta”», repite en referencia al vestíbulo más cercano a las taquillas, un lugar que se caracteriza por su forma redonda y por el gran pilar que se encuentra en el centro, y en el que en estos meses ya ha probado al Coro de la Zarzuela. «Ese fue el examen», asegura el director.

Más allá de ser un espacio de paso o de encuentro, «a priori» completamente ajeno a la actuación, la gran pregunta es qué hacer con la columna central, y, ahí, Pérez lo tiene claro. «Se podría asegurar que justamente eso es lo que lo hace especial» y lo que más le divierte: «Hay que jugar con ella», comenta haciendo alusión a «poner unas tarimas en torno a ella».
Del mismo modo que, en su etapa como director del Teatro Español, creó aquel aterciopelado Espacio Galdós –que terminaría desahuciado por Carmen Portacelli–, en esta ocasión, Pérez de la Fuente se inventa un nuevo «escenario» a la entrada de los bajos de Colón para el que ya tiene fecha de estreno: 21 de enero, con 'Los gigantes de la montaña', de Luigi Pirandello, una pieza que irá del «hall» a la Sala Jardiel Poncela para terminar de nuevo en el «hall». En total, dos horas de representación y de idas y venidas por los pasillos del teatro para así poder encajarla dentro del resto de la programación.
'Los gigantes de la montaña' estrenarán un escenario que se probó hace meses con el Coro de la Zarzuela
La pieza del dramaturgo de Agrigento (Italia), dirigida en esta ocasión por César Barló, concentra el estudio y la investigación de toda una vida en una fábula que trasciende la dualidad conocida de «persona-personaje» para profundizar en el pensamiento y vislumbrar un nuevo nivel dicotómico: «Ser-deseo de ser».
«Los 'Gigantes' siguen morando en lo alto de la montaña y deciden el camino que debemos transitar los mortales. Y nosotros, los mortales, por cientos de causas, finalmente aceptamos su directiva para que nuestra vida transcurra por los cauces que ellos crean, lejos de la ilusión, la imaginación, el riesgo. Estos 'Gigantes' han conseguido que, mientras nos conformamos con ser, no nos preguntemos qué deseamos ser –presenta Barló–. Ante eso nos rebelamos y queremos que el público nos acompañe hasta la Scalogna, un lugar a medio camino entre lo mágico, lo real y lo mítico. El teatro debe servir para desvelar estos misterios humanos. El escenario es el espacio donde investigarlos y la representación el tiempo de compartirlos».
'caraBEteras': viaje al origen del pecado
Pero eso no es todo, pues la nueva sala –cuyo nombre no quiere desvelar, pero que estará directamente relacionado con quien da nombre al teatro– es uno de los «cambios» que prometió. «Otra cosa pendiente», dice, es «terminar con la diáspora de técnicos cuando llega el verano. Lo primero que me encontré al llegar es que con los Veranos de la Villa se van todos a otros lugares. No. Vamos a abrir una cosa sencilla, 'caraBEteras. El pecado original', un cabaré que encargué a Juan Mairena que tendrá un giratorio alrededor de esa columna».
Se tratará de «un primer viaje que nos llevarán al origen del pecado, al Madrid sicalíptico de principios del siglo XX, a locales prohibidos, cafés cantantes y salas de teatro donde actuaron las grandes divas del cuplé, mujeres que supieron crearse a sí mismas, formando parte de la vanguardia artística y abriendo las puertas a una nueva modernidad», explica Mairena en una sinopsis en la que invita a adentrarse en teatros ya desaparecidos como el Teatro Apolo (catedral del género chico y el «teatro por horas»), el Novedades o el Teatro de Variedades. «Y conoceremos las vidas, canciones y anécdotas de Raquel Meller, la Fornarina, la Goya, la Bella Chelito o la Bella Dorita», añade.
«¡Ya he abierto el camino!», celebra Pérez de la Fuente.