Política y toros

La guerra por la tauromaquia se traslada a la Unesco tras el rechazo socialista

El conflicto político en torno a la fiesta brava se intensifica en pleno auge de popularidad, con récords de asistencia y una creciente presencia juvenil

Las Ventas rompe la barrera del millón y se consolida como el corazón mundial de la tauromaquia
Las Ventas rompe la barrera del millón y se consolida como el corazón mundial de la tauromaquiaPlaza 1

La tauromaquia vuelve a encender los ánimos en el Congreso. Tras el reciente veto del PSOE a una propuesta que buscaba reconocer la tauromaquia como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, el Partido Popular ha decidido redoblar la apuesta. Su nueva estrategia: solicitar a la Unesco la declaración de Patrimonio Mundial para la fiesta brava, en un intento claro por blindar una de las expresiones culturales más atacadas en el panorama político español.

El movimiento del PP no es gratuito. Llega pocas semanas después de que la Iniciativa Legislativa Popular “No es mi cultura” fuera rechazada en la Cámara Baja. Aquel intento de cercenar la protección legal que la tauromaquia aún conserva en España fue tumbado, pero no sin dejar un reguero de tensiones entre las formaciones enfrentadas. Ahora, con la negativa socialista a elevar la propuesta ante la Unesco, el partido liderado por Alberto Núñez Feijóo busca un reconocimiento internacional con más peso y visibilidad.

"Los toros no se defienden desde el sofá, se defienden en las instituciones", parece ser la consigna implícita del PP. Mientras tanto, el PSOE se mantiene firme en su negativa a involucrarse en iniciativas de este tipo, quizás calculando el coste electoral de abrazar una causa que, aunque viva, sigue siendo polémica en ciertos sectores urbanos. Pero las cifras dicen otra cosa.

La tauromaquia atraviesa un momento de ebullición inesperada. En lo que va de 2025, los festejos taurinos han alcanzado cifras históricas de asistencia, especialmente por el regreso masivo del público joven a las plazas. Las retransmisiones televisivas en cadenas autonómicas como Telemadrid, Canal Sur o Castilla-La Mancha Media han consolidado además una audiencia estable y creciente, desmintiendo el discurso de quienes la consideran en declive.

Es este contexto, más de hechos que de ideología, el que alimenta el nuevo pulso del PP. Al plantear a la Unesco una declaración de Patrimonio Mundial, busca no solo proteger legalmente la fiesta, sino proyectarla como un fenómeno cultural con relevancia internacional, que va más allá de las fronteras políticas e ideológicas de España.

Con la campaña ya anunciada, lo que queda por ver es cómo reaccionará el resto del arco parlamentario. ¿Seguirá la izquierda renunciando a participar en este debate, o se abrirán nuevas grietas internas? Lo que está claro es que, en plena era de audiencias fragmentadas y discursos polarizados, la tauromaquia sigue siendo un símbolo poderoso y incómodo, capaz de dividir, movilizar y, sobre todo, resistir.