Los toreros pagan un duro tributo de sangre estival

Con la llegada del verano aumentan los festejos por todo el mapa taurino europeo y, con ellos, también se multiplican los percances, porque el toro, como siempre, es implacable. Por eso, durante el pasado fin de semana se registraron graves percances (y no pocos milagros) como los de Rafaelillo y Álvaro de la Calle, ambos en Ceret (Francia), así como el de Francisco José Espada en Las Ventas de Madrid. Todos ellos han pagado el tributo de sangre que esta profesión exige cada temporada y que, con la llegada del verano, se recrudece.

Afortunadamente, la recuperación de los toreros heridos es satisfactoria. Incluso de la Rafaelillo, envuelta en cierta polémica, pues el murciano cayó herido de una cornada de 15 cm. y tres trayectorias en la axila izquierda, que rozó arterias importantes y que requirió una intervención quirúrgica, pero al ser el día de la fiesta francesa, viernes 14, no había cirujano y le programaron la operación para el sábado en la mañana, razón que llevó al torero a viajar directamente a Murcia, donde fue intervenido a su llegada y dado de alto en la tarde del martes 18. Quien sí fue operado en la localidad francesa fue Álvaro de la Calle, que sufrió una cornada limpia de tres trayectorias en el muslo derecho el domingo 16. Su buena evolución le permitió pedir el alta voluntaria para viajar el lunes 17 a Salamanca, donde la doctora Beatriz Montejo comprobó el buen estado de la herida y el torero prosigue la recuperación en su domicilio. El que sigue continúa su restablecimiento en el hospital es Francisco José Espada, que fue atendido por el equipo del doctor García Padrós el domingo en Madrid, cuando sufrió una cornada en el muslo derecho con trayectorias de 20 y 15 cm., que produjo graves destrozos musculares.

A ellos habría que sumar el grave percance, en Caxuxi (México), de Arturo Saldívar, el domingo 16, cuando un toro le partió el muslo izquierdo de una cornada con trayectorias de 13, 10 y 5 cm. que muestra una buena evolución.