Los vaqueros: rebeldía sin causa en nuestros armarios
Diseñados originalmente para los mineros del lejano oeste con tela resistente y remaches de cobre en los bolsillos, fueron signo de rebeldía contracultural en los años 50 y 60 y objeto de deseo de los diseñadores de fin de milenio
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En el año 1984 la fotógrafa de los Rolling Stone, Anne Leibowitz, hizo una foto de Bruce Springsteen de espaldas, con una camiseta blanca y unos vaqueros de los que sobresalía la gorra de un conocido del Boss. La imagen fue la foto de portada del disco que le catapultó al éxito, "Born in the USA", una imagen que trataba de expresar la rebeldía y la angustia que el autor había sufrido por la guerra de Vietnam y que ahora llegaba a todos los públicos. Aunque los vaqueros habían nacido en los Estados Unidos tardaron casi un siglo en ser aceptados por la sociedad. Su origen está asociado a Levi Strauss, un joven de Baviera que en 1851 emigró a Nueva York para trabajar como mayorista de telas con sus hermanos mayores.
Dos años más tarde ya se había instalado de modo independiente en San Francisco vendiendo entre otros materiales la tela vaquera, un tejido de algodón muy resistente que originariamente fue fabricado en Génova y en Nimes con el nombre de denim. El éxito de Levi Strauss fue la fabricación de pantalones de tela de vaquera para los mineros, la misma tela con la que construían las tiendas que les acompañaban su aventura primero en California donde la fiebre del oro se desata en 1848 y más tarde en el Klondique, en pleno Yukon, donde las condiciones climáticas eran penosas. Jacob David, un sastre de origen judío que compraba lonas para reparar tiendas y ropa de trabajo, se percata de que los pantalones deben ser reforzados ya que el peso de los materiales que los mineros llevaban en los bolsillos hacía que se rompiesen.
David y Levy Strauss mejoraron el modelo precedente con remaches de cobre en los bolsillos, modelo que fue patentado en 1873 y más tarde introdujeron doble puntada en los bajos y los bolsillos creando el modelo Levis 501 en 1890. Tanto la resistencia de la prenda como su éxito comercial fueron de gran magnitud por lo que otros empresarios patentaron sus propios modelos. Blue Bell, el que más tarde se convertiría en la marca Wrangler en el mercado en 1904 y Lee Mercantile, en 1911. Pronto Levis fabricó un peto ancho vaquero que sería el uniforme de las mujeres que trabajaban en las fábricas. Durante la Primera Guerra Mundial los vaqueros de Lee-Union All fueron los pantalones de todos los trabajadores de la guerra. En los años 30 el cine de Hollywood inmortaliza los pantalones vaqueros a través de actores como John Wayne o Gary Cooper en sus películas y la prenda se pone de moda como ropa de fin de semana para actividades de ocio.
Las potentes campañas publicitarias protagonizadas por Ginger Rogers o Carole Lombard ponen de moda los vaqueros para las damas, un estilo aprobado por la revista Vogue al que denomina Western Chic. En los años 40 y 50 del siglo XX el traje de chaqueta seguía siendo la ropa clásica de los hombres, se usaba tanto para ir a la oficina como a cenar. Este tipo de trajes fueron limitados durante la Segunda Guerra Mundial, ya que en ese periodo los bolsillos no podían tener solapas y los trajes se vendían sin chaleco. Tras la guerra la moda estuvo influenciada por el corte militar, bien se copiaban modelos o se modificaban uniformes para uso civil, pero el traje siguió siendo la tendencia entre los hombres. Las dos piezas de blusa y falda o vestidos militarizados con puños blancos y más tarde vestidos ceñidos al cuerpo con faldas de vuelo para las ocasiones especiales constituían el atuendo habitual de las mujeres.
En esa sociedad de códigos de vestuario estricto los iconos de la pantalla como Marlon Brando en "Un tranvía llamado deseo" (1951), o James Dean en "Rebelde sin causa" (1955) y "Gigante" (1956) popularizaron los vaqueros en todo el mundo convirtiendo la prenda en un icono de la rebeldía y de la libertad. También fue un símbolo de insubordinación femenina desde que Marilyn Monroe los utiliza en la película "Río sin Retorno" junto con Robert Mitchum, dirigida por Otto Preminguer en 1954. Los vaqueros fueron asociados a iconos sexuales de los años 50 y 60 en el imaginario colectivo de la sociedad occidental, y muy pronto las estrellas del rock de la época hicieron uso de ellos como Elvis Presley o Bob Dylan. Los vaqueros fueron la prenda básica del movimiento hippie, tanto de hombres como mujeres que se manifestaban en contra de la guerra de Vietnam convirtiendo la prenda en símbolo de la contracultura mientras que el movimiento feminista tomaba los jeans azules como el símbolo de la igualdad.
De pata de elefante en los años 60, de cintura alta en los 70 o de pitillo en los 90, los vaqueros se reinventan cada temporada, habían llegado para quedarse. Fueron aceptados por los grandes diseñadores, como Calvin Klein quien presentó unos vaqueros azules en la semana de la moda en París en 1976. Desde entonces los vaqueos de Klein han sido signo de sensualidad buscando modelos publicitarios como Brooke Shields, Kate Moss o Lara Stone que trataron de hacer de su prenda el pantalón más sexy de la historia. No en vano cuando le preguntaban a Karl Lagerfeld por la prenda que le hubiese gustado inventar respondía sin dudar, los vaqueros, arrepintiéndose de haber llegado cien años más tarde.