Mundiales de Atletismo
Katir redondea la semana mágica del atletismo español
El murciano peleó hasta la última zancada por el oro en los 5.000, tuvo que claudicar ante Ingebrigtsen y ganó una plata que completa la cosecha histórica de España en Budapest
La armada etíope del 5.000, que estaba destinada a tiranizar la carrera, decidió jugárselo todo en la última vuelta y se quedó sin medalla. Para satisfacción de Mo Katir, valiente al dinamitar la carrera al toque de campana, y de Jakob Ingebrigtsen, que adelantó al murciano nacido en Alcazarquivir (Marruecos) en los últimos metros para firmar un doblete europeo del todo sorprendente. El keniano Jacob Krop fue tercera de una carrera ganada en 13.11:30, una marca más propia de un mitin nacional que de un campeonato de este calibre.
Mo Katir decidió intentar el doblete a última hora porque, según explicó, el 5.000 estaba programado después del 1.500, que era la prueba que de verdad le interesaba. Después de caer en la semifinal del «milqui», se conjuró con su entorno para resarcirse el domingo, como iba a hacer Ingebrigtsen tras su derrota ante Josh Kerr. En la contrarrecta, el canadiense de origen sudanés Mohamed Ahmed comprendió -y con él, los demás africanos- que el ataque del español era serio. Sólo el vikingo lo tenía en el punto de mira. Al encararse la curva, había dos carreras: Katir e Ingebrigtsen por el oro y el resto, en pos del bronce.
Fue un esprint agónico. Al principio, parecía que Jakob desbordaría con facilidad a Mo, que sacó un último cambio –bueno, algo parecido a un cambio: apenas un golpe de riñones– que consiguió crispar a su rival. Le sobraron veinte metros. Por dentro, Ingebrigtsen le fue comiendo centímetro a centímetro a Katir que, finalmente, se conformaba con una medalla de plata de enorme valor. Van dos años seguidos en un podio planetario: «Yo sabía que estaba para luchar por una medalla. Me quedé a poco de ser campeón del mundo, pero hay que tener paciencia. El año pasado buen un bronce, hoy ha sido una plata y el año que viene, en París, quién sabe», declaraba el pupilo de Gabi Lorente en la zona mixta.
La medalla de Katir es la quinta que gana España en esta semana aquincense que entra en la historia del atletismo nacional. Sólo dos veces, en Stuttgart 1993 y París 2003, subieron los españoles tantas veces al podio, pero los cuatro títulos de los marchadores marcan la diferencia: dos oros, una plata y dos bronces fueron la cosecha en Suabia y tres subcampeonatos y dos terceros puestos se lograron en la capital francesa. La foto del tercer puesto en el medallero, sólo por detrás de Estados Unidos y Canadá, la deben conservar en su disco duro por los siglos de los siglos.
En el siempre significativo número de finalistas, los diez que acumula España en Budapest mejoran todos los registros desde Osaka 2007, donde también se alcanzó la decena de «top 8». Además de los medallistas, puntuaron la cuarta plaza de Adrián Ben en el 800; la quinta de Mario García Romo en el 1.500, la misma que logró Cristina Montesinos en los 35 kilómetros marcha; y las saltadoras de longitud Fátima Diamé y Tessy Ebosele, sexta y octava respectivamente. Los 12 finalistas de Sevilla 1999, los 13 de París 2003 y, sobre todo, los 17 de Edmonton 2001 siguen encabezando la serie histórica.
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