Deportistas de alquiler: la última moda para que las leyendas se forren en el salón de su casa

Esta semana saltaba la noticia de que Scottie Pippen, mítico escudero de Michael Jordan, se había puesto en el mercado y alquilaba su compañía durante un día por 333.000 dólares. Esta novedad se vende como una oportunidad única para regalar a algún ser querido que sea muy fanático de los Bulls o del propio Pippen. El pack incluye jugar un partido con él, comer e incluso tomarse un cubata.

La leyenda estuvo 18 temporadas en la NBA y llegó a ganar seis anillos de campeón con los Bulls, pero también estuvo presente en los All Star, ser incluido tres años en el mejor quinteto de la Liga y ganar dos oros olímpicos con Estados Unidos (1992 y 1996).

La empresa que gestiona estos servicios lo explica de la siguiente manera: “Ahora es tu turno y el de un amigo para jugar contra este dúo dinámico de padre e hijo y aprender uno o dos trucos en la cancha. Después del partido, relájese y recapitule con una cena privada organizada por Pippen y Pippen Jr. Como broche final a su día, también disfrutará de una degustación de bourbon con el renombrado Pippen, probará su whisky bourbon de primera, DIGITS, y luego podrá llevarse a casa una copia autografiada de su libro más vendido, Unguarded”.

El escudero de Jordan no se tomó bien que en el documental el propio Michael tratase a sus compañeros como secundarios.

Pippen es el pionero de las leyendas en hacer esto público. Sin embargo, siempre han existido diferentes alternativas para que algunas personalidades importantes puedan sentarse a comer con algún futbolista de élite a cambio de una generosa suma de dinero. De hecho, a Cristiano Ronaldo le llegan muchas peticiones de este tipo.

Un día completo al alcance de muy pocos, un lujo que sólo se podrá permitir algún millonario que tenga ganas de darse el capricho de conocer a la leyenda de los Bulls, que ganó 110 millones de dólares en sus 18 temporadas en la NBA, 23 millones en sus primeras 11 campañas y 87 en las dos últimas. Sin embargo, no debió administrar bien su fortuna y ahora, a sus 57 años, se ve obligado a alquilarse por días para obtener unos ingresos extra y poder sobrellevar su alto ritmo de vida.