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Historias del Balón

La historia más negra del Dínamo de Berlín, el equipo “espía” de la Stasi

La caza y “asesinato” de Lutz Eigendorf, «El Beckenbauer del Este», es sin duda una de las páginas más controvertidas del fútbol alemán

Plantilla del Dinamo de Berlín en 1979
Plantilla del Dinamo de Berlín en 1979ArchivoLa Razon

El fin de la Segunda Guerra Mundial en 1945 supuso importantes cambios en el mapa político mundial y, por supuesto, en Alemania. Esto dio lugar a la creación de dos estados alemanes en 1949, Alemania Federal, capitalista al Oeste y la RDA, comunista al Este. Como sucedió en todos los ámbitos de la vida, la división política del país también partió en dos al fútbol alemán.

En la RDA en 1949 nació la DDR-Oberliga, siendo la máxima categoría de la Liga de fútbol y, como en prácticamente todo con un férreo control por parte del estado. El SG Dynamo Dresden no tardó en destacarse como el mejor equipo del país, levantando su primera Copa 1952 y la DDR-Oberliga un año después.

Esto no gustó a nada a Erich Mielke, histórico político comunista y director de la Stasi, la policía política germanoriental. Mielke era un fanático del fútbol y como buen berlinés siempre pensó que el equipo más potente del país debía estar en la capital.

Erich Miekel junto a los futbolistas del Dínamo de Berlín, el capricho de la Stasi
Erich Miekel junto a los futbolistas del Dínamo de Berlín, el capricho de la StasiARchivoLa Razon

11 espías sobre el campo

En 1954 varios jugadores del exitoso Dínamo de Dresden, con Helmut Petzold a la cabeza, son llamados a filas por la Stasi, la policía secreta alemana. Su misión, alistarse en el descendido Dínamo de Berlín y devolverlo a la DDR-Oberliga. Lo hacen, ganan tres ligas y la Copa, pero los planes de Erich Mielke, director de la Stasi, son otros. Reorganiza el fútbol de la RDA bajo el manto del Ministerio de Deportes tejiendo una compleja red de espías en la que integra a 91.000 empleados y casi 300.000 informantes.

“Debemos seguir el comportamiento de los deportistas para saber quién está con nosotros y quién no. Hay que evitar que se enrolen con el enemigo”, advierte El General. En la lista de espías se incluyen jugadores del Dínamo, que establece una dictadura deportiva en la manipulada DDR-Oberliga ganando 10 Ligas seguidas en la década 1979-88. Cualquier jugador que destacaba en otro equipo era alistado en el club.

Sobre sus títulos nacionales, como poco planea la sombra de la duda. Gran parte de esos éxitos fueron más mérito de la Stasi que del propio equipo, como quedó demostrado cuando se desclasificaron su archivos tras la reunificación. Con aquella herramienta tan poderosa es inevitable hablar de amaños, ayudas arbitrales, extorsiones y favores políticos.

Pero Mielke no solo fue duro con los rivales, gestionaba su propio club con puño de hierro. El más afectado fue Lutz Eigendorf, conocido como «El Beckenbauer del Este» y protagonista de una las páginas más oscuras del Dínamo de Berlín.

«El Beckenbauer del Este»: la caza de Lutz Eigendorf

El libro ‘Todo lo que ganamos cuando lo perdimos todo’ de Eduardo Verdú, recoge la historia del futbolista Lutz Eigendorf (1956-1983) jugador del Dynamo de Berlin. En 1979, aprovechando un partido amistoso del Dinamo de Berlín frente al Kaiserslautern en Alemania Occidental, Eigendorf logró esconderse y escapar.

El denominado Beckenbauer del Este, internacional seis veces por la República Democrática de Alemania (RDA), fue condenado por la policía secreta, Stasi, -la operación se bautizó ‘Maten al traidor’- que provocaría su muerte años después en un extraño accidente automovilístico. El libro recrea como su esposa se quedó en el Este con su hija y se volvió a casar con un agente de la Stasi.

Sin posibilidad de comunicarse con su mujer y su hija, que habían quedado en el lado oriental, su familia fue el primer objetivo de la policía política de Alemania Oriental. Un agente de la STASI sedujo a su mujer hasta conseguir que se divorciara de Eigendorf y se casara con él. Cuando el centrocampista conoció la noticia cayó en una profunda depresión que afectó notablemente a su rendimiento.

La deserción de Eigendorf tuvo impacto internacional: aunque no era el primer deportista que había huido de Alemania Oriental, su salida suponía un duro revés para la reputación del régimen socialista porque el Dinamo de Berlín era el equipo de la Stasi. La Federación de Fútbol de la RDA le sancionó con dos años de suspensión por haber fichado sin permiso del club de origen, algo que por otra parte nunca habría sucedido, pero la FIFA rebajó la sanción a un año y durante ese tiempo Eigendorf estuvo entrenando con el equipo juvenil. A nivel político la Stasi le consideró un traidor y un «fugitivo de la república».

En su paso por el Kaiserslautern, Eigendorf cuajó una buena primera temporada y tuvo problemas disciplinarios en la segunda. En total llegó a disputar 53 partidos oficiales y marcó siete goles. A nivel internacional formó parte del plantel que llegó hasta semifinales de la Copa de la UEFA 1981-82; por motivos de seguridad no era convocado cuando el equipo tenía que viajar a países del Bloque del Este.

En 1982 fichó por el modesto Eintracht Braunschweig, equipo en el que solo jugó ocho partidos. Una espiral de alcohol, lesiones y deterioro físico frenaron en seco una más que prometedora carrera. A nivel personal logró rehacer su vida: se casó con otra mujer y tuvo una hija.

La Stasi no tardó en localizar a Eigendorf al otro lado del muro y desplegar un plan de control, primero en Kaiserslautern y desde el verano de 1982 en los alrededores de Braunschweig, el lugar que eligió para vivir cuando firmó por el Entracht. El jugador, que dejó al otro lado del muro mujer e hija, había expresado muchas veces su temor a ser secuestrado. O algo peor. La vigilancia cesó en la noche del 7 de marzo de 1983, la misma en la que Alfa Romeo GTV6 que conducía Eigendorf se estrelló contra un árbol en una curva que giraba a la derecha la zona de Querum. Eran las once la noche y venía del pub Cockpit, en el que era un habitual. Las primeras pruebas dieron un índice disparado de alcohol en sangre: 2,2. Aquello disparó las alarmas y las sospechas. Los que estuvieron con él aseguraron que era imposible que con lo que había bebido diera esa tasa. Norbert Thines, el presidente del Kaiserslautern que dio abrigo a Eigendorf, siempre matuvo la misma tesis: “Lo asesinó la Stasi”.

Tras la caída del Muro del Berlín aparecieron documentos de la propia secreta que apuntaban a esa teoría. En el año 2000, el periodista Heribert Schwan dirigió un documental de la WDR sobre Eigendorf en el que, citando datos de los archivos de la Stasi, se desvelaba la presunta implicación de un comando especial contra disidentes que pudo ejecutar un asesinato por encargo. Sobre esa pieza se abrió una investigación que finalmente fue archivada por falta de pruebas en 2004.

Tras la caida del muro de Berlín y el posterior proceso de reunificación alemana en 1990, tanto el S.V. Dynamo como la Stasi fueron disueltas. Para evitar su asociación con la policía secreta de la RDA, el equipo cambió su nombre por el de «F.C. Berlin». En 1999 la entidad recuperó la denominación «Dinamo» por petición de los aficionados. Hoy deambula por las ligas regionales.