
Tenis
Zverev sofoca la rebelión de Munar y la semifinal de la Davis se decidirá en el dobles
El número uno alemán y tres del mundo pudo con el español por 7-6 (7/2) y 7-6 (7/5). Italia espera rival

La semifinal España - Alemania de la Copa Davis está en manos del dobles. En manos de Marcel Granollers-Pedro Martínez y Tim Puetz-Kevin Krawietz. Porque Zverev justificó el ranking ante Jaume Munar pese al más que notable partido del balear. El número tres del mundo se impuso por 7-6 (7/2) y 7-6 (7/5) en dos horas.
Después de un intercambio de 18 golpes en el tercer juego, Jaume Munar miró al banquillo de David Ferrer y empezó a girar la cabeza diciendo "no, no, no". Instantes después llegó el "break" de Zverev. David Ferrer le recordó al balear que se trataba de no descentrarse, de pelear sin tregua cada bola para molestar todo lo posible y más a Zverev. La victoria de Carreño en el primer partido descargaba de responsabilidades a Munar. Y enfrente no estaba un cualquiera. Uno de las cuentas pendientes del germano es precisamente la Davis de la que tanto reniega, pero sigue siendo el tres del mundo. Sólo tiene por delante a un tal Alcaraz y a un tal Sinner. Así que se trataba de no desconectarse, olvidar la tempranera rotura en el tercer juego y seguir mostrando el nivel que lleva ofreciendo todo el año y le ha llevado a colarse en el "top 40". En los dos primeros turnos de saque de Sasha fue capaz de alcanzar el "deuce". El germano no tembló, pero era muy consciente de que al mínimo despiste Munar iba a estar ahí. Y el sexto juego lo confirmó. Llegó el "break" merecido del español.
Zverev tiene tenis en su raqueta para aburrir, pero su lenguaje en la pista no es el del líder un equipo. Su tenis y su actitud carecen de la chispa que a veces resulta imprescindible en la Davis. Eso fue un acicate para Munar. Porque Jaume devolvió todo desde el fondo de la pista, encontró una manera de hacer daño con las dejadas y Zverev no transmitía convencimiento alguno. Un primer set casi intachable del español (rozó el 80 por ciento de primeros dentro y por encima del 70 por ciento de puntos ganados con el primer saque) valió para alcanzar el "tie-break". En el desempate volvió el Zverev desconcertante. Perdió el primer punto, se mostró alicaído, miró a su capitán Michael Kohlmann y le soltó un gesto en plan "¿Qué quieres que haga?". La respuesta la ofreció él mismo. Tres "aces", una volea ganadora, una derecha letal... el número tres del mundo apareció en el momento en que más lo precisaban los alemanes.
La mezcla de la inercia y la sensación de alivio llegó a situar al alemán con 0-1 y 0-30. Munar, lejos de rendirse, salvó la primera situación límite encadenando cuatro puntos seguidos con su saque. Luego llegó una recaída del alemán con doble falta incluida. Cedió su servicio y Jaume llegó a situarse con 3-1. Pero el partido del número uno alemán resultaba desconcertante, demasiado irregular. Se reenganchò con tres juegos seguidos y ya no volvió a flaquear ninguno de los dos así que el set volvió a desembocar en el "tie-break". En el desempate, el número de errores de Zverev fue menor que el de Munar. Las dos parejas de dobles que estaban calentando en los pasillos del Supertennis Arena de Bolonia tenían el futuro de la semifinal en sus manos.
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