Energía

Los altos impuestos a las energías limpias taponan la electrificación

La presión fiscal a la electricidad en España es de las mayores de Europa y cinco veces más alta que la del gas: 20 céntimos kWh por los 4 del gas

Aparcamiento reservado para recargar coches eléctricos
Aparcamiento reservado para recargar coches eléctricoslarazon

Europa sigue legislando y movilizando fondos sin cesar para acelerar la electrificación de su economía. España acaba de hacerse con más de 72 millones de euros en ayudas europeas para financiar la instalación de 1.617 puntos de recarga eléctricos e impulsar el despliegue de plantas y estaciones de hidrógeno, en el marco del quinto y último corte de la convocatoria de 2021 del Mecanismo Conectar Europa (CEF). Sin embargo, los datos no acompañan.

El alto coste para el bolsillo de los consumidores de la electrificación y las complicaciones que genera, desde el coche a las calderas, lastra un avance que está lejos de coger el ritmo de «aceleración» que pregona el Gobierno. No hay más que ver los datos sobre las matriculaciones de electrificados por regiones de marzo pasado: cayeron un 9% respecto a las de hace un año, según los datos de la patronal Anfac.

Cuota acumulada de mercado turismos por FFEE
Cuota acumulada de mercado turismos por FFEET. GallardoLa Razón

Pese a todo, en el primer trimestre del año se han matriculado un 1,48% más de electrificados (eléctricos e híbridos) que hace un año: 29.263 vehículos sobre los 244.879 vehículos nuevos matriculados en los tres primeros meses del año. Sumando eléctricos e híbridos enchufables en marzo la cuota fue del 10,3%. «Seguimos muy lejos de conseguir los objetivos de descarbonización tanto en ventas de este tipo de vehículos como en las instalaciones de recarga», asegura Félix García, director de comunicación de Anfac.

El pasado año, se sumaron 113.776 turismos electrificados nuevos al parque móvil, un 45% más, pero sólo el 11,99% del mercado total. La cifra se mantiene muy lejos de la media europea de penetración de la electrificación que supera el 21% del total de las ventas.

Más retrasada va aún la electrificación del mercado de industriales, que se situó en un 1,2% en 2023 un estado poco avanzado de electrificación. En el caso de los vehículos industriales de menor tamaño y más destinados a la distribución urbana la cuota de electrificación se sitúa en un 3,7%, frente al 0,7% de los camiones de más de 16 toneladas. Respecto al mercado de autobuses, avanzó notablemente en 2023, aumentando hasta el 14,3 %.

En procesión para cargar

Las imágenes de los puntos de recarga atestados de coches esperando a poder enchufar de la pasada operación retorno de Semana Santa no hacen sino desincentivar la electrificación.

Cuota de electrificación del parque de turismos
Cuota de electrificación del parque de turismosT. GallardoLa Razón

Y eso pese a que los puntos de recarga crecieron un 61,6% el pasado año hasta los 29.301 puntos públicos útiles (hay otros 7.728 fuera de servicio). Y es que, de nuevo, con una media de 610 puntos de recarga eléctrica de acceso público por millón de habitantes, España se encuentra lejos de la media europea, que se situó a cierre de 2023 en 1.408 puntos.

El gas reina en calefacción

El sector de la automoción no es el único rezagado. La demanda residencial de calefacción y refrigeración promedio en España es de 7,2 megavatios hora por hogar, según los datos de RAP (Regulatory Assistance Projet, organización independiente que promueve la electrificación). Esta se encuentra principalmente cubierta por gas (38%), gasóleo (24%) y biomasa (22%).

Esta situación está estancada ya que, según el mismo informe, el 93% de las nuevas instalaciones de calefacción son calderas de gas y solo el 5% de los calentadores nuevos son eléctricos.

¿Por qué? Porque la relación de precios entre la electricidad y el gas (el combustible más común para calefacción en Europa) es en muchos países desfavorable y desalienta a los hogares a cambiar la caldera a una bomba de calor.

Ante esta situación, después de observar como se acumulan varios días con buena parte de las horas con precios negativos de la electricidad en el mercado mayorista –una situación fruto de las lluvias y el deshielo acelerado, y de las últimas borrascas–, es lógico preguntarse de dónde proviene que los consumidores no vean rentable «enchufarse».

Los impuestos tienen la culpa

Los impuestos tienen buena parte de la explicación. España aparece como el país de la Unión Europea con mayores tasas y gravámenes (incluido el IVA), seguido de cerca por Portugal, Alemania y Austria, con niveles cercanos a 20 céntimos por kilovatio/hora, según el mismo informe de RAP. Mientras la presión fiscal sobre la electricidad roza esos 20 céntimos por kWh, el gas cuenta con unas tasas inferiores a los 4 céntimos/ KWh, cinco veces menos.

El informe de RAP examina tres tipos de impuestos y gravámenes en España: impuestos especiales sobre la electricidad, el gas y otros combustibles fósiles, impuestos sobre la electricidad y el gas únicamente, y un impuesto adicional al valor agregado sobre la producción de electricidad.

En conjunto, los tres tipos de impuestos y gravámenes dan como resultado un impuesto promedio equivalente de 2,50 euros por megavatio hora en gas, 9,30 euros por MWh en gasóleo y 113 euros por MWh en electricidad.

Y el IVA, al 21%

A esto se suma que la electricidad ha recuperado el IVA del 21% desde marzo porque el precio de la energía en origen es inferior a 45 euros/MWh, el tope fijado en el Real Decreto de medidas urgentes para eliminar el tipo reducido.

Esto supondrá un incremento de 62 euros al año en las facturas de un usuario medio, según destacan desde la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), que demanda un IVA reducido permanente para un bien básico como la electricidad, más aún cuando lo que se pretende es incentivar la electrificación de la economía.

La Alianza para la Electrificación –formada por Euroelectric, SolarPower, Wind Europe, la Fundación Europea del Clima o el Instituto Europeo del Cobre– defiende rebajas fiscales para apoyar este proceso que parece haber encallado, con una tasa de electrificación media europea del 25%, lejos del 35% que se mantiene como objetivo para 2030. Unos objetivos que la elevan al 50% en 2040 y al 70% en 2050 para alcanzar la neutralidad climática a mediados de siglo.