Trabajo
España necesita 10 contratos indefinidos para restar un parado
El paro baja 60.503 personas en abril, la menor caída en este mes desde 2021 y el tercer peor en 11 años. Los ocupados superan por primera vez los 21 millones. El último día de abril 127.907 personas se fueron al paro, el peor dato desde la campaña de Navidad
La tasa de paro dio en abril un empujón hacia abajo para llevar el número de parados en España hasta los 2,66 millones, la cifra más baja desde 2008. Esta bajada se tradujo en una mínima caída interanual, de apenas una décima hasta el 11,7%. En cuanto a los datos de afiliación, la Seguridad Social ganó una media de 199.538 cotizantes en abril respecto al mes anterior (+0,95%), gracias, sobre todo, al impulso de la hostelería, que sumó casi 92.000 en el mes, para llevar el número de ocupados hasta récord de 21,1 millones.
Hasta ahí las cifras apuntan en la buena dirección, pero también tienen una cara B. La cifra parados de abril ha supuesto la menor reducción del desempleo en un mes de abril en 36 meses y el tercer peor dato en 11 años. Y se ha vuelto a poner de manifiesto la enorme estacionalidad del empleo, ya que el 80% del creado en el mes se evapora al desestacionalizar los datos, quedándose en 40.677 afiliados, por lo que el paro mensual solo bajaría en 27.748 personas si se elimina dicha estacionalidad.
Tampoco va como debería la calidad del empleo. Según defienden desde Seguridad Social, los positivos efectos de la reforma laboral se perciben en la evolución de los afiliados con contratos indefinidos a tiempo completo en el último año, que crecen con mayor intensidad (4,2% interanual, 389.899 más) que los de tiempo parcial (3,8%, 89.552 más) y que los fijos discontinuos (1,7%, que son 16.788). Sin embargo, la realidad es otra, ya que la temporalidad se ha trasladado al contrato indefinido. El pasado mes se firmaron 1.267.440 contratos, de los que el 44,12% fueron indefinidos, 559.254 en total. Esta cifra parece un éxito si se mira por sí sola, pero lo que indica de forma transversal es que han sido necesarios 10 contratos indefinidos para que el paro baje en una persona al terminar el mes. «O por cada una hay otras nueve personas que voluntariamente renuncian a su trabajo, que nos parecería ciencia-ficción, o los indefinidos no tienen ya nada de indefinidos», denunció ayer Joaquín Pérez, secretario general de USO.
Es decir, que la temporalidad continúa siendo muy alta y apenas ha evolucionado respecto a las cifras previas a la reforma laboral, lo que ha cambiado es la tipología contractual actual, en la que se han disparado los fijos discontinuos y los indefinidos que duran menos de un mes. Es decir, se firman más contratos sin fecha de caducidad, pero tienen una duración cada vez más corta y la suma de los contratos indefinidos a tiempo parcial, los temporales y los fijos discontinuos sigue siendo casi un 20% superior al de indefinidos a tiempo completo.
SÓlo el 42,41% fueron indefinidos a jornada completa; el resto se firmaron a jornada parcial o discontinua, siendo los contratos de jornada parcial los que más se incrementaron. «Ya estaríamos contentos si los 237.000 contratos indefinidos a jornada completa de verdad lo fueran y se quedaran contratados. Sigue habiendo más contratos indefinidos que bajada del paro y más que nuevos cotizantes», insistió Pérez.
Otro indicador negativo apunta a que pese a que la afiliación media creció en casi 200.000 personas, para cerrar el mes por primera vez por encima de los 21 millones de afiliados, se destruye prácticamente todo el empleo creado durante la semana, ya que el viernes «hay un saldo negativo en la contratación», apuntan desde USO. Este dato queda patente en que la Semana Santa tiró de la afiliación, pero el último día del mes se dio de baja a 127.907 personas, el peor dato desde el cierre de la campaña de Navidad, el 2 de enero. Para Pérez, el problema es estructural y sigue siendo el mismo que antes de la reforma: «Dependemos del mes de la Semana Santa, de los meses de verano, de Navidad... El cambio debe venir con una reindustrialización de alto valor añadido, verde y digital. Volver al 20 % de la industria en el PIB para que el empleo tenga músculo y no baile con el calendario».
Además, tres sectores continúan sufriendo su particular viacrucis: el sector agrario y las empleadas de hogar, que junto al sector público son los que más empleo han perdido desde la aprobación de la reforma laboral. La Central Sindical Independiente de Funcionarios (CSIF) indicó ayer que el sector público ha destruido en el último año 84.319 puestos de trabajo, lo que supone casi un 7% menos de funcionarios, rompiendo la tendencia general de creación de empleo y sumando siete meses en números rojos.
La bajada del paro y la creación de empleo se han cimentado en el sector Servicios, que volvió a ser el catalizador de la reducción del desempleo durante el mes pasado, tras bajar en 42.067 personas (-2,15%). Pero el lastre sigue siendo la Agricultura. En los últimos tres años se han perdido en España 17.900 sociedades agrarias y 130.000 empleos, tanto de empleados por cuenta ajena como autónomos, achacables, entre otras cosas, a la reforma laboral y al incremento exponencial del salario mínimo interprofesional (SMI). Por las mismas razones, en el empleo del hogar han salido de la Seguridad Social casi 4.000 trabajadores para ir al paro o al mercado sumergido desde la aprobación de la reforma de Yolanda Díaz. La causa directa de este desplome tiene que ver con que las familias no pueden asumir el incremento de costes laborales, la presión inflacionaria y la mayor presión fiscal, ni tampoco el incremento del SMI.
En total, si se suman los empleos perdidos desde la aprobación de la reforma laboral en estos tres sectores, la cifra roza los 220.000. La afiliación de empleadas de hogar y el campo es la más baja de los últimos 11 años. Familias y empresarios deben hacer frente a una factura un 40% superior a la de hace cuatro años en coste de trabajadores del campo y el hogar.
✕
Accede a tu cuenta para comentar