
Jornada laboral
Gonzalo Bernardos, economista, sentencia la jornada reducida: "Es un gran acierto"
El debate sobre la reducción de la jornada laboral en España sigue candente, con visiones opuestas en la esfera política y empresarial

La propuesta de reducir la jornada laboral en España, de las actuales 40 a 37,5 horas semanales, se ha consolidado como uno de los ejes centrales del debate socioeconómico. Esta iniciativa, aún pendiente de aprobación parlamentaria, ha polarizado a los distintos agentes sociales, con fuertes críticas desde algunas patronales y un respaldo desde sectores académicos y económicos.
En este contexto de intensa controversia, la voz del economista Gonzalo Bernardos, catedrático de la Universidad de Barcelona, ha emergido con particular fuerza. Bernardos ha defendido la medida en Al Rojo Vivo como "un gran acierto" y una necesidad impostergable para el modelo productivo español, desgranando una serie de argumentos que buscan rebatir las objeciones más comunes.
Su análisis se basa en una revisión histórica y comparativa de la evolución de la productividad y las condiciones laborales en el país. El economista recalca que, desde la fijación de la jornada de 40 horas en 1983, la productividad por trabajador ha experimentado un crecimiento considerablemente superior, sin que este avance se haya traducido en una mejora equitativa para los empleados en términos de salarios o tiempo libre.
Argumentos económicos de calado para la medida
Bernardos sostiene que el incremento del rendimiento por trabajador no se ha reflejado en una distribución justa de la riqueza generada. Según su perspectiva, la mayor parte de este progreso ha beneficiado principalmente al capital, dejando a los trabajadores con escasas mejoras. Por ello, el catedrático ve en la reducción de jornada una oportunidad para saldar una deuda histórica con la clase trabajadora española.
El economista va un paso más allá en su argumentación, abogando por un cambio de paradigma en el modelo empresarial español. Bernardos defiende que la estrategia de competir basándose en salarios excesivamente bajos es una fórmula obsoleta que conduce a la precariedad y al estancamiento económico, impidiendo el progreso a largo plazo del país.
Para Bernardos, la reducción de la jornada no solo es viable, sino que actuaría como un catalizador para forzar a las empresas a innovar y a invertir en tecnología y en productos con un mayor valor añadido. Ante las voces que alertan sobre la inviabilidad para las pequeñas y medianas empresas, el catedrático es tajante: la dificultad para asumir esta medida apunta a una gestión empresarial deficiente, no a un problema inherente a la reforma.
El camino hacia una reforma laboral integral
Desde el Ministerio de Trabajo, con Yolanda Díaz al frente, se ha manifestado la firme intención de implementar esta reducción de jornada. Se ha anunciado que, en caso de no lograr el respaldo parlamentario necesario, la medida se aplicaría igualmente por la vía del decreto, garantizando así su entrada en vigor.
Además de esta reforma horaria, el Gobierno también está trabajando en una nueva regulación del registro horario. El objetivo es establecer un control más riguroso y digital de las horas trabajadas, lo que sugiere una transformación laboral que va más allá de la simple reducción del tiempo de trabajo semanal.
En la visión de Bernardos, el debate sobre la jornada laboral trasciende el número de horas trabajadas para convertirse en un reflejo del rumbo que debe tomar el país. España, según el economista, se encuentra en una encrucijada: estancarse en un modelo de precariedad o evolucionar hacia un futuro de mayor calidad, competitividad e innovación en el mercado. La reducción de la jornada laboral, concluye Bernardos, no es un capricho político, sino una adaptación imprescindible a los tiempos actuales y una inversión en un modelo productivo más sólido y justo para el futuro.
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