Sánchez y Calviño aciertan de casualidad la previsión de crecimiento del PIB

El Banco de España ha revisado la previsión de crecimiento de la economía española hasta el 2,3% para 2023. Se trata de un alza de siete décimas frente a su anterior pronóstico y por encima del cuadro macroeconómico del Gobierno (2,1%) elaborado a finales de 2022. En aquel momento, el Ejecutivo de Sánchez recibió muy notables críticas por inflar la previsión de crecimiento de la economía española en 2023 por encima del consenso de todos los analistas (incluido el Banco de España) pero, finalmente, parece ser que será el Gobierno quien tuvo razón desde un comienzo. ¿Es así? Sólo muy parcialmente. Veamos, cuando se elabora una previsión económica no se hace a modo de apuesta sin fundamento, como quien rellena la Primitiva: se modeliza la trayectoria de crecimiento de una economía partiendo de ciertos supuestos que condicionan ese crecimiento. Uno de ellos, singularmente importante en 2023, era el precio de la energía. Cuando todos los analistas le reprocharon al Gobierno que inflara su previsión de crecimiento para 2023 era porque todos los analistas –incluyendo el Gobierno– esperaban que la energía estuviese mucho más cara este año de lo que finalmente lo está. Por ejemplo, en su cuadro macroeconómico, el Ejecutivo anticipaba un precio medio del petróleo de 96,9 dólares por barril y un precio medio del gas natural de 118,8 euros por MWh. Pues bien, ahora mismo, el precio del barril Brent se halla en 76 dólares por barril (un 22% más barato de lo que anticipaba el Ejecutivo) y el gas natural en 44,7 euros por MWh (un 63% más barato de lo que pensaba el Gobierno). Así pues, lo que habría que plantearse es más bien lo siguiente: ¿sería capaz la economía española de crecer un 2,3% en 2023 de haberse ubicado la energía en los altos precios que esperaban Sánchez y Calviño? Se hace harto difícil pensar que habría sido así. O expresado de otro modo, si el Gobierno hubiese anticipado los actuales precios de la energía, su modelo de crecimiento por necesidad habría estimado incrementos del PIB muy por encima del 2,3%. De ahí que sí, parece que está acertando pero por las razones equivocadas: no porque hiciera un excelente análisis, sino porque acertó los números de la Primitiva.