Nuevo Gobierno

Sánchez se rodea de su núcleo duro para culminar su plan laboral, su intervencionismo económico y su expolio fiscal

Mantiene a Calviño, Díaz y Ribera a su lado y eleva a María Jesús Montero a la cuarta vicepresidencia para cumplir con el pacto PSOE-Sumar, que pretende elevar la presión fiscal para las empresas y ampliar su control, y mantener un plan social subvencionado

Pedro Sánchez es felicitado por varias ministras, al finalizar la segunda jornada del pleno de investidura en el Congreso de los Diputados.
Pedro Sánchez es felicitado por varias ministras, al finalizar la segunda jornada del pleno de investidura en el Congreso de los Diputados. Alberto R. Roldán La Razón

Más peso para el área económica. Ese es el nuevo perfil que quiere el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que durante su presentación ha expresado que sus prioridades para esta legislatura pasan por culminar la modernización socioeconómica de España, transformando su tejido productivo "en clave verde y digital" para hacerla avanzar hacia el pleno empleo; el refuerzo del Estado de Bienestar y la mejora del poder adquisitivo; e impulsar al acceso a la vivienda, "consolidando este derecho constitucional como quinto pilar del Estado de Bienestar", con un Gobierno con "marcado acento feminista y alto perfil político" y "continuista" en el área económica. Por tanto, pretende mantener la misma línea intervencionista tanto en el plano laboral, como económico, energético y fiscal, como marcan las directrices del pacto de coalición entre PSOE y Sumar, que pasa por ampliar el apoyo económico público a más sectores de la población.

Sánchez se ha decidido reforzar el ala económica poniendo al frente de las cuatro vicepresidencias a ministras del ramo -con el ascenso de la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, a la vicepresidencia cuarta del Ejecutivo, igualándose de rango con Nadia Calviño, Yolanda Díaz y Teresa Ribera, vicepresidenta tercera y ministra de Transición Ecológica y Reto Demográfico-, y sumando dos nuevos ministerios a esta área -divide en dos Transporte y Vivienda y crea el citado de Transformación Digital-. Hacer frente a una desaceleración económica que ya asoma, el despliegue definitivo de los fondos europeos antes de 2026 y cumplir con las reglas fiscales que vuelven a activarse tras la barra libre pandémica son los tres ejes principales sobre los que girará la legislatura.

Por tanto, el presidente mantiene intacto su núcleo duro. Nadia Calviño seguirá al mando de la economía con su vicepresidencia primera, pero con los ojos puestos en su afán de alcanzar la presidencia del Banco Europeo de Inversiones, que tiene que decidirse en los dos próximos meses. Pero, de momento, repetirá como a la cabeza del Ministerio que ahora se denomina Economía, Comercio y Empresa, y desgaja Transformación Digital, que pasa a manos de José Luis Escrivá, hasta ahora titular de Seguridad Social.

Si se confirma la salida de Calviño hacia el BEI, se abrirían varias posibilidades: crear un "macroministerio" de Economía y Hacienda -y encumbrar a Montero a la vicepresidencia primera-, mantenerlos divididos y darle el poder perdido a Escrivá, tras su "degradación" a un departamento menor, como Transformación Digital, o dejar las cosas como están y nombrar a un nuevo ministro que se quede con la herencia de Calviño. De momento, queda descartada la posible unificación los ministerios de Economía y Hacienda, pero sólo temporalmente, pendientes de la resolución del culebrón del BEI. Si al final esta fusión se llevara a cabo, Sánchez podría retornar a los tiempos de los gobiernos de José Luis Rodríguez Zapatero, en los que Pedro Solbes y Elena Salgado llevaron esa rienda conjunta, según fuentes consultadas, que también abren otras posibilidades, como que Escrivá acepte su nuevos Ministerio para asumir posteriormente la cartera económica.

Como vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz repetirá como ministra de Trabajo y Economía Social, con el objetivo de culminar "su" plan de llevar "el mercado laboral español al siglo XXI", como ha explicado en muchas ocasiones. Para ello deberá afrontar muchas promesas comprometidas en el pacto entre PSOE y Sumar, entre las que destacan la reducción de la jornada laboral desde las 40 a las 37,5 horas semanales, la nueva regulación del despido que se ajuste a la legislación europea y situar el salario mínimo interprofesional (SMI) en el 60% del salario medio.

Otra que mantiene su estatus es Teresa Ribera, que acelerará la transición ecológica para cumplir con los objetivos marcados en la Agenda 2030 para que la mitad de la energía en España proceda de fuentes renovables en 2030. En su nueva legislatura deberá lidiar también con uno de los puntos más controvertidos del acuerdo de Gobierno: volver a recuperar la Comisión Nacional de Energía (CNE), integrada en 2013 en la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC).

La que gana peso en la ministra de Hacienda y Función Pública, María Jesús Montero, que seguirá al frente de todas sus responsabilidades pero amplía cuota de poder al ascender a la vicepresidencia cuarta, confirmando que es uno de los mayores y más fieles activos del presidente. Montero tendrá un complicado escenario financiero, en el que después de tres años con las de reglas fiscales suspendidas, deberá meter la tijera y tener como objetivo primordial la reducción del déficit y de la deuda pública, que está en récord histórico. Su primer reto será la elaboración y presentación del techo de gasto -el límite de gasto no financiero-, paso previo a la elaboración del proyecto de ley de los Presupuestos Generales del Estado (PGE) para 2024, que se afrontan fuera de plazo. También pretende culminar otro gran objetivo: igualar la presión fiscal española a la europea, pese a que ésta ha triplicado a la de la UE desde la pandemia.

En este juego de la silla, el perdedor puede ser José Luis Escrivá, que se ha visto forzado a "ceder" su cartera de Seguridad Social a una de las nuevas caras del renovado Gobierno de Pedro Sánchez, Elma Saiz, que fue consejera de Economía y Hacienda en el gobierno autonómico de Navarra. El presidente del Ejecutivo ha decidido mantener desgajado Trabajo y Seguridad Social, por lo que Yolanda Díaz se quedará sin su ansiado "superministerio" y seguirá al frente únicamente de Trabajo.

Saiz se estrenará a los mandos de Seguridad Social con la confianza recibida por el presidente por su larga trayectoria en cargos de responsabilidad autonómicos y municipales. Antes de ser la candidata a la Alcaldía de Pamplona en las pasadas elecciones municipales del 28 de mayo, Saiz fue consejera de Economía y Hacienda del Gobierno de Navarra bajo la Presidencia de María Chivite. Antes fue delegada del Gobierno en la comunidad foral y, en la actualidad, ejercía de responsable económica en la Ejecutiva regional del PSN. La nueva titular de Seguridad Social deberá culminar en esta legislatura las reformas iniciadas por Escrivá en la anterior, principalmente en el sistema de pensiones, además de asumir los nuevos compromisos adquiridos en el pacto de coalición entre PSOE y Sumar, entre ellos la regulación de la jubilación parcial y del contrato de relevo que garantice la calidad en el empleo de los relevistas y que tenga en cuenta la calidad y consecuencia en la salud de actividades profesionales a partir de cierta edad.

En clave más política, Sánchez ha recompensado a dos de sus más fieles colaboradores. Ha nombrado ministro de Transportes a Óscar Puente, exalcalde de Valladolid y actual diputado en el Congreso, que llevó la voz cantante del PSOE en la fallida investidura del líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, y ministra de Vivienda y Agenda Urbana a Isabel Rodríguez, hasta ahora portavoz del Gobierno y ministra de Política Territorial. Luis Planas repetirá como ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación y el actual presidente de Hispasat y exalcalde de Barcelona, Jordi Hereu, liderará el Ministerio de Industria y Turismo, tras perder Comercio en favor del Ministerio de Asuntos Económicos de Nadia Calviño, que asumirá ahora sus competencias.