Caso ERE

Griñán, y el pulso del PSOE a la Justicia

el Partido Socialista pretende eludir su responsabilidad como partido, la misma que exigió a cajas destempladas al PP por la sentencia de la Gürtel, y, sobre todo, siembra dudas sobre la actuación judicial en el caso

La vieja guardia del Partido Socialista, con figuras tan prominentes como la del ex presidente Felipe González, están convirtiendo la demanda de indulto a José Antonio Griñán, condenado a seis años de prisión en sentencia de la Audiencia Provincial de Sevilla confirmada por el Tribunal Supremo, en un arriesgado pulso con la Justicia, cuya percepción por parte de la opinión pública española, bastante negativa, incluso, entre una parte de la militancia socialista, puede traducirse en un castigo mayor en las urnas para las opciones del actual presidente del Ejecutivo, Pedro Sánchez.

Pero si no es difícil entender los motivos que han llevado al PSOE a hacer de Griñán su bandera en el caso de corrupción política más grave de la historia reciente de España, sí lo es que los esfuerzos socialistas por convertir la sentencia de los tribunales en un error o, cuando menos, en una medida desproporcionada, no alcancen a otros veteranos miembros del partido, condenados en la misma causa, como la ex consejera de Hacienda, Carmen Martínez Aguayo, estrecha colaboradora de Griñán y su sucesora al frente de la Consejería de Hacienda de la Junta de Andalucía, que, a sus 69 años, aguarda en silencio la publicación de la sentencia y el imperativo ingreso en prisión para cumplir sus seis años de pena.

Pareciera que la doble vara de medir que de siempre caracteriza a la izquierda, también es de rigor entre sus propias filas, pero, sin duda, nos hallamos ante una estrategia política y mediática que haría agua a poco que se profundizara en el capítulo de los hechos probados por los tribunales, que describen perfectamente las argucias contables y administrativas de todo tipo llevadas a cabo para sostener un sistema clientelista modélico en el género. Pero salvando la figura de Griñán y, en menor medida, la de Chaves, sobre el que no pesa pena de prisión, el Partido Socialista pretende eludir su responsabilidad como partido, la misma que exigió a cajas destempladas al PP por la sentencia de la Gürtel, y, sobre todo, siembra dudas sobre la actuación judicial en el caso.

Porque, es preciso denunciarlo, junto a los argumentos meramente morales que exhibe el PSOE para reclamar el indulto, subyace la clara pretensión de deslegitimar la sentencia, estrategia que se reforzará con los dos votos particulares de los magistrados discrepantes, cuando estos se publiquen. Por supuesto, no negamos que concurran circunstancias personales en José Antonio Griñán, como su avanzada edad y la práctica imposibilidad de reincidencia, que pueden amparar el indulto, más allá de las consideraciones sobre su impoluta trayectoria política y profesional, desmentida por los hechos, pero la primera condición debe ser la de aceptar el daño causado. Y ello incluye, y muy principalmente, a la dirección del Partido Socialista Obrero Español.