El coronel Velez: un hombre de “Excelencia”

Acostumbrado, como estoy, a recibir noticias trágicas a lo largo de mi vida, he comprobado, la pasada semana, que sigo manteniendo intacto ese sentimiento interno que gradúa el nivel de dolor que dichas noticias te causan. Recibí la llamada de un buen amigo desde La Rioja que, conocedor de mi gran amistad con el coronel de la Guardia Civil Jesús Vélez Artajo, me preguntaba si podía confirmarle el fallecimiento de Jesús. Mi sorpresa fue mayúscula. En ese primer momento, mi silencio como respuesta fue fruto del vacío interior que me creó una noticia tan dolorosa, y que entonces desconocía. En un proceso rapidísimo, de unas pocas horas, en los momentos finales aislado de su familia que no le vio morir, el amigo Jesús se nos iba de este mundo, atacado por un viras asesino que sigue amenazando mortalmente a toda la sociedad.

El coronel Vélez, al que conocí en los primeros años 80, fue uno de mis mejores y más leales colaboradores en los tiempos difíciles de Interior, en aquellos años de “sangre, sudor y lágrimas”, cuando el terrorismo se multiplicaba y atacaba con saña a la España democrática. Fue el primer guardia civil que destinamos a nuestra embajada en Paris, al frente de una responsabilidad nueva, entonces de una importancia muy relevante: enlace con la Gendarmería francesa en la lucha contra ETA.

Al lado de Joan Raventós, nuestro embajador en Paris, Jesús supo abrirnos camino, junto al agregado de la Policía, en el objetivo prioritario de conseguir una colaboración policial intensa y eficaz con las autoridades francesas en la lucha contraterrorista. Comodín siempre presente, por su entrega, sacrificio y preparación, en muchas de las iniciativas que los responsables directos de la Guardia Civil tomaban por la vía de urgencia, el nombre del coronel Vélez aparecía en la última propuesta si se trataba de un destino de alta responsabilidad. Y uno de esos destinos, de los más destacados sin duda, consistió en poner en marcha el GAR; los Grupos Antiterroristas Rurales que se desplegarían en el País Vasco y Navarra en apoyo de las comandancias provinciales.

Cuando ya se retiró, después de sufrir en su persona y en su carrera una persecución injusta, canalla e infame por haberse destacado en su colaboración conmigo, el coronel Vélez, mi amigo Jesús, siempre estuvo presente, con su ánimo y su consejo, en los momentos más difíciles que viví. Su vida una vez retirado transcurrió entre la atención a su familia, algún viaje, su pasión por el canto, llegando a formar parte de uno de los coros de más prestigio en el mundo de la lírica y del concierto, el coro “Excelencia”, y los encuentros que mantenía con sus compañeros guardias civiles. Echaré mucho de menos los cafés y las charlas juntos, recordando aquellos difíciles años 80, siempre en compañía del comisario Pedro Martínez Suarez, que nos permitieron tejer una sólida amistad.

Jesús, descansa en paz.

Rafael Vera Fernández

Ex Secretario de Estado para la Seguridad 1982-1994