Tensión
Los rectores: «¿Cómo se puede ir a un mitin y no a un examen presencial?»
Manuel Castells dice que no rectifica y pide ahora a las universidades que se examine online y escuchen a los alumnos para evitar más contagios de Covid
Hay tensión en la universidad. Las relaciones están dañadas entre los rectores y el ministro; y entre los estudiantes y los rectores por el conflicto de los exámenes presenciales que ahora los alumnos demandan que sean online. Los rectores lamentan «hechos puntuales» de aglomeraciones al comienzo de algunas pruebas y no han ocultado su malestar con los mensajes «populistas» del ministro de Universidades, Manuel Castells, al despachar el conflicto con un tuit defendiendo ahora los exámenes online, cuando siempre se ha apostado por la presencialidad.
Las últimas declaraciones del ministro tampoco han ayudado a reconducir la situación. «No voy a rectificar, no se puede ser indiferente al clamor de los estudiantes ante la agravación de la pandemia. No se puede mantener lo previsto en la situación de extrema gravedad en la que nos encontramos (…) Pido que se escuche a los alumnos y tomen medidas», dijo sin querer entrar en más polémicas.
Pero algunos rectores creen que hay más ruido en las redes sociales que dentro de la universidad. Es más, creen que en esa «fijación» por mantener los exámenes online «hay intereses económicos espurios de empresas online que se dedican a resolver en tiempo real exámenes a los estudiantes con la posibilidad de devolverles el dinero si no aprueban», asegura un rector que prefiere mantenerse en el anonimato. El sentir general de los rectores es que las aulas son seguras frente al virus, que los estudiantes se concentran a las puertas de las aulas «porque ellos quieren» y el ministro Castells «no tiene ni idea de cómo funciona la universidad». Su queja es que «hemos estado haciendo actividades presenciales, como seminarios, clases y prácticas y no ha habido ninguna queja hasta ahora. ¿Cómo se puede dejar ir a un mitin ahora que llegan las elecciones catalanas o incluso a votar y poner pegas a un examen presencial?», indican las mismas fuentes. «No hay ninguna universidad seria que no haga pruebas presenciales incluso las que tienen enseñanza virtual», añaden.
Pero el enfado de los estudiantes con los exámenes presenciales es mayúsculo. «Ya sea por incapacidad de las universidades o por una falta de voluntad para adaptar la educación a la nueva era digital, se está obligando a los estudiantes a asumir unas exigencias desmedidas», han asegurado en un comunicado conjunto el Consejo de Estudiantes de Universitarios del Estado (Ceune) y la Coordinadora de Representantes de Estudiantes de Universidades Públicas (Creup). Es más, creen que «la falta de iniciativa de la Universidad para adaptar las pruebas de evaluación a un modelo telemático y de calidad no puede repercutir en la salud pública». De momento, hoy hay convocada una concentración de alumnos frente al rectorado de la Universidad Autónoma de Madrid porque «queremos decidir una evaluación segura», dicen los estudiantes.
El máximo órgano de representación de los estudiantes lamenta que desde enero cerca de un millón y medio de estudiantes universitarios regresaron a las aulas bajo un contexto de incertidumbre, con unas cifras de contagios cada vez más elevadas y “sin respuesta por parte de las instituciones”.
Tampoco ven de recibo que se les obligue a “tener que elegir entre su derecho a la educación y la posibilidad de contagiarse. Siempre hemos defendido la máxima presencialidad posible, pero no a cualquier precio, no podemos permitir que se siga poniendo en riesgo al conjunto de la comunidad universitaria”.
También acusan al universidad de falta de previsión y trabajo para minimizar sus efectos en el plano académico y niegan que la calidad y el formato telemático sean extremos incompatibles, como dicen los rectores. “Este falso dilema se está utilizando para argumentar el riesgo de plagio y copia entre los estudiantes, escondiendo el debate real sobre la falta de renovación de los métodos de evaluación; mientras se divide a los estudiantes en “honestos o deshonestos”. Resulta inaceptable que se pongan en entredicho los valores de “honestidad, transparencia y responsabilidad” del estudiantado.
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