Escaños
El ring electoral de la España vaciada
Distintas plataformas estudian la posibilidad de concurrir a las próximas elecciones para condicionar la política y atraer inversiones a sus territorios
A día de hoy nadie duda de que la irrupción en el Parlamento de la agrupación de electores Teruel Existe tras las elecciones del 10 de noviembre fue un rotundo éxito. El movimiento ciudadano, que nació hace ahora 20 años, logró ser la lista más apoyada de su circunscripción con 19.696 votos, el 26,70% del total de los votos, por delante de la formaciones tradicionales. Un diputado y dos senadores. Ese fue el premio que recibió la plataforma que a estas alturas negocia de «tú a tú» con el PSOE y ha conseguido elevar el presupuesto para su provincia a cambio de su apoyo a las cuentas. El fenómeno de la España vaciada se ha colado de lleno de en la agenda política, hasta el punto, que esta semana ocho presidentes autonómicos firmaron una declaración conjunta en materia de financiación y despoblación en Santiago de Compostela. El asunto de la cohesión territorial ocupa un lugar destacado en los mensajes que en las últimas semanas trasmiten los dos principales partidos (PP y PSOE) que –si tal y como anunció la Plataforma de la España vaciada en su tercera Asamblea concurren a las próximas elecciones– podrían ser los más afectados por la irrupción de este fenómeno.
«En dos meses, en enero de 2022, es cuando queremos dar el salto a la Política aunque todavía no está claro cuál será el modelo que sigamos», asegura a LA RAZÓN Antonio Sanz, uno de los coordinadores de la plataforma España vaciada. Representada por más de 160 colectivos de doce comunidades autónomas -algunos de ellos con más de veinte años de trabajo- su manifestación del 31 de marzo de 2019 marcó un antes y un después y la puesta de largo de un movimiento que amenaza al bipartidismo.
Sin una fecha concreta para las próximas generales, pero con el horizonte de finales de 2023 o principios de 2024, los partidos tradicionales miran con recelo a estas plataformas que amagan con robarles algún escaño. «Dependerá de cuándo sea la elección, lo que se plantea, en un principio, es un posible escenario de cambio o continuidad entre Sánchez y Casado», señala Eduardo González Vega, consultor del Centro Internacional de Gobierno y Marketing Político (CIGMAP) de la Universidad Camilo José Cela. En su opinión, el eje izquierda-derecha «podría desvirtuar» el voto de la España vaciada, de ahí la importancia del momento en el que se celebren los comicios y «que los partidos tradicionales cambien su estrategia para satisfacer las necesidades de los votantes de estos territorios».
Además de la importancia de la fecha, también repercute el sistema electoral español. En las elecciones generales, España se divide en 52 circunscripciones: una por provincia más Ceuta y Melilla. «Está diseñado para que todas las provincias tenga representatividad en el Congreso porque, en caso contrario, los partidos solo se preocuparían de las personas que viven en las zonas más pobladas, que, por lo tanto, tendrían todos los privilegios de gestión».
Este sistema también repercute en el coste de los escaños. El número de escaños elegido por cada provincia y ciudad autónoma no es proporcional al número de habitantes de cada territorio, lo que quiere decir que las provincias más deshabitadas tienen más escaños de los que les correspondería por población. Con este sistema, en las elecciones de noviembre, los 3,65 millones de votantes de Madrid eligieron a 37 diputados con un «coste» de 96.175 votos, frente a los 46.899 sorianos que eligieron dos diputados con un coste de 23.499 votos.
«Desde un plano de reparto de escaños, estas formaciones políticas quieren irrumpir en circunscripciones pequeñas», explica Lluis Orriols, politólogo y profesor de la Universidad Carlos III, donde los grandes partidos se llevan la totalidad de los votos. Por lo tanto, «cualquier tipo de irrupción de cualquier formación que consiga penetrar en estas circunscripciones, va a ser a costa de PP y PSOE, es decir de los grandes partidos», asegura.
Ambos expertos coinciden en subrayar el éxito de un fenómeno que todavía no es real. «Dependerá de cómo se presenten. Con lo que se juega es con la identidad y con la defensa de tu territorio, lo que no sé es si esa España vaciada va a integrar todas las necesidades individuales», subraya González Vega. «El conflicto urbano-rural es un fenómeno que no solo está ocurriendo en España, por lo tanto, sí que es verdad que existen ventanas de oportunidad», añade Orriols. La otra gran incógnita derivada de este fenómeno está relacionada con la futura gobernabilidad del país en un hemiciclo cada vez más fragmentado y sin mayorías. «Si tienes representatividad y condicionas, tienes poder. El juego se trata de transformar votos en poder, y en muchas ocasiones, con un solo diputado puedes ser clave», señala González Vega. «Van a ser partidos dóciles en la conformación de mayorías. Serán partidos que no van a ejercer vetos o buscar bloqueos para que haya repetición electoral», añade Orriols.
La despoblación de muchas zonas rurales es un problema de décadas, que emergió en la pasada campaña electoral del 28 de abril tras la masiva manifestación de la España vaciada. Los partidos políticos, todos sin excepción, incluyeron en sus programas electorales medidas concretas para atajar esta sangría. El asunto no es baladí. España cuenta con 8.131 municipios repartidos por 50 provincias, Ceuta y Melilla. Muchas de ellas son pequeñas poblaciones. El 47% tiene menos de 500 habitantes, el 44% tiene entre 500 y 10.000 habitantes, el 8% tiene entre 10.000 y 100.000 habitantes y, por último, 63 municipios (menos del 0.8% del total) tienen más de 100.000 habitantes. Según los datos del Padrón Continuo del Instituto Nacional de Estadística (INE), 5.002 tienen una población menor de 1.000 habitantes. Castilla-León, Castilla-La Mancha y Aragón son las comunidades con mayor número de localidades con 1.000 habitantes mientras que Andalucía, Cataluña y Madrid aglutinan los municipios con más de 100.000 habitantes. Alrededor de 22 millones de españoles viven en los 100 municipios más poblados de España. Es decir, el 46,7% de la población vive en tan solo un 4% del territorio. O, dicho de otra manera: en el 96% del territorio viven poco más de la mitad de los habitantes, y la cifra cae en picado.
Aunque todavía no han formalizado su estructura, el hecho de que se hable de la España vaciada les da un visibilidad y notoriedad, el primer paso para que se cumpla la profecía y logren representación en el Congreso de los Diputados.
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