Abandona la neutralidad

Moncloa vira y endurece su crítica a Juan Carlos I

El Gobierno eleva ahora el tono contra el padre del Rey y se alía con sus socios. Creen que debería haber dado «explicaciones»

Cambio de paso. Moncloa se había abrazado a la neutralidad y había sido, hasta ahora, muy cautelosa en su modo de referirse y de reaccionar a las informaciones que han ido llegando este fin de semana sobre la primera visita de Juan Carlos a España. Al contrario que sus socios en el Gobierno y en el Congreso de los Diputados, la parte socialista del Gobierno ha optado por limitar sus críticas y dejar en manos de la Casa Real y del propio padre del Rey las explicaciones pertinentes.

De hecho, en esta operación de proteger a la Corona ante las afrentas de sus aliados, el PSOE ha soportado en estos días las presiones de Podemos en el Gobierno, quien ha cargado ferozmente contra los ministros socialistas por no elevar su voz y abrirse, entre otras cosas, a regular la inviolabilidad del Rey. Hasta la vicepresidenta Yolanda Díaz había contradicho en esta ocasión al PSOE. Del «cada minuto que pasa sin dar explicaciones no hace más que ensanchar la desconfianza ciudadana» de la ministra de Trabajo a la dureza del ministro de Consumo Alberto Garzón, que acusó al padre del Rey de ser «un delincuente acreditado».

Todo ha sido así hasta este lunes cuando en Moncloa han terminado por aliarse con sus socios al endurecer sus críticas al Rey a la par que practica funambulismo para que sus reproches no afecten a la actual jefatura del Estado, de la que realza sus esfuerzos por seguir la transparencia y ejemplaridad. Siguen defendiendo la labor del actual Monarca, Felipe VI, por proteger a la institución monárquica. «Está haciendo todo lo que tiene que hacer», aseveran.

Para el Gobierno, la primera visita de Juan Carlos I suponía una prueba de fuego en su modo de relacionarse y de reaccionar en el futuro ante el desembarco del Rey Juan Carlos en España, a sabiendas de que éste volverá a producirse. En Moncloa tenían por objetivo calibrar la repercusión de la visita del padre del Rey, así como la aceptación o polémica que ésta suscitase. Y en esta entente se había esforzado hasta ahora.

Ayer, la portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, rompió el guion establecido y pasó de limitarse a subrayar –como ha hecho el presidente del Gobierno en reiteradas ocasiones– que el Rey debía «dar explicaciones» a recriminarle que podía haber sido «más cuidadoso» en su primera visita a España tras dos años en Abu Dabi.

A su juicio, el padre del Rey ha «perdido la oportunidad que los españoles esperaban de dar explicaciones y pedir perdón. Y sin duda ha perdido la oportunidad que merece la sociedad española y también la democracia». Y es que la visita ha sido seguida con especial atención hasta su vuelta ayer en la tarde.

En Moncloa, como ya publicó este diario, recelaban del «espectáculo» de su vuelta y reconocían que esperaban más discreción, aunque sin visos de que sus deseos fuesen escuchados puesto que no aspiraban a mandar sobre el Rey. «Debía haber aprovechado esta visita para dar cuenta de aquellas acciones que hemos conocido y que no son compatibles con la ejemplaridad y la transparencia que se le exige a una institución como la Casa del Rey», cargó la ministra, que recordó la carta emitida por el padre del Rey hace unas semanas en las que expresó su deseo de regresar a España «en el ámbito de la privacidad».

Así, reprochó que «seguramente eso que escribió sería lo que tendría que estar haciendo en estos momentos». Así en Moncloa acusan a Juan Carlos I de incumplir ese pacto. A este viraje se sumó también el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska que calificó como «oportunidad de oro» esta visita para dar explicaciones.

Para Unidas Podemos, socio minoritario en el gabinete de Pedro Sánchez, las críticas de los socialistas son insuficientes y «suaves». Califican de «grave error» el posicionamiento del PSOE sobre la Monarquía. Incluso le acusan de ser el «principal impedimento para un avance en sentido republicano» y le retan a dar el visto bueno a una comisión de investigación en el Parlamento sobre el Rey. Piden la regulación de la inviolabilidad del Rey, aunque, reconocen, que es un debate sin frutos.