Inmigración

Redadas realizadas por Marruecos reducen drásticamente el número de inmigrantes cerca de Melilla

Rabat extiende las medidas para evitar este problema a la frontera con Argelia, de dónde proceden numerosos sudaneses

Ambiente en la ciudad de Ceuta en los días posteriores al asalto a la valla desde el territorio marroquí donde se intensificaron los controles policiales y se están produciendo detenciones de los inmigrantes ilegales que circulaban por el centro de la ciudad.
Ambiente en la ciudad de Ceuta en los días posteriores al asalto a la valla desde el territorio marroquí donde se intensificaron los controles policiales y se están produciendo detenciones de los inmigrantes ilegales que circulaban por el centro de la ciudad.Alberto R. RoldánLa Razón

Marruecos, en sucesivas redadas, ha logrado reducir de forma drástica el número de personas que se escondían en lugares próximos a Melilla y que pretendían entrar ilegalmente en España, según han informado a LA RAZÓN fuentes conocedoras del asunto. De los 2.000 --nunca 5.000 como se ha dicho- que llegó a haber en la zona, quedan poco más de 300, que se han ocultado en lugares más lejanos al vallado y no en el monte Gurugú, auténtico centro de reunión para preparar los asaltos.

Uno de los motivos por lo que se ha realizado esta presión contra la inmigración, que se ha redoblado desde los incidentes de junio, que costaron la vida a decenas de personas, era el de evitar que se produjera una avalancha masiva de esas 2.000 personas a través del paso fronterizo de Beni Enzar, tal y como publicó este periódico.

Responsables de las fuerzas de seguridad marroquíes y españolas, a ambos lados de la frontera, habían mostrado su preocupación ante esta posibilidad y la dificultad para contener, con los medios a su alcance, un fenómeno de tal magnitud.

Al menos se han producido en las últimas semanas cuatro enfrentamientos entre los que se escondían en Nador-zonas aledañas y la Gendarmería-Fuerzas Auxiliares, con el resultado de unos 70 detenidos (el resto logró huir), que han sido juzgados rápidamente en la citada población y condenados a penas que no exceden de los tres meses. Muy inferiores a los sentenciados por los incidentes de junio, en los que además de los inmigrantes fallecidos, se produjeron centenares de heridos entre los agentes, algunos de extrema gravedad.

Dentro de esta estrategia de contención de la inmigración, agentes marroquíes han acudido a domicilios en los que residían africanos para darles un plazo perentorio para que abandonaran la zona y volvieran a sus países de origen.

Los esfuerzos del vecino país para frenar la inmigración ilegal por Melilla y Ceuta no se limitan sólo a las zonas adyacentes, sino que se producen en la frontera con Argelia de dónde proceden, según han comprobado los servicios de información, muchos de las personas que pretenden llegar a las ciudades autónomas, en especial los que vienen desde Sudán. Además, gracias a los testimonios de los detenidos en junio, se ha sabido de la existencia de una red mafiosa que se lucra de la inmigración ilegal y se ocupa de llevar a los que intentan pasar a Marruecos, como paso previo a España, hasta la frontera.

Según ha podido saber este periódico, los sucesos del 24 de junio han conllevado una investigación interna de Rabat por si se hubiera producido alguna negligencia entre los encargados de vigilar los puestos fronterizos con Argelia y ya se han depurado responsabilidades que no han trascendido oficialmente.

Marruecos, en el marco de las casi inexistentes relaciones que mantiene con Argel, es consciente de que su vecino utiliza la inmigración ilegal como elemento de desestabilización. De hecho, se están implementando nuevas medidas, como el reforzamiento en extensión de un vallado para lo que ya se han aprobado los correspondientes presupuestos.

En los últimos días, se habría producido, además, un incidente que supondría un salto cualitativo en todo este problema. Según informaron algunos medios marroquíes, un sudanés que había entrado ilegalmente en el país, detenido en la frontera con Argelia, portaba un fusil de asalto AK-47. Este hecho, desmentido por las fuentes consultadas por LA RAZÓN, se produce en un momento en el que organizan entradas masivas de sirios, que huyen del conflicto de su nación, en el marco de esas maniobras de desestabilización.

Sea o no verdad lo del fusil de asalto, lo cierto es que, después de la última resolución de Naciones Unidas sobre el conflicto del Sáhara, acogida con satisfacción por Rabat y con recelos por Argel, a la que se invita a sentarse en una mesa de negociación junto con el Frente Polisario y Marruecos, algo que no entra en los planes de Argelia, la inmigración ilegal se ha convertido en un arma más para mantener la tensión entre ambos países fronterizos.

En definitiva, el grupo saharaui mantiene su guerra con Rabat gracias a Argel, en cuyo territorio se asientan algunos de los campamentos. Sentarse en una mesa de negociación sería reconocer que forma parte del conflicto, que pretende sea bilateral.

Lo cierto, es que la inmigración ilegal por Ceuta y Melilla se mantiene, pero de una forma testimonial, por medio de la llegada de pequeñas embarcaciones o personas que acceden individualmente a España, a nado o por alguna zona de los vallados, cuyas medidas anti intrusión han quedado prácticamente completadas.

Otra cosa es el fenómeno de las pateras hacia Canarias, que también se combate, pero cuyo control resulta mucho más difícil por la extensión del terreno a vigilar.

Todo ello, en el marco de las buenas relaciones entre Rabat y Madrid, y a la espera de la cumbre bilateral. anunciada para este mes y retrasada hasta enero del año que viene; algunos observadores creen que no se celebrará hasta después de las elecciones de mayo que van a tener lugar en España y el resultado que se produzca. Serán indicativas de las legislativas que se deben convocar a finales de 2023 (si no se adelantan) y en las que se puede producir un cambio, con la llegada del PP al poder. Marruecos se limita a observar y esperar, consciente de que lo avanzado con el PSOE se debe consolidar con un ejecutivo presidido por Alberto Núñez Feijóo.