
Flanco Sur
España, invisible en el tablero militar de África
De 1.100 efectivos que llegó a haber en 2020 solo quedan 329, de los que únicamente 109 están desplegados en tierra firme

Flanco Sur, frontera avanzada... África, en definitiva, y, más en concreto, el Sahel. Un territorio del vecino continente que es clave para nuestro país y cuya estabilidad ha sido defendida, por necesaria, por gobiernos de todos los colores ante las amenazas que llegan desde allí. Sin embargo, esa importancia que se le daba a esta zona, a su seguridad y estabilidad, no se corresponde en la actualidad con la presencia militar española en suelo africano, la cual se ha convertido en prácticamente testimonial: de los cerca de 1.100 efectivos que se contaban hace cinco años (unos 860 sobre el terreno y el resto en el mar) se ha pasado a apenas 329, de los que únicamente 109 están desplegados en tierra firme.
Pero no solo se ha reducido el número de botas, también los medios, desde los blindados y helicópteros que había en Mali a los aviones de transporte que desde Gabón o Senegal apoyaban a diferentes misiones –españolas y europeas– en el área. Porque desde hace muchos años no era extraño escuchar, en boca de ministros de Defensa del PP o del PSOE, frases como «no podemos olvidarnos del Flanco Sur» o «la estabilidad en África y el Sahel es vital para España y Europa» para justificar la presencia de militares españoles en una zona marcada por el terrorismo yihadista o los tráficos ilícitos de todo tipo. Y, al mismo tiempo, se solicitaba a la OTAN que, pese a la invasión rusa de Ucrania, no se olvidasen de mirar al Sur. Y es este último país, Rusia, el que está aprovechando el fin de la mayoría de las operaciones militares en África para extender sus redes e influencia.
Pero ahora, esa petición a la Alianza de preocuparse del sur pierde fuerza, sobre todo en un momento en el que España se ha negado en rotundo a incrementar más el gasto militar a las puertas de una cumbre de la OTAN en la que muchos de los ojos estarán puestos en nuestro país, el cual no tendrá el peso necesario para exigir nada a los aliados.
"Adelgazamiento" progresivo
Este «adelgazamiento» militar de España en el vecino continente se ha ido materializando poco a poco en el último lustro. Antes, el peso de las Fuerzas Armadas españolas en esa «frontera avanzada» era muy importante, con Mali como epicentro. Fue en esa misión de entrenamiento de la Unión Europea en la que nuestro país puso, desde 2013, toda la carne en el asador para contribuir a la formación del Ejército del país con el objetivo de que fuese capaz de luchar contra el yihadismo que se asentaba sin resistencia en el norte. En lo que se denominó la «fábrica de soldados malienses», nuestro país llegó a desplegar contingentes de alrededor de 600 militares, más de la mitad de los cerca de 1.000 de 25 países que conformaban esta operación que se establecía en esa zona estratégica que es el Sahel.
Y además de esa numerosa contribución, durante los años que duró la misma España estuvo al mando en numerosas ocasiones.
Hasta mediados de 2024, cuando la UE la cerró, esta fue la misión más numerosa de las Fuerzas Armadas españolas en el continente africano, en tierra firme. Porque desde varios años antes (2009) España ya garantizaba la seguridad y la navegación en el Cuerno de África, por mar y por aire. Lo hacía en otra misión de la UE, la «Atalanta» contra la piratería en el Índico, contribuyendo de manera ininterrumpida con al menos un buque (con un helicóptero y un dron) y un destacamento aéreo de vigilancia basado en Yibuti con un avión. De media, nuestro país ha ido aportando en cada relevo alrededor de 300 efectivos, aunque en ocasiones, con el despliegue de dos barcos, han sido muchos más, situándose como el segundo mayor contingente en África. Una misión que, a día de hoy, continúa y cuya fuerza vuelve a estar al mando de un contralmirante español.

Y a partir de ahí, despliegues más pequeños, aunque importantes desde el punto de vista estratégico y repartidos por varios puntos del país.
De ellos, dos ya no existen: los destacamentos aéreos que, desde Libreville (Gabón) y Dakar (Senegal), apoyaban con sus aviones a misiones españolas y europeas en la zona. El primero, el «Mamba», arrancó en 2014 con unos 50 efectivos que transportaban material y personal a operaciones de la UE o la ONU desplegadas en el área del Sahel y alrededores, como República Centroafricana. Sin embargo, a principios del año 2020 se decidió reorganizar dichos contingentes, cerrando el de Gabón y potenciando el segundo, el «Marfil» senegalés (establecido en 2013), en el que llegaron a desplegarse dos aviones que prácticamente cubrían todo ese cinturón de inestabilidad.
"Disminución de las actividades" en el Sahel
Pero llegó 2024 y tras el cierre de la misión de Mali y otras en la zona, las demandas de este apoyo aéreo cayeron, por lo que en junio de ese año pasó de ser permanente a temporal y el número de efectivos bajó de unos 70 a una quincena para «optimizar recursos tras la disminución de las actividades».
Y ahora, también dice adiós. Ayer tuvo lugar un acto de arriado de bandera en Dakar, oficializándose esa despedida, la cual será definitiva el próximo día 1, cuando, una vez completada la recogida de material, sus últimos componentes regresarán a España.

Es el último gran contingente español que echa la llave, dejando en tierra firme una presencia muy reducida y con una utilidad más bien simbólica: solo 109 pares de botas militares sobre la arena. Y fuera de ella, en el mar hay 220 a bordo de la fragata «Navarra», en «Atalanta».
Misiones simbólicas en África
¿Y cómo están repartidos esos uniformados? Además de en la misión de la UE contra la piratería en el Índico (en el buque y en el destacamento aéreo de Yibuti), en otras cuatro misiones, una de ellas temporal.
La más numerosa de estas es la de entrenamiento de la UE en Somalia, muy relacionada con «Atalanta». En ella, 20 militares españoles contribuyen desde 2009 a adiestrar y asesorar a sus Fuerzas Armadas para garantizar la seguridad tanto en el interior del país como en sus costas.

Una labor que también realizan, desde el año 2016, otros siete efectivos en Bangui, la peligrosa capital de la República Centroafricana, donde antes estuvieron como parte de una fuerza multinacional para garantizar la seguridad y proteger a la población. En ese marco del adiestramiento, y la experiencia y prestigio adquirido en estas operaciones de formación, dos militares ejercen desde 2021 como observadores en la misión de entrenamiento de la UE en Mozambique.
Por último, las Fuerzas Armadas también se despliegan, aunque de forma temporal, en diversos países del oeste africano, en lo que se denomina operaciones de seguridad cooperativa. En la actualidad, hay 20 efectivos adiestrando y asesorando a los ejércitos de estas naciones.
Un apoyo no permanente relacionado con las denominadas «Presencias Marítimas Coordinadas», un intento de misión en el que, en diferentes periodos, la Armada despliega un buque para colaborar con los países del Golfo de Guinea. El último ha sido el «Relámpago», que ya regresa a España, como ya hicieran antes muchos de los contingentes con los que nuestro país contribuía a la seguridad de África.
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