Inmigración irregular

La Isla de El Hierro lanza un grito de socorro

Pescadores y funcionarios dan la voz de alarma tras varias semanas de llegadas de pateras incontroladas. «No se están poniendo los medios»

Inmigración Canarias
Inmigración CanariasLa Razón

«La situación es realmente dramática. Nos está afectando a nuestro modo de vida y, lo peor, es que no se están poniendo los medios acordes con lo que tenemos enfrente». El que pronuncia estas palabras es Fernando Gutiérrez, portavoz de la Cofradía de Pescadores del puerto de La Restinga. Este tranquilo puerto que pertenece al municipio de El Pinar se ha visto sobrepasado por la avalancha de llegadas de pateras a sus instalaciones. Este embarcadero de la Isla de El Hierro es desde hace unas semanas el epicentro de la inmigración irregular como otrora lo fueron Arguineguín en Gran Canaria o Lampedusa en Italia. No importa que para llegar hasta esta pequeña isla canaria de 268,7 kilómetros cuadrados de superficie y 11.000 habitantes quienes se suben a una barcaza principalmente desde la vecina Senegal, Gambia o Guinea Bissau tengas que poner en peligro su vida para recorrer más de 1.700 kilómetros y alcanzar este territorio, que es el más alejado de África. Este aluvión de llegadas está influyendo en la vida de los locales que reclaman mayores recursos y también está protagonizando un rifirrafe entre el Gobierno autonómico y nacional como consecuencia de la falta de recursos. No solo entre los dirigentes existen choques, también los encargados de rescatar y vigilar a los inmigrantes que desembarcan en la Isla de Hierro están con la espada en alto porque consideran que faltan medios para dar respuesta a la crisis. LA RAZÓN habla con algunos de los protagonistas.

Fernando Gutiérrez nos atiende por teléfono desde su despacho. Reconoce que no ha salido todavía al exterior por lo que no sabe si han llegado o no barcazas durante la jornada. Aun así, reconoce que «llegan todos los días. Se nos está yendo de las manos. Nos estamos convirtiendo en el Lampedusa del Atlántico», asevera. Su día a día en el mar se ha transformado a raíz de este goteo incesante de rescates. «El puerto está saturado de pateras tanto en el agua como en la tierra. Las propias vías de comunicación que hay dentro del muelle están obstruidas porque están llenas de pateras que no se rompen ni se destruyen al ritmo que llegan. Nos hemos visto desbordados con esto desde hace un mes y pico». Durante la conversación cita ejemplos cotidianos afectados por el trasiego de personas que llegan de manera irregular hasta El Hierro. «No hay ni capacidad para trasladarlos en autobuses porque no hay suficientes y se tienen que adaptar las rutas para atender esta demanda. Es algo muy serio». De hecho, se muestra tajante a la hora de describir la situación a día de hoy: «No es lo mismo que llegue una patera cada cuatro meses a que lleguen todos los días y llevamos así unos meses. Esto nos está desbordando, estamos diciendo que hay que poner medios».

La población local es una de las afectadas por este fenómeno que está poniendo contra las cuerdas las capacidades y la coordinación entre todos los actores que participan en el dispositivo de asistencia. Una de ellas es Salvamento Marítimo, encargada de rescatar, remolcar y asegurar la llegada al puerto de las barcazas. En Canarias hay actualmente diez embarcaciones de rescate tipo Salvamar y tres patrulleras tipo Guardamar, entre otras. En el Hierro opera la «Adhara», cuya actividad se ha multiplicado en las últimas semanas. Marcos Díaz Lires, coordinador estatal de Salvamento Marítimo en CGT, nos explica en una conversación telefónica que «los compañeros están desbordados». Asegura que en un solo día realizan hasta cuatro servicios con tiempo de descanso «inexistentes». «La carga de trabajo no es simplemente física sino también emocional. Si no se ponen medidas va a pasar lo mismo que en 2020 cuando las tripulaciones fueron cayendo poco a poco al no ampliarse los medios», describen.

Fuentes de Salvamento Marítimo aseguran a LA RAZÓN que sí que se ha reforzado. «Desde 2017 se incrementaron tanto los medios materiales y humanos de Salvamento Marítimo en Canarias, con objeto de mejorar las condiciones en las que el personal presta sus servicios en la situación de emergencia humanitaria», aseguran.

Es complicado conocer con exactitud el número de llegadas en las últimas semanas a la pequeña isla de El Hierro. Las imágenes de los últimos días mostraron un continuo trasiego de llegadas que confirmó el informe quincenal que publica el Ministerio del Interior. El archipiélago recibió 8.571 personas durante los primeros 15 días de octubre, unas cifras desorbitadas que se traducen en 571 llegadas diarias durante la quincena y que han continuado creciendo en los últimos días. No obstante, los datos oficiales no recogen las llegadas a cada isla sino el cómputo global a todo el archipiélago. Este repunte migratorio es consecuencia, según Interior, de la desestabilización en la región africana del Sahel, de donde procede la mayoría de los migrantes.

Este fenómeno y su gestión ha propiciado las visitas esta semana del ministro de Interior en funciones, Fernando Grande-Marlaska, y el de Migraciones, José Luis Escrivá. Durante su visita, Marlaska anunció el envío de dos nuevos aviones de la Guardia Civil se incorporarán este martes a las labores de vigilancia marítima en la ruta atlántica para reforzar el dispositivo de gestión migratoria en el archipiélago

En declaraciones a LA RAZÓN, Agustín Leal, portavoz de la asociación Justicia para la Guardia Civil (Jucil),critica la medida. «Otra vendida de moto más», y añade, «de qué nos vale que haya una avión sobrevolando Senegal para decirnos que llegan cayucos. Hay que interceptarlos en tierra y no hay efectivos». El sindicato mayoritario de la Guardia Civil, insiste en que «la labor de la Guardia Civil es de prevención y si los pocos efectivos que tenemos están a la llegada de cayucos y custodiar los centros de acogida no podemos hacer laborales de prevención en la calle». Desde el sindicato también ponen el acento en el riesgo de que los terroristas islamistas lleguen en pateras a España. En definitiva, la isla de El Hierro se ha convertido en un polvorín ante el colapso de la red asistencial y el incremento del descontento de vecinos.