Elecciones 28-M
Más de doscientos cargos de Ciudadanos en toda España ya se han pasado al PP
En la dirección naranja no hay más incentivo que ver quién llega al final para repartirse la «caja»
La descapitalización de Ciudadanos (Cs) avanza a pasos de gigante a medida que se aproximan las próximas citas electorales. Más de doscientos cargos naranjas han abandonado ya en toda España las siglas que fundó Albert Rivera para pasarse al PP, según fuentes solventes de la dirección popular. El proceso de absorción desde las bases lo están intentando llevar, de momento, con discreción en la dirección del PP, y tampoco quieren hacer oficialmente público el desglose territorial de «fichajes». Alegan que por «guardar las formas y el respeto entre partidos», aunque en realidad es una puesta en escena lo más señorial posible para no pinchar el proceso y para poner sordina a las acusaciones de la cúpula naranja de que favorecen el transfuguismo.
En todo caso, es una realidad que Cs tiene graves problemas para completar sus candidaturas de cara a las elecciones de mayo, y la crisis se agravará aún más ante las generales, si antes no bajan la persiana del partido. De hecho, la cifra de más de doscientas fugas se queda corta, ya que no tiene en cuenta a todos los que han llamado a la puerta del PP, pero éste, por una razón o por otra, no ha considerado oportuno abrírsela. En este sentido, la candidata al Ayuntamiento de Madrid, Begoña Villacís, es una de las que están en este grupo, al frustrarse la negociación con Génova.
La vicealcaldesa ha tenido ahora que gestionar el golpe de que en la presentación de su lista solo repitan con ella cuatro de sus diez concejales, los otros seis han dado la espantada. Y eso que la capital madrileña sigue siendo uno de los principales graneros de voto que conservan los naranjas. Los datos que manejan les hacen confiar en que Villacís conseguirá mantenerse en el Ayuntamiento, pese a verse afectada también por el hundimiento en apoyo popular que lastra al partido en toda España.
En esta etapa de elaboración de listas, es el componente personal, el de los nombres que se caen, el que atrae todos los focos de atención, pero esta disolución de Ciudadanos, y lo que pueda ocurrir con la división de la izquierda, puede tener muy importantes consecuencias sobre el mapa de poder que salga de las urnas en las elecciones autonómicas y municipales.
Hace cuatro años, el PSOE fue el gran beneficiado de la división del centroderecha en tres siglas y del hecho de que tanto Ciudadanos como Vox consiguieran unos buenos resultados. Ahora solo hay dos en ese bloque, y está por ver el poder de movilización del partido de Santiago Abascal en el conjunto territorial. Vox también está teniendo problemas para completar sus listas sin caer en perfiles excesivamente estridentes. Los números con los que trabajan en Ferraz y en Génova coinciden en que muchas de las «plazas» conservadoras, que hoy tienen alcaldes socialistas, volverán otra vez a manos de la derecha. Los populares gobiernan en 13 capitales de provincia, y fuentes del equipo de campaña del PP confirman que aspiran a más que duplicar esa cifra.
No se puede obviar que en el nuevo reparto que saldrá de las urnas de mayo también va a ser decisivo si la izquierda es hoy capaz de superar el umbral de 5 por ciento de la representación municipal. Este factor es determinante porque coloca al PSOE en la misma situación en la que estuvo el PP en 2019, sin mayorías absolutas se quedaría sin el gobierno. Ante esta primera meta volante de mayo, previa a las generales, todas las partes están viendo ya cómo articularán el relato para presentarse en la noche electoral como ganadoras.
La trascendencia del pulso que PSOE y PP librarán en Valencia se significa en los recursos que los dos partidos están volcando en la campaña y en la implicación en la misma de los dos líderes nacionales. Para el caso de que el PSOE fracase en la reválida del pacto del Botánico, en Ferraz miran a Barcelona, como posible trofeo a exhibir para compensar la caída en uno de los feudos autonómicos que ha simbolizado históricamente el poderío territorial del PP.
Mientras PSOE y PP se adaptan al nuevo marco en el que se mueve lo que se presentó como la «nueva política», en la actual dirección de Ciudadanos no hay más incentivo que el de ver quién aguanta hasta el final para repartirse la «caja» del partido antes de echar el cierre.
Cs tiene un problema de capital humano, pero también de definición ideológica, sin un perfil de propuestas que le permita diferenciarse con claridad del PP, y con una confusión en la política de pactos que les lleva a que ahora estén debatiendo otra vez si deben abrirse al acuerdo con el PSOE. Un dilema que ha perdido ya su sentido político, al haber sido superado por el nuevo entorno.
La caía de Cs hace que el centro vuelva a ser un espacio de competición política. Alberto Núñez Feijóo ha mordido ahí, hasta el punto de que el propio CIS atribuye al PP una nueva bolsa de medio millón de votantes socialistas. Pero también Pedro Sánchez va a intentar jugar el balón en ese terreno pese a la herencia de esta legislatura.
✕
Accede a tu cuenta para comentar