
Choque de poderes
Moncloa ataca a los jueces que incomodan a Sánchez: "¿No podemos hablar porque son dioses?"
El presidente del Gobierno inicia una ofensiva sin precedentes ante el devenir las causas que afectan a su mujer, a su hermano y al fiscal general del Estado

Pedro Sánchez no va a frenar. Al contrario. El presidente del Gobierno conduce un coche a punto de estrellarse con el Poder Judicial. Pero el choque forma parte de un plan. El líder socialista, según admiten fuentes gubernamentales, va a "escalar" su guerra con la judicatura.
El presidente, que el martes acusó en TVE a dos togados de "hacer política" por investigar a su entorno personal, inicia una ofensiva sin precedentes ante el devenir las causas que afectan a su mujer, a su hermano y también al fiscal general del Estado. La tensión institucional entre el Poder Ejecutivo y el Poder Judicial está en máximos.
Pero en Moncloa la consigna es la siguiente: "¿No podemos hablar porque son dioses? Del Gobierno, de la acción del Gobierno, se habla por parte de los jueces", concede una alta fuente del Ejecutivo, que reitera que su gabinete respeta a la Justicia, pero no detecta lo mismo en dirección contraria. "Hemos sido y somos absolutamente respetuosos con el Poder Judicial. No tengo la misma sensación a la contra", insiste esta fuente.
El presidente Sánchez está encolerizado por las causas judiciales que afectan a su esposa, a su hermano y al fiscal general. Por eso, la maquinaria de Presidencia se mueve para intentar horadar la credibilidad de una "minoría de jueces", como refirió este martes la portavoz del Ejecutivo, Pilar Alegría, cuyas decisiones "cuesta mucho entender".
En el Ejecutivo siguen convencidos de que tras los pasos de los jueces Juan Carlos Peinado, Beatriz Biedma y Ángel Hurtado hay una conspiración política que persigue derrumbar al Gobierno a cualquier precio en connivencia con la derecha política y mediática. Sánchez cree que su entorno está como está no por haber cometido delito alguno, sino por ser quienes son.
"Al presidente le afecta personalmente. Le afecta cuando le preguntan por sus familiares, que son inocentes, por lo que él sabe. Por tanto, que diga que no le parece que una instrucción esté siguiendo unos parámetros estándar, me parece bien. Hay que hablar las cosas por su nombre", zanja una fuente del entorno directo de Sánchez en Moncloa.
La pugna sigue. Y los encontronazos entre Sánchez y la Justicia se multiplican. El círculo de confianza del presidente no se esconde y sostiene que el hecho de que haya separación de poderes no significa que los poderes no puedan interactuar. Y, por tanto, que puedan criticarse. El equipo del presidente, lejos de rebajar la confrontación, argumenta: "El Ejecutivo puede criticar a los jueces, igual que los jueces critican al Gobierno", explica una fuente de confianza del líder socialista.
Moncloa lleva tiempo provocando al Poder Judicial, al que sustrae de parcialidad y dibuja como un actor político con intencionalidad. Cabe recordar que Sánchez ya insinuó que la oposición tiene una conexión directa con buena parte de la judicatura y eso, razonó, permite al PP y a algunos de sus 'fontaneros', como el jefe de gabinete de Isabel Díaz Ayuso, jugar con las "cartas marcadas".
Aquel comentario del líder socialista no sentó nada bien en el órgano de gobierno de los jueces, cuya presidenta, Isabel Perelló, tuvo que salir a defender a los jueces de las acusaciones de 'lawfare' de Sánchez, que lleva meses repitiendo desde que trascendió la trama del "caso Cerdán" y las actividades profesionales de su mujer.
El Consejo General del Poder Judicial critica que se cuestione "de forma generalizada" a los jueces y se les acuse de tener "sesgos políticos". Desde que Sánchez está en Moncloa, el debate sobre el envite del Ejecutivo a la separación de poderes no ha hecho más que crecer. En este lapso, el presidente del Gobierno ha situado en algunas de las instituciones más importantes del país a personas dependientes de las órdenes jerárquicas de Ferraz.
Esta situación ha supuesto un cuestionamiento de la independencia de las instituciones del país. Quizá una de las más afectadas -y señaladas- sea el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), dirigido por José Félix Tezanos, un antiguo miembro de la Ejecutiva Federal del PSOE.
Pero a esta lista se suman el Tribunal Constitucional, la Fiscalía General del Estado, el Tribunal de Cuentas, el Consejo de Estado, Renfe, RTVE, Efe, Hispasat y Correos. Tampoco se libran algunos de los puestos de representación en el extranjero más jugosos, como las embajadas españolas ante la OCDE, la ONU y la Unesco. Todos y cada uno de estos organismos tiene al frente a un 'colocado' por el presidente del Gobierno; motivo por el que algunos medios internacionales han cargado contra el líder socialista.
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