Lenguas cooficiales

«A Puigdemont le vale con que ganemos tiempo»

Debate del catalán en la UE. Exteriores presiona para que se admita a trámite la exigencia de Junts frente a la mayoría que pide un informe previo

El expresidente catalán Carles Puigdemont en el Parlamento Europeo
El expresidente catalán Carles Puigdemont en la EurocámaraJULIEN WARNANDEFE/EPA/JULIEN WARNAND

El Gobierno en funciones se la juega hoy en Bruselas a una única carta, que consiste en conseguir que se admita a trámite su iniciativa, forzada por Carles Puigdemont, parahacer del catalán, del euskera y del gallego lenguas oficiales de la UE –actualmente hay 24- sin que antes se exija ningún informe jurídico.

Conscientes del rechazo general europeo a esta exigencia del ex presidente de la Generalitat, orientada a avanzar en el reconocimiento de Cataluña como Nación, la «jugada» del Gobierno en funciones para sortear la oposición de sus socios pasa por forzar que su propuesta se admita a trámite, y que sea después cuando se pida ese informe jurídico que analice la viabilidad de esta iniciativa.

Con esta patada hacia adelante, que tiene bastante de juego teatral, confían en calmar a Puigdemont y que la negociación para la investidura de Pedro Sánchez siga su curso.

Nuestra diplomacia sabe que la mayoría de los países quieren que se emita ese informe jurídico antes de decidir si se admite a trámite o no la propuesta del Gobierno español en funciones, y esta segunda opción equivale a un «No» en la dinámica comunitaria.

Esto es lo que explica que todos los esfuerzos estén puestos en ganar tiempo y tirar el «balón» hacia adelante, sabiendo que las posibilidades de que prospere la exigencia de Puigdemont se ajustan prácticamente a cero.

El ex presidente de la Generalitat, prófugo de la Justicia, ha criticado estos años con mucha dureza a ERC por su «colaboracionismo» en Madrid a cambio de nada, y sobre esta base ha construido un relato épico que le ha permitido mantener prietas las filas más radicales del soberanismo. Venidas a menos, pero amarradas sobre esta construcción discursiva.

Sin embargo, en Moncloa creen que con vender que la exigencia independentista ya ha entrado en el circuito de la burocracia comunitaria, aunque no tenga posibilidad de prosperar, será suficiente para que Puigdemont haga como que se cuelga una medalla y la negociación continúe abierta.

En la diplomacia española avisan de que la Unión es un bloque plurilingüe y multicultural, y esto es lo que explica que los socios sea muy reacios a abrir la puerta a nuevas lenguas oficiales, lo que, a su vez, haría que estas demandas se multiplicasen en el interior de los países. En el caso español, las necesidades de Sánchez para mantenerse en Moncloa han hecho que ya se haya dado ese paso, y hoy el Congreso de los Diputados estrena los pinganillos que Puigdemont también ha exigido como requisito previo antes de negociar sus condiciones para sostener a un Gobierno de coalición.

La opción de que Puigdemont pueda utilizar la decisión que se tome hoy en Europa como excusa para dar un portazo a las conversaciones no entra dentro de los cálculos de Moncloa. El análisis, en clave de Madrid, se sostiene en el principio de que Puigdemont no puede tirar por la borda la oportunidad, «única», que tiene para encontrar una solución a su situación personal y para recomponer un partido que está en horas bajas en lo político y desde el punto de vista económico. Por eso esperan de él complicidad en cuanto a que sea «comprensivo con las implicaciones financieras, políticas y legales de una decisión como la que exige a la UE». «Está en manos de terceros», por lo que el Gobierno en funciones espera que le baste con que se deje fluir el debate, en una puesta en escena en la que todas las partes saben que está condenado a caerse de la agenda. De momento, como España preside este semestre el Consejo de la UE, puede marcar los tiempos y no forzar un voto, lo que también ha animado a que en Moncloa den por hecho que saldrán bien parados de este examen ante el independentismo.

«A Puigdemont le basta con que ganemos tiempo. Sabe que es prácticamente imposible que lo que plantea salga adelante. Le vale con que se admita a trámite y la pelota eche a rodar». Desde este planteamiento recuerdan que en 2004 el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero ya solicitó el reconocimiento oficial en la UE de las lenguas cooficiales españoles, y ya propuso, igual que ahora, que se procediese a una modificación del vigente Reglamento en el que se establece el régimen lingüístico de las instituciones de la Unión. No se consiguió y el ambiente entre los países europeos no ha cambiado significativamente desde entonces.

En tanto que el desenlace de este debate europeo se da por bastante amortizado, el Gobierno en funciones está «calentando» la investidura de Alberto Núñez Feijóo con un endurecimiento de su posición pública ante la negociación en marcha. Y ahí entra ese cruce de declaraciones en el que desde la parte de Madrid se insiste en fijar como condición la renuncia a la unilateralidad y que, además, se acepte que la tramitación de la amnistía, bautizada de otra manera, se producirá después de que Sánchez haya pasado el examen de la votación del Congreso. Junts no ha hecho hasta hoy ningún guiño hacia estas exigencias.

De hecho, el pulso que mantienen ERC y Junts con el objetivo de las próximas elecciones catalanas lo que está alentando es que desde el independentismo se advierta de que en ningún momento van a rebajar sus condiciones máximas. ERC y Junts se retroalimentan en ver quién se cobra más caro el apoyo a Sánchez.

Aragonès espera que se avale la oficialidad del catalán

El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, espera que el Consejo de la Unión Europea (UE) avale este miércoles la oficialidad del catalán, y llama al Gobierno a usar «toda su fuerza y capacidad diplomática» para lograr un consenso entre los Estados miembros. «Esperamos que Europa acompañe el derecho de los ciudadanos de Cataluña a poder usar nuestra lengua», afirmó ayer en declaraciones a los medios. Además, Aragonès subrayó que el catalán es una «lengua europea hablada por 10 millones» de personas, más que otras que ya son oficiales en la UE. Por otro, lado, en un artículo publicado en La Repubblica (Italia), Público (Portugal), Table.Media (Alemania) y Nacional (Croacia), el president reivindicó la oficialidad del catalán en la UE por «igualdad lingüística».