Tribunales

La UCO constata el boicot de García Ortiz con el borrado masivo de sus móviles y correos

Detecta que el grueso de los mensajes se produjeron en las horas críticas de la filtración y que hizo siete copias de seguridad antes del registro

Cuenta eliminada del fiscal general, Álvaro García
Cuenta eliminada del fiscal general, Álvaro GarcíaLR

Ni teléfonos, ni mensajes ni correos electrónicos. El fiscal general ha hecho desaparecer cualquier indicio de prueba contra él en la causa por revelación de secretos. La Guardia Civil ha constatado que Álvaro García Ortiz se deshizo de todos los datos que le podían comprometer en la investigación por la filtración del correo de la pareja de Isabel Díaz Ayuso y que, además, realizó siete copias de seguridad del material ahora desaparecido.

Los últimos informes de la UCO aportados a la causa y a los que ha tenido acceso LA RAZÓN, demuestran que lo que hizo el fiscal general trasciende el borrado protocolario por seguridad al que se refirió en su interrogatorio. García Ortiz se deshizo de todos los teléfonos y cuentas de correo, tanto los personales como los profesionales, y se cercioró de no dejar rastro a los investigadores.

Por ello, la Guardia Civil ha concluido que hubo un borrado "intencionado" y que esta acción se produjo en varias ocasiones el mismo día en que el Tribunal Supremo le abrió causa. Esta falta de pruebas dificulta en gran medida el esclarecimiento de los hechos, aunque no parece que vaya a obstaculizar la investigación que dirige el magistrado Ángel Luis Hurtado. Al contrario, el instructor entiende estos movimientos como indicios que le incriminan en la filtración del correo en el que Alberto González Amador reconoció la comisión de dos delitos de fraude fiscal.

Vaciado inmediato

De las pesquisas realizadas por la UCO se desprende que la primera actuación del fiscal general se produjo el 16 de octubre. Apenas horas después de el Tribunal Supremo aceptara investigarle por revelación de secretos, García Ortiz borró todos los datos que atesoraba en los teléfonos empleados en marzo. A las 15:04 horas de aquel miércoles eliminó 5.877 mensajes y dejó sus dos teléfonos vacíos.

El 23 de octubre cambió los dos terminales por otros nuevos y se quedó los viejos. Y, 24 horas más tarde, los activó momentáneamente para realizar una copia de seguridad. El análisis de los dispositivos desvela que García Ortiz realizó hasta siete copias entre aquella jornada y el 30 de octubre; día en el que la UCO irrumpió en su despacho para registrarlo.

Tampoco las cuentas de correo arrojan luz a los hechos. El fiscal general decidió realizar una copia de seguridad de su cuenta privada el 24 de octubre a las 7.42 horas. Cuando los agentes fueron a recuperar su contenido, se encontraron con que lo había borrado. "Esta cuenta se ha eliminado recientemente y quizás se pueda recuperar", reza el mensaje de Google con el que se toparon al intentar acceder.

La cuenta de correo personal

Las posibilidades de recuperar la cuenta fueron nulas. Según indican, se intentó descargar la copia de seguridad mediante el uso de tokens de autentificación (que permiten esclarecer la identidad del usuario) pero no obtuvieron ninguna validación. Tras ello, encontraron una segunda cuenta, de índole personal y que estaba en activo, a la que procedieron a descargar para comprobar si García Ortiz podría haber ocultado ahí los mensajes de Whatsapp guardados. Tampoco fue posible.

Por todo ello, la Guardia Civil traslada al juez que ha habido un borrado "intencionado" y "deliberado" de todos los datos privados y que incluso dicho borrado se llegó a ejecutar hasta "en dos ocasiones". De esta forma no se deja rastro de nada de lo acontecido entre los días 8 y 14 de marzo del año pasado, que están en el foco de los investigadores por ser cuando se fraguó la filtración que ahora se investiga.

Con todo, de su dispositivo personal se pudo obtener información que cuadra con la rescatada del móvil de la fiscal jefa de Madrid, Pilar Rodríguez. La Guardia Civil determina que en aquellos días se produjeron un total de 123 comunicaciones, 54 de las cuáles se ciñen a las horas críticas de la filtración y la publicación de una nota informativa.

La llamada de las 17.00 horas

En concreto, el 13 de marzo, coinciendo con la noticia de que la Fiscalía ofrecía un pacto a González Amador, se detectaron 27 llamadas entrantes y salientes; misma cifra que el día 14 cuando se filtraron en prensa los correos confidenciales del empresario y se emitió la nota de desmentido. En palabras de la UCO, se trató de una "extraordinaria actividad" telefónica, sobre todo en la madrugada.

La UCO confirma el trasiego de llamadas de García Ortiz con su camarilla en la Fiscalía, información que ya se había obtenido del teléfono de Pilar Rodríguez, y desvela que la noche del 13 al 14 no mantuvo comunicación alguna con ningún periodista. Tan solo consta la llamada a las 21.38 horas de la noche del redactor de la Cadena Ser que aludió en exclusiva los correos. Sin embargo, no la cogió porque estaba hablando en paralelo con Rodríguez.

Lo que sí revela el informe es que, horas antes de la filtración, sobre las 17.00 horas, se comunicó con una persona de la Fiscalía, con la que mantuvo una conversación de más de seis minutos. En cualquier caso, el Supremo queda ahora a expensas de que las compañías Google o Whatsapp respondan al requerimiento de aportar información sobre todo el material clave borrado.

No obstante, el magistrado tiene claro que existió una "dinámica delictiva" en la que se buscó revelar secretos de un particular con una finalidad "política", y es que los mensajes llegaron a Moncloa y desde allí se preparó su difusión a través del entonces secretario general de los socialistas madrileños Juan Lobato. Su móvil evidenció las órdenes de Presidencia para publicar el contenido, demostrando que la mañana del 14 de marzo ya lo tenía en su poder para sacárselo a Ayuso en la Asamblea, previa filtración y publicación en prensa.