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Fran Rivera: “Cayetano y yo decidimos en su día que debíamos estar unidos a Kiko, por mi padre”
Aunque echa de menos el mundo de los toros, está feliz con su faceta de colaborador televisivo. Ahora, además, protagoniza el vídeo de Isabel Ayuso para concienciar a los jóvenes de Madrid sobre el coronavirus
Vive junto a una mujer de bandera que le ha dado sosiego y estabilidad, y unos niños maravillosos en una bonita casa en el corazón de Sevilla. El Rocío es su rincón y los caballos una pasión que comparte con Lourdes y que le sirve de escape a su alma libre cuando los compromisos profesionales de los que tanto disfruta se lo permiten. Rivera se ha curtido en los envistes que la vida le ha dado y hoy es un hombre nuevo. Su parecido a Carmen Ordóñez es el mayor piropo que le pueden hacer y sus amigos más íntimos, uno de sus más valiosos legados. Esta semana ha manifestado públicamente su apoyo a su hermano Kiko Rivera, un gesto que demuestra la unidad entre los hijos de Paquirri. Además, ha sido noticia por protagonizar, junto a «influencers» como Pelayo, la nueva campaña de concienciación contra el coronavirus que Isabel Díaz Ayuso ha lanzado dirigida a los jóvenes.
-¿Qué tiene la aldea de El Rocío que tanto le gusta?
-No sabría explicarlo. Es mi rincón. Yo allí llego y se me cambia el humor. Si estoy cansado, se me pasa. Si llego triste, me pongo alegre. El ambiente, el aire... Aquello es distinto a todos los sitios donde he podido estar. Encuentro la calma. Para mí lo esencial es que allí está la Virgen de El Rocío. Si me pierdo algún día, buscadme allí.
-El mundo del toro no vive su mejor año. ¿Cómo ve el panorama?
-La verdad es que el toreo tiene que hacer gala de todos esos valores que tenemos, porque va a ser duro, muy duro. De esta pandemia la Fiesta va a salir muy herida. No de muerte, porque creo que con el toro es imposible acabar. El toro es parte de la historia y la cultura de España, pero va a salir muy herido, como muchos sectores. Vamos a tener que reinventarnos, que hacernos fuertes y lucharlo. La asignatura pendiente del toreo, y creo que hemos llegado a un punto de inflexión total, es enseñar lo que es el toreo y los valores que tiene el toro.
-¿Qué está pasando en la actualidad política?
-No tengo ni idea. Creo que no lo saben ni ellos y que, en lugar de centrarse en arreglar problemas, están centrados en dividir España, que es un error. Alguno puede pensar que es la mejor manera para asegurarse su sillón. Yo creo que a los políticos de hoy lo que menos les preocupa es el bienestar social. Lo que más les preocupa es su bienestar. Partiendo de esa base, fíjate el problema que tenemos.
-¿Es de los pocos españoles que esta semana no habla de las elecciones en USA?
-Intento vivir al margen de cualquier política, porque no entiendo nada, y cada vez menos. Además, la información que llega es tan distinta, o las informaciones tan dispares, que la verdad es que es muy difícil seguirle la pista a lo que está pasando en el mundo. Lo que sí tengo claro es que dependiendo de quién sea presidente de Estados Unidos, repercutirá en España muy directamente. Es algo importante para nosotros. Pero una cuestión que tampoco me quita el sueño.
-¿Cómo están viviendo en casa la pandemia?
-Con muchísima preocupación y mucha pena. Estamos viviendo cosas que jamás se nos hubiera ocurrido que íbamos a vivir. Se está yendo mucha gente buena, familiares de amigos, incluso amigos, con una tristeza enorme. Cada vez que me dicen que algo es imposible que pase, me echo a temblar.
-Ha vuelto a la televisión como colaborador…
-Llevo ya cuatro años. Pero ahora con un proyecto con el que estoy encantado. Estoy feliz. Me ilusiona. Me encuentro muy querido, muy cuidado en «Espejo Público». Tengo grandes amigos ahí. Desde el primer día tengo el cariño de todos. Me hace una ilusión tremenda entrevistar a la gente que quiero o admiro. Disfruto y me lo paso genial.
-En realidad ha vivido familiarizado con los medios desde que nació.
-Bueno, eso sí. Pero siempre en el otro lado. Ahora he aprendido a ponerme en la piel del contrario. Es difícil y lo estoy haciendo. No me considero ni siquiera entrevistador. Lo que sí sé es decirte quién entrevista bien y quién mal, porque me han hecho tantas entrevistas en mi vida que eso ya sé diferenciarlo desde que estoy al otro lado de la cámara. He aprendido muchísimo y estoy muy agradecido por la oportunidad.
- ¿Qué dan más miedo, las cámaras o los toros?
-Las cámaras, la gente y las preguntas no dan miedo. Lo que sí deben dar miedo en todo caso son las contestaciones. A mí me dijo alguien a quien quería mucho y al que estaré eternamente agradecido, que es Manolo Prado, que un hombre es dueño de su silencio y esclavo de sus palabras. Bueno, hay quienes hacen las preguntas con mejor o peor tono, pero la respuesta es lo decisivo. Los toros sí que dan miedo de verdad (risas). El toro es un animal que impone mucho respeto. Es una maravilla. Fíjate si es especial el toro bravo, que es el único animal que sin ser carnívoro, es capaz de pelear con otro animal, que es el hombre, hasta la muerte durante veinte minutos. Y desarrollando esa nobleza y esa capacidad de lucha hasta el final. No existe un animal ni siquiera parecido.
-¿Cómo ha conseguido Lourdes ese equilibrio que mantenéis con la familia que habéis formado?
-Primero, porque ella es todo lo que buscaba en una mujer, consciente o inconscientemente. Segundo, porque es todo magia. Es una mujer con muchísimos kilates. Tiene una cabeza privilegiada. Es una mujer increíble, lo mires por donde lo mires.
-¿Cuál es su mayor cualidad?
-Tiene muchas. Yo no me atrevería a quedarme con una. No podría decirte ahora mismo. Yo creo que su inteligencia emocional, su categoría humana, la sensibilidad que tiene para todo. Es una mujer, mujer. No sabría cómo explicarlo.
-¿Qué tiene usted de Carmen Ordóñez?
-¡Uy! Pues espero que mucho. La mejor herencia que me ha dejado mi madre es mi capacidad para disfrutar de la vida, cómo vivirla y disfrutarla, y todo lo bueno que nos da la vida. Aparte de su legado, evidentemente, la mejor herencia que me ha podido dejar es eso y sus amigos más íntimos.
-Ella era un verso libre, ¿no?
-Bueno, hay que ser libre. Mi madre me ha enseñado a respetar y a querer a las personas por lo que son y por cómo son. No por lo que tienen. Al revés. Esa es una visión maravillosa por la que siempre le estaré agradecido. Partiendo de ahí, si la gente que la conoció y que me conoce a mí me dice que me parezco en algo a ella, me llena de orgullo y de satisfacción, como imaginarás.
-Pregunta obligada: ¿qué opinión le merece lo que ha pasado con su hermano Kiko e Isabel Pantoja?
-Yo prefiero no tener opinión en esto, la verdad. Prefiero no tenerla... Siento muchísimo que mi hermano esté pasando por esta situación y que esté pasándolo mal.
-Hace unos años usted y su hermano Cayetano retomaron el contacto con Kiko…
-Cayetano y yo siempre lo hemos intentado y es por lo que hemos luchado. Fuimos nosotros los que decidimos en su día que debíamos estar unidos. En su día incidí yo en que teníamos que acercarnos a mi hermano Kiko, porque sé que es lo que mi padre hubiese querido. No somos ni de lejos una familia ejemplar en ese sentido ni tampoco los hermanos más ejemplares. Tenemos nuestras dificultades, pero bueno, en los momentos durillos siempre nos demostramos que estamos ahí. Nuestra familia es tan pública que… Lo que sí te puedo decir es que todo esto me da muchísima pena.
-¿Qué queda en el tintero de Francisco Rivera?
-En el mundo del toreo me quedaron muchas cosas que no pudieron ser, pero ya no van a ser. En la vida, espero que mucho. Yo espero morir con las botas puestas y dar guerra a todo lo que da (risas).
-Porque ya no contempla volver a los ruedos, ¿no?
-Primero, un torero lo último que puede hacer es el ridículo o dar pena. En segundo lugar, llega un momento en el que físicamente un torero no puede seguir. Además, mentalmente tiene que estar muy bien preparado. Para estar en el toro tiene uno que dejarlo todo a un lado y centrarse solo en eso. Y la familia también tiene derecho a estar tranquila cuando sales de casa. Todo tiene su momento. Yo tomé la decisión, pensada y conscientemente. ¿Que lo echo de menos? Pues claro. Hay días que lo echo muchísimo de menos. El toro ha sido mi vida. Pero las decisiones se toman para cumplirlas y además hay que respetar a los compañeros que están en activo y que están dando toda su vida al toro. No, no hay opción de que vuelva a torear, por ahora. No, por ahora no. No volveré a torear, si Dios quiere.
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