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Tentado de llamar a Tamara Falcó para que me ayude a cruzar la calle

Tamara Falcó con traje negro y zapatillas.
Tamara Falcó con traje negro y zapatillas.@tamara_falco

Ya que ni Marlaska ni Ábalos vienen en mi ayuda para que pueda ir a comprar los periódicos o al súper sin romperme la crisma, y dado que no he visto ni a un vecino coger la pala para ejercer el nuevo derecho que anuncia el Franco delegado del Gobierno en Madrid («Todos los madrileños tienen derecho a limpiar sus aceras»), confesaré que he estado a punto de llamar aTamara Falcó, mi musa preclara, para intentar cruzar la calle y llevarme al quiosco de Prensa. Pero no poseo su móvil ni tan siquiera cuenta en Instagram, donde la marquesa tiene a bien narrar sus vicisitudes, promociones y demás. Ahora está de fiesta virtual para celebrar su millón de seguidores en esa red, y lo hace con un vídeo musical en el que también muestra, faltaría más, su lado solidario y campechano de marquesa pop. Por muchas cosas que venda o publicite, sea un traje de Pronovias tan escotado que solo podría bendecirlo el padre Ángel, un pijama ideal para dormir calentita las noches sin novio o una línea de cosméticos idónea para planchar arrugas tempranas, no olviden que la muy noble Tamara tiene corazón de ONG y alma de Teresa de Calcuta pasada por Loewe o Zara, depende. Ella sí ejerce el derecho a limpiar las aceras de su casa, como pide el Franco de ahora, e imagino que lo hace luciendo un mono naranja maravilloso, botas modelo Chelsea de suela track y una pala de la Ferretería Armani con mango de pedrería. Acompaña a la influencer en el vídeo conmemorativo su Íñigo Onieva (O nieva o hiela) rescatando coches varados en la Siberia madrileña y llevando gente a los hospitales. Dios, Virgen Santa, San Pedro de la Moncloa, qué no daría uno por tenerlos de vecinos.

Tampoco estarían mal mami Isabel y tito Vargas Llosa, pero no los veo ideales de la muerte como bastón de este viejo cabreado que le grita a la tele. Mientras, el Simón que no se cansa de predicar en el desierto hace referencia a lo bien que lo pasamos estas Navidades y sus consecuencias, el aumento de contagios, con una frase fetén para nuevas camisetas: «De aquellos polvos, estos lodos». Acabarán pidiendo a mi Tamara que se ponga a vacunar.