Marqués de Griñón
Esther Doña, tras la estela de Isabel Preysler
Después de un año de luto, la viuda de Griñón ha contratado a un publicista para que le lleve las redes sociales y su imagen
El matrimonio de Esther Doña con Carlos Falcó le ha dado a la malagueña un protagonismo social que, mientras duró la relación, estuvo centrado en el marqués de Griñón, ya que «toda mi vida giraba en torno a él». Ella iba un paso por detrás y se cubría de años para disimular un poco las cuatro décadas de distancia. A un mes de cumplirse un año de la muerte de Falcó, resurge cual Ave Fénix y fija el rumbo de su travesía como marquesa viuda de Griñón y de Castel-Moncayo, algo a lo que no renuncia: «Los títulos, gustarme me gustan, claro que sí. Puedo ser marquesa, pero lo que soy es la mujer de Carlos». Y así será considerada hasta que vuelva a casarse.
Tanto Carlos Falcó como Esther Doña tenían claro, ley de vida, que él fallecería antes «aunque siempre pedíamos que fuera lo más tarde posible». De ahí que el marqués de Griñón le dejase encomendado a un buen amigo, Vivencio Fernández, que cuidara de Esther en su ausencia. Eso ha estado haciendo, el «tutor» asignado por Falcó, pero ahora, Esther Doña da un paso más y aumenta su equipo de asesores. El covid precipitó la despedida de los marqueses, e incluso aún no se ha podido celebrar un funeral multitudinario, y dentro de un mes se cumplirá un año del fallecimiento con el testamento sin repartir. Su viuda, ante las propuestas de trabajo y pasado el tiempo de luto, ha decidido dar un giro en su estrategia comunicativa y contratado los servicios de una publicista para llevarle las redes sociales, la imagen y los proyectos. «Personalmente empiezo una página en blanco y un relato que desconozco dónde me llevará, pero que inicio con ilusión, sosiego, serenidad y esperanza», confiesa Doña.
Ciertos paralelismos
Esa página en blanco la ilustra con unas fotos que ha distribuido entre los medios de comunicación y sus redes sociales para que empecemos a conocer a la Esther Doña que ha estado agazapada detrás del aristócrata. Preysler y Doña vuelven, así, a unirse.
De manera que, igual que le pasara a Isabel cuando se divorció de Julio Iglesias, que comenzó a gestionar una vida que se había hecho pública a raíz de su boda con el cantante y que, gracias a esa empatía, tan bien gestionada y rentabilizada por Preysler con los medios de comunicación y marcas publicitarias, también sirvió para lanzar a las portadas a su segundo marido, Carlos Falcó, consiguiendo un rédito publicitario muy jugoso para todos, incluida la marquesa viuda de Griñón, ahora Esther no quiere desaprovechar la oportunidad que esa fama le brinda para gestionarla como un trabajo. Aunque, si Preysler se organiza sola, Esther Doña ha querido formar un equipo para rentabilizarlo.
El supuesto «novio»
Curiosamente, en las fotos distribuidas por Esther con su nueva imagen, va con piezas de Chocrón. Precisamente es con el joyero Moisés Chocrón un hombre discreto y felizmente casado, con el que insistentemente se la ennovia. Y que no puede ser más falso: «Si algo tengo como principio es respetar un matrimonio. Es no conocerme pensar que yo podría aceptar una relación con alguien casado». Moisés ha sido un buen amigo de la pareja, «él nos hizo las alianzas de nuestra boda», y, a su vez, Esther es embajadora de la firma, por tanto, les seguiremos viendo juntos. Lo cierto es que una viuda joven y atractiva como Doña es una buena candidata para tener «novios». Aunque ella insiste en que no es algo que sea prioritario en su vida ya que «noto a Carlos a mi lado. No me siento sola».
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